Investigadores de la Universidad de Jiaotong en Shangai realizaron experimentos con ratones que sugieren que la enterobacteria humana puede contribuír causativamente al desarrollo de la obesidad , la cual consecuentemente podría ser combatida a través de dietas que alteren la presencia de microbios en el estómago.
Los ratones sobre los cuales se experimentó, se mantuvieron delgados a pesar de ser alimentadas con una dieta hipercalórica compensada con mucho ejercicio, pero cuando algunos fueron inyectados con la Enterobacteria humana, se volvieron rápidamente obesos.
La enterobacteria es parte de la flora normal del tracto intestinal humano, pero se vinculó con la obesidad después de ser encontrada en grandes cantidades en el intestino de un voluntario humano con obesidad mórbida, según el informe publicado en la Sociedad Internacional de Ecología Microbiana.
Los roedores fueron inyectados con la bacteria durante un máximo de 10 semanas como parte del experimento, y añadieron que uno de los autores del estudio, Zhao Liping, interviniendo en el estudio como paciente humano. perdió peso considerablemente al ser sometido durante dos años a una dieta de "granos enteros, tradicionales alimentos medicinales chinos y probióticos", que reducen la presencia de la bacteria en el intestino del paciente hasta niveles 'indetectables'.
Alimentos fermentados probióticos como el melón amargo ajustan el equilibrio de las bacterias en el intestino, según informó a principios de año la revista estadounidense Science.
La obesidad en todo el mundo se ha más que duplicado desde 1980, según la Organización Mundial de la Salud, con más de 500 millones de adultos en todo el mundo que sufren de la enfermedad de acuerdo con estadísticas de 2008.
Los ratones sobre los cuales se experimentó, se mantuvieron delgados a pesar de ser alimentadas con una dieta hipercalórica compensada con mucho ejercicio, pero cuando algunos fueron inyectados con la Enterobacteria humana, se volvieron rápidamente obesos.
La enterobacteria es parte de la flora normal del tracto intestinal humano, pero se vinculó con la obesidad después de ser encontrada en grandes cantidades en el intestino de un voluntario humano con obesidad mórbida, según el informe publicado en la Sociedad Internacional de Ecología Microbiana.
Alimentos fermentados probióticos como el melón amargo ajustan el equilibrio de las bacterias en el intestino, según informó a principios de año la revista estadounidense Science.
La obesidad en todo el mundo se ha más que duplicado desde 1980, según la Organización Mundial de la Salud, con más de 500 millones de adultos en todo el mundo que sufren de la enfermedad de acuerdo con estadísticas de 2008.
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