jueves, 22 de diciembre de 2011

WEB BOT: LA COMPUTADORA DEL FIN DEL MUNDO

Once culturas diferentes de la antigüedad predijeron un momento de transformación radical acompañado de un colapso planetario en nuestra actual civilización que afectará profundamente la conciencia colectiva del planeta, y ese momento – que no es ni el primero ni el último de los ciclos de “cuenta larga” que no sólo los mayas manejaban en la antigüedad - reeditará míticos tiempos pasados de angustia, llanto y rechinar de dientes, necesario dolor que preludia todo nacimiento. 
Y de ninguna manera nos estamos refiriendo al falso “fin del mundo” patológicamente interpretado del calendario maya, una mentira absoluta y tendenciosa, sinó, como ya hemos expuesto reiteradamente en este blog, del final de una involución que nos ha ido empobreciendo inexorablemente y que ha tocado fondo. 
Nuestra escritura lineal es uno de los tantos ejemplos de esto: el hombre antigüo miraba y escuchaba al cielo hablar y la sabiduría que recibía no necesitaba escribirla porque le era inmanente. 
A medida que fue involucionando, descendió primero hasta el símbolo y la pintura, de concepción aún tetravalente ( expresarlos le permitía mantener su cabeza vigilante hacia las estrellas ), 
y por último su constante empobrecimiento lo llevó hacia la escritura, la cual sólo era posible en una “planilandia” de papel donde la mente biológica renunciaba a su tercer ojo ganando una sordera y una ceguera patológicas a los multiuniversos que alguna vez le fueran tan transparentes. 
Paradójicamente, para poder escribir y leer hay que agachar la cabeza, porque la escritura representa la pérdida de la memoria de los cielos y la renuncia a levantar la mirada hacia las estrellas. 
Esto no es más que un simbolismo, uno entre tantos: nuestra civilización festeja el nacimiento de la escritura cuando en realidad debería llorarla, de la misma manera que hoy festeja la degradación, la pérdida de la dignidad y de la intimidad, la desvalorización de las personas y de la vida. 
La crisis del capitalismo, el cambio climático, el terremoto político en África y en toda la órbita musulmana, la irrupción de nuevas tecnologías en nuestra vida diaria, la inexorable crisis económica europea y norteamericana con el consecuente ( y previsible ) derrumbe del euro y del dólar, la muerte masiva de animales en todo el planeta, la inusual magnitud de los fenómenos telúricos como el megatsunami japonés
o la macrotormenta solar potenciada por una alineación galáctica sin precedentes en siglos, que podría poner en jaque a nuestros satélites, a nuestra tecnología y a nuestra civilización, temas de los cuales informamos profusamente en este sitio, 
forman parte de una conjugación, de un macrocosmos al cual nuestro actual autismo nos ha dejado sordos, ciegos e inválidos, y al cual se agrega nuestra arrogancia ignorante ( como toda arrogancia ) para escuchar al menos desde el pasado las voces del futuro. 
Sin embargo, se ha agregado un nuevo protagonista sumándose a las predicciones de los sabios del pasado, augurando un momento muy difícil para la humanidad, y es una voz electrónica: se llama WebBot. 
Se trata de un famoso programa informático que cuenta con un gran número de aciertos “proféticos” aunque al mismo tiempo exhibe casi idéntica cantidad de fracasos. 
ACIERTOS 
Puede decirse que fue capaz de predecir ( aunque como bien se ha dicho, todo depende de las interpretaciones que se les dé a los resultados ) los ataques del 11 de septiembre ( predijo en julio del 2001 que habría un evento que alteraría la vida de la humanidad en 60 a 90 días ), 
el huracán Katrina, el huracán Rita, el tsunami de Sumatra en 2004, el de Japón en 2011 ( “fenómeno costero provocado por anomalías en la magnetósfera” ) y el colapso financiero del 6 de octubre de 2008, basándose en el ‘pulso’ del Internet. 
FRACASOS 
Entre sus fallos más estruendosos figuran la predicción del inicio de una crisis global el 25 de octubre de 2009, una crisis cerealera en el hemisferio norte en 2011, 
un terremoto de gran magnitud en California ( y otros cinco vaticinados y nó ocurridos ), un importante ataque terrorista el 8 de julio de 2010, o el inicio de la Tercera Guerra Mundial también en 2010, precipitada por un ataque misilístico de Israel a Irán. 
DONDE TODO COMENZÓ 
El programa fue desarrollado en 1990 por Cliff High y George Ure originalmente con el único fin de predecir tendencias financieras en los mercados bursátiles, pero ciertas reiteraciones nó azarosas de proyecciones y repeticiones de términos específicos del programa hicieron sospechar a sus creadores que el mismo era también capaz de predecir acontecimientos de importancia mundial. 
En realidad, hay que destacar aquí algo muy importante: la máquina no realiza verdaderamente predicciones: simplemente lee, en períodos de entre 60 y 90 días el "pulso" presente en internet durante ese lapso, tomado a través de un análisis informático llamado “sistema de araña” 
determinadas palabras claves ( las que se repiten constantemente ) y los bits de los textos que las rodean, incorporando en sus análisis todo el tráfico de la web, redes sociales incluídas, lo que le permite identificar tendencias globales con sorprendente precisión. 
En definitiva, la máquina sólo analiza las tendencias humanas presentes en cada período y de ninguna manera pueden tomarse como profecías, ya que como todos sabemos, las tendencias y preferencias humanas pueden cambiar tan imprevisible como rápidamente. 
Es decir: el impulso mediático que ha tenido la llegada del año 2012 y sus agoreras profecías obviamente presentan en la web un enorme paquete de tendencias, más allá de su sustento lógico ó nó ( hecho que Web Bot no es capaz de analizar o filtrar ), y si la suma total de opiniones en la web sobre el fin del mundo el 21 de diciembre de 2012 dá un mayor número de convencidos de que ocurrirá que de escépticos, la máquina proyectará esa tendencia como posibilidad concreta. 
De la misma manera, queda involucrada aquí otra cuestión controversial, y es el poder del pensamiento colectivo de la humanidad y su influencia sobre el futuro. 
El poder que el clima psíquico ejerce sobre el clima físico ha sido demostrado por otro sistema computado, el Global Consciousness Project de la Universidad de Princeton cuyo creador 
Dan Radin (Time-reversed human experience: Experimental evidence and implications) ha logrado medir la concicencia colectiva del planeta y probar que afecta la materia y demostrando que las personas somos capaces de percibir físicamente hasta 6 segundos el futuro ( dos casos emblemáticos fueron el atentado a las torres gemelas y la muerte del papa Juan Pablo II ), aunque el porcentaje de esta influencia no parece indicar que sea suficiente para provocar cataclismos físicos descontrolados, ni para evitarlos. Influye, pero en un nivel relativo. 
QUÉ DICE LA COMPUTADORA SOBRE EL FIN DEL MUNDO EN 2012 
Actualmente, la Web Bot proyectó para 2012 un evento de proporciones apocalípticas ( una proyección lógica, ya que todo el mundo se encuentra hablando de ello en la web ), provocada por una “combinación de pandemias, colapso económico, inversión de los polos magnéticos, una serie de ataques nucleares a escala reducida, desintegración de la asistencia sanitaria y energías desconocidas desde el espacio”, a la vez que registró para el primer semestre de 2012 un enigmático vacío de información, lo cual se interpreta como que el sistema electrónico del planeta sufrirá un importante percance ( tal vez relacionada con la gigantesca tormenta solar sobre la cual están advirtiendo todos los astrónomos del mundo ) y según la interpretación de su creador, Cliff High, un regerso a una étapa tribal, un retorno a la naturaleza. 
Otras dos proyecciones que maneja Web Bot es un nuevo colapso del mercado financiero global y la eventual caída del dólar como moneda internacional, pero para predecir esto no hay que ser una máquina: nosotros lo venimos advirtiendo en este blog desde hace dos años. Los detractores de Web Bot dicen que es ridículo que esta máquina pueda predecir desastres naturales, consecuencia de insondables ritmos terrestres y de la entropía del universo. 
Pero en la vereda de enfrente quienes consideran al planeta como un ser vivo que interactúa con las conciencias de los seres que lo habitan, consideran a nuestros biosistemas capaces de captar los procesos naturales que se desenvuelven como un todo interconectado.
VIDEO 1
 

1 comentario:

La Redonda dijo...

Todo este asunto del 2012 no es más que una patética parodia de nuestra incorruptible ignorancia.

Argumentamos justificaciones y mecanismos de defensa ridículos que nos liberen de nuestras culpas y nuestros errores, basados en lo que manifestaron otras culturas a las que nos creemos capaces de comprender e interpretar, y entonces poder así dejar en paz a nuestro Poncio Pilatos interno. Si pasa algo, los Mayas nos advirtieron con solemne respeto y si no pasa nada pasaran de bastión cultural a ser unos indios que no sabían nada (¿Apostamos?)

Ese es nuestro lamentable modus operandi, la transferencia constante, la lavada de manos sin excepción. No hemos aprendido nada, no tenemos ni la menor idea de lo que significa evolucionar. No tenemos ni un pelo seres inteligentes, somos horribles monstruos de intención y pensamiento, vejando y abusando en cuanta ocasión se nos presente al planeta, al prójimo, al universo y en definitiva a nosotros mismos.

El futuro no es algo que acontece de un día para el otro por el capricho o el designio de un holograma mental producto de una patología infantil y emocional, el futuro se construye y basta con mirar alrededor para hacer por una sola vez un acto de honestidad y reconocernos como los más grandes “destructores” de la historia universal.

No necesito que ninguna cultura ancestral me diga que el hombre ha perdido el rumbo pero puede recuperar la luz en un acto de conciencia ¿Qué rumbo? ¿Qué luz? ¿Qué conciencia?
Y tampoco necesito que una suerte de dios 3.0 me de sus proyecciones estadísticas en función a un conteo de repeticiones. Nosotros somos la repetición más aberrante de cualquier estadística.

Para ver el futuro solo necesitamos observar detenidamente el presente sin olvidar el pasado.
Conclusión: Nosotros somos el 2012.

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