“Por tierra de gigantes fue también ella tenida. Habitaron en ella gigantes en otros tiempos (…) porque únicamente Og, rey de Basan, había quedado del resto de los gigantes” (Deuteronomio 2:20, 3:11 ).
“Goliat ( el gigante legendario que luego fue abatido por David ) traía un casco en su cabeza, y llevaba una cota de malla, y era el peso de la cota de 5 mil ciclos de bronce”( 57 kilogramos ) ( Samuel 21:19 ).
“También vimos allí a los hijos de Anak, la raza de los gigantes, y éramos nosotros, en comparación, como langostas” ( 1 de Samuel 17: 4-7 ).
( PASAJES DE LA BIBLIA HEBREA )
Los gigantes se encuentran omnipresentes no sólo en la memoria colectiva, sino plasmados en megalitos, en libros y en testimonios de la antiguedad, desde la Biblia, el Lebhar Gabhale ( libro sagrado de los irlandeses ), los textos sagrados sumerios o el Ramayana hindú, pasando por los relatos mitológicos indoeuropeos, griegos, nórdicos, mayas, aztecas e incas, y llegando hasta las novelas europeas de caballería de la Edad Media ( "Amadis", "Tirante el Blanco" , “Gulliver” ).
Zecharia Sitchin comenzó a transitar el camino de la revisión de la biblia hebrea a raíz de un error de traducción que descubrió siendo un niño en el capítulo sexto del Génesis donde se hablaba de los nephilim y se lo traducía como “gigantes” cuando en realidad significa “los caídos” , “los venidos abajo” o “los que descendieron de los cielos”.A partir de este controversia, Sitchin inició profundas investigaciones no sólo bíblicas sino de textos mesopotámicos, originalmente con la intención de demostrar que el texto sagrado hebreo no se refería a gigantes en su relato, sinó a seres extraterrestres que habitaron el planeta en tiempos antigüos.
Sus descubrimientos lo llevaron a confirmar sus sospechas, pero a la vez, y muy irónicamente, debió reconocer que sus nephilim eran además gigantescos ( se los tenía por hijos de Anak: los anakim, que finalmente Sitchin dedujo era el nombre que se le daba a los anunnaki ).
Este autor especula que la estatura de estos seres se debía a que habitaban originalmente un planeta con una gravedad bastante menor a la de la Tierra, y que su permanencia aquí fue reduciendo su altura progresivamente ( esta teoría explicaría también la razón por la cual buscaban habitar lugares muy subterráneos, en las profundidades de nuestro planeta donde la gravedad no es tan poderosa ).
Según la más antigüa tradición andina, “El mundo primigenio, sin luna ni sol, fue habitado por una raza de gigantes (…) y a continuación (el dios ) Viracocha dio forma al hombre, a quien advirtió que tenía que vivir en paz con ellos y profesarles veneración”
Robert Charroux en su libro “El Enigma de Los Andes” vé a estos gigantes como “seres superiores que engendraron la elite de los pueblos: reyes, héroes e iniciados”, y haciendo referencia a su unión sexual con humanos deduce que de este acoplamiento surgían hijos terrestres más altos de lo normal, es decir, un progreso para nuestra raza, pero un retroceso para los gigantes. Conforme a hallazgos arqueológicos que veremos más adelante, estos gigantes originalmente debieron haber medido unos 5 o 6 metros, su primer“versión terráquea” alrededor de 3 metros y su “versión final” resultaba aproximadamente un tercio superior a la altura de un humano promedio.
También debemos considerar que al momento que estos seres llegaron a nuestro planeta, la atmósfera aquí era más adecuada para ellos que posteriormente: en ese entonces
el gigantismo en la Tierra era común para plantas y animales ( todo tenía el doble de tamaño que ahora ).
Continúa Charroux que entre los restos arqueológicos pertenecientes a gigantes encontrados, algunos tenían seis dedos en cada una de sus extremidades ( esta particularidad aparece también en la biblia hebrea: “se halló un hombre de alta talla que tenía seis dedos en cada mano y en cada pié, 24 en todo”(Sam.21,20 Paralipómenos 20,6 ) ).
Los indios Payute, en EE.UU. conservan en sus tradiciones historias de gigantes de pelo rojo y caníbales que vivían en cuevas.
En Cataluña ( España ) subsiten las leyendas de “els gegants”, presentes en celebraciones populares y su relación con megalitos, y dólmenes ( se los considera sus constructores ).
En Portugal existe la leyenda del gigante Anteo, y los dólmenes reciben el nombre de Antas, que significa “tumba del gigante” o “construcción del gigante”.
Las leyendas sobre estos seres cubren la faz de la Tierra, así que sería harto monótono citarlas todas.
EN LA AMÉRICA ANTIGÜA
Los antigüos cronistas españoles de la época de la conquista de América hablan con frecuencia de los gigantes, y algunos hasta aseguran haberlos visto, hablado con ellos e incluso haberlos capturado por unos pocos días ( estos últimos fueron los navegantes que buscando el estrecho llegaron a la Patagonia ).
El padre José de Acosta ( considerado uno de los historiadores más respetables del período colonial ), en su "Historia Natural de las Indias"( libro 7, capítulo 3) asevera que los indios chichimecas, en México, eran gigantes " que arrancaban las ramas de los árboles como nosotros deshojamos lechugas".
El padre Juan Velasco en su "Historia Antigüa del Reyno de Quito" asegura que "Manta fue a principios de la era cristiana el teatro de la espantable raza de los gigantes" y dá detalles de algunos enormes esqueletos y huellas encontradas.
Fernández de Oviedo, en su obra "Historia Natural de las Indias" reporta que la costa a ambos lados del Estrecho de Magallanes está habitada por gigantes llamados "patagones" por sus grandes pies, que tienen una altura de 2,73 metros, grandísima fuerza y tanta velocidad en la carrera que el más veloz caballo no los consigue alcanzar" ( de allí se originó el nombre “Patagonia” para nombrar ese extenso territorio ubicado al sur de la República Argentina ).
Otro respetado historiador, el padre José Torrubia en su "Historia Natural Española" (1754) nos cuenta que habían desenterrado un esqueleto gigante de 5 metros de alto.
Maximiliano Transilvano, quien navegó junto a Magallanes en el primer cruce del estrecho a bordo de la Nao Victoria, relata que "en las cercanías del paso interoceánico algunos indios eran de muy valientes cuerpos, como gigantes".y añade que lograron capturar tres de ellos, dos de los cuales escaparon poco después y el tercero murió "por no querer comer ni beber, como es costumbre de las bestias bravas", y explica que por esa razón no los pudieron llevar para exhibirlos en España, como era su intención.
Juan de Arézaga, un clérigo que también acompañó a Magallanes, le contó a Fernández de Oviedo que " los patagones son hombres de casi 3 metros de altura y sus mujeres lo mismo."
Otro navegante, Antonio Pigafetta, escribe: "vimos cerca de la playa ( en la Tierra del Fuego ) un hombre que era tan grande que nuestra cabeza llegaba apenas a su cintura.De hermosa talla, su cara era ancha y teñida de rojo"( interesante similitud con los gigantes de "pieles rojas" del reino de Mu según las leyendas de los aborígenes de América del Norte ).El Comodoro Byron ( un navegante inglés que dio la vuelta al mundo en 1766 ) relató su propio avistamiento de gigantes en la Patagonia, y acompañó sus crónicas con precisos dibujos e incluso aseveró haberlos medido con regla ( sus medidas aportaron una altura máxima de 2,73 metros ), idea que imitaron más de 20 años después José de Bustamante, y el Almirante don Antonio de Córdoba.
Relata Byron que " los patagones son hombres agigantados y nosotros nos asombramos de su talla, porque aún sentados venían a ser tan altos como nosotros en pié. Sus medidas equivalían a 2,43 metros para los de mediano porte hasta 2,73 metros para los mayores".
Pedro Sarmiento de Gamboa por su parte nos cuenta:"desde el mar vimos humos en la costa de una isla y los indios que llevábamos a bordo comenzaron a llorar diciéndonos que allí vivían unos grandes hombres que peleaban mucho, y nos instaron a desembarcar y matarlos". En otro de sus relatos, asegura que en la Isla Grande de Tierra del Fuego atraparon un gigante y lo llevaron a la nave, bautizándolo “Felipe el indio grande”.
Aún teniendo en cuenta cierta dosis de exageración o incluso de mentiras por parte de estos navegantes para obtener mayor financiación de los reyes para futuros viajes, el número de avistamientos casi infinito que muestran las crónicas de todos los conquistadores de las Américas, sean españoles, tudescos, holandeses, franceses o ingleses ( Fitz Roy, Francisco de Camargo, John Purnety, Sebastián Elcano ) dejan lugar a pocas dudas.
HALLAZGOS ARQUEOLÓGICOS
Restos de gigantes se han hallado diseminados por todo el planeta: India, Tibet, Siria, Marruecos, Filipinas, Rusia, Africa, China, Túnez, España y Norte y Sud América.
Asimismo, se han encontrado armas ( hachas, espadas, etc. ) enormes y pesadas que sólo podrían ser esgrimidas por seres de enorme estatura.
Entre los hallazgos que pueden considerarse incluso científicamente admitidos aparecen los siguientes:
En Rusia, en la gruta de Atyueca, fueron desenterrados restos de hombres que medían entre 2,80 y 3 metros y presentaban seis dedos en sus extremidades, al igual que otros restos similares hallados en China meridional.
Otros fósiles gigantescos se hallaron en Java (China ), Chenini ( Túnez ), el lago Elgasi ( 1936 ) y la provincia de Transval ( Sudáfrica ).
En Prullans, la Cerdanya, Pirineos Catalanes ( España ) se descubrieron en 1917 fémures de entre 70 y 92 cm. de largo y nueve esqueletos completos ( estos restos desaparecieron luego misteriosamente del Museo Arqueológico de Cataluña ).
También en España un párroco ( Mossen Jaqquet ) encontró los restos de un gigante de tres metros de altura con un hierro clavado en el cráneo y restos semejantes fueron hallados en Urbasa, entre Alva y Navarra, en Medinaceli ( Castilla ), León, Cantabria y Girona ( Besalú ).
En Gargayan ( Filipinas ) se descubrió en 1956 un equeleto de 5,18 metros de alto y en Bradford, Pennsylvania ( EE.UU. ) se extrajeron de un túmulo sepulcral esqueletos cuyos cráneos mostraban por encima de los arcos ciliares unos cuernos de unos cinco centímetros y una altura de 2,13 metros ( estos restos también desaparecieron luego misteriosamente ).
En Nador ( Marruecos ), una zona próxima a la que era considerada la morada del gigante bíblico Goliat, y en Lixus ( antigua Libia ) aparecieron restos de esqueletos de niños gigantescos.
En Glen Rose, Texas, Estados Unidos, en el lecho del río Paluxy se descubrieron huellas gigantescas de pisadas pertenecientes a un homínido de 140 millones de años de antigüedad, y junto a ella, en el mismo estrato, huellas de dinosaurio.LA REALIDAD OBEDECE SIEMPRE SUMISAMENTE
Estos gigantes habrían sido los constructores de la más grande y sabia civilización instaurada sobre la Tierra, hoy perdida en el torbellino de la conciencia crepuscular de la historia.
No estamos olvidando con esto el valor simbólico que contamina todo hecho histórico: en 1.920, Nicholas Roerich mostró a los mongoles una foto de la ciudad de Nueva York y éstos, emocionados y excitados, exclamaron que ésa era sin dudar la “Tierra de Shambhala”. No tener dilucidada la naturaleza de ciertas propiedades, obviamente distorsiona su visión, aunque en lo profundo no sea muy diferente de lo que podríamos percibir nosotros de la ciudad de Nueva York conforme a lo que nuestro propio status nos permita percibirla.Tomando, por ejemplo, el paradigma de Lorenz de la “mariposa de la India”: una mariposa que barte sus alas en Nueva Delhi podría ser la causa segura de un huracán en Miami, independientemente del tiempo que transcurra. Sin embargo, la observación de un huracán en Miami no nos permitiría determinar con la misma precisión sus causas: podrían ser billones de mariposas batiendo sus alas, o de escarabajos, o de cualquier ser, ya que su proceso es infinitamente más complejo, y la confusión entre ambos es una desastrosa realidad humana a partir de la pérdida de la visión 3D.
La mitología está contaminada con simbolismos y alegorías, pero sin embargo esto no la convierte en ilusión o invención.
Si lográramos recopilar todos los cuentos de hadas de tribus antigüas, incluyendo las perdidas y las subterráneas, seguramente nos darían un mapa completo y exacto de todas las grandes migraciones de la historia de la humanidad.René Guenon dice que el hombre fue creado en varios mundos a la vez, que posee un racimo de vidas simultáneas las cuales vive al unísono, aunque por lo general sea conciente de una sola.
Estos gigantes habrían sido los constructores de la más grande y sabia civilización instaurada sobre la Tierra, hoy perdida en el torbellino de la conciencia crepuscular de la historia.
No estamos olvidando con esto el valor simbólico que contamina todo hecho histórico: en 1.920, Nicholas Roerich mostró a los mongoles una foto de la ciudad de Nueva York y éstos, emocionados y excitados, exclamaron que ésa era sin dudar la “Tierra de Shambhala”. No tener dilucidada la naturaleza de ciertas propiedades, obviamente distorsiona su visión, aunque en lo profundo no sea muy diferente de lo que podríamos percibir nosotros de la ciudad de Nueva York conforme a lo que nuestro propio status nos permita percibirla.Tomando, por ejemplo, el paradigma de Lorenz de la “mariposa de la India”: una mariposa que barte sus alas en Nueva Delhi podría ser la causa segura de un huracán en Miami, independientemente del tiempo que transcurra. Sin embargo, la observación de un huracán en Miami no nos permitiría determinar con la misma precisión sus causas: podrían ser billones de mariposas batiendo sus alas, o de escarabajos, o de cualquier ser, ya que su proceso es infinitamente más complejo, y la confusión entre ambos es una desastrosa realidad humana a partir de la pérdida de la visión 3D.
La mitología está contaminada con simbolismos y alegorías, pero sin embargo esto no la convierte en ilusión o invención.
Si lográramos recopilar todos los cuentos de hadas de tribus antigüas, incluyendo las perdidas y las subterráneas, seguramente nos darían un mapa completo y exacto de todas las grandes migraciones de la historia de la humanidad.René Guenon dice que el hombre fue creado en varios mundos a la vez, que posee un racimo de vidas simultáneas las cuales vive al unísono, aunque por lo general sea conciente de una sola.
Los gigantes de la antigüedad las habrían podido vivir todas a la vez de manera conciente. Esto no es ni más ni menos que un muy buen intento de definir la tetravalencia.
La existencia de gigantes en el pasado remoto de la Tierra, en definitiva, no deja de ser una mixtura entre realidad, espíritu, mito y leyenda.No refiere exclusivamente a lo puramente biológico, sinó que llevan implícitos mensajes arquetípicos, revestidos total o tan sólo parcialmente de cuerpos vivos, desde las raíces de la eterna tragedia cósmica. La realidad, la materia, obedece siempre sumisamente, y estas gigantescas figuras no hacen más que reflejar el actual empequeñecimiento de la sustancia, la trágica pérdida del sentido de la existencia, del contacto con la base última y fundamental de la vida, así como el hundimiento de la Atlántida obedece sumisamente al naufragio de la raíz metafísica, del enlazamiento sincrónico y osmótico entre los físico y lo psíquico.
La existencia de gigantes en el pasado remoto de la Tierra, en definitiva, no deja de ser una mixtura entre realidad, espíritu, mito y leyenda.No refiere exclusivamente a lo puramente biológico, sinó que llevan implícitos mensajes arquetípicos, revestidos total o tan sólo parcialmente de cuerpos vivos, desde las raíces de la eterna tragedia cósmica. La realidad, la materia, obedece siempre sumisamente, y estas gigantescas figuras no hacen más que reflejar el actual empequeñecimiento de la sustancia, la trágica pérdida del sentido de la existencia, del contacto con la base última y fundamental de la vida, así como el hundimiento de la Atlántida obedece sumisamente al naufragio de la raíz metafísica, del enlazamiento sincrónico y osmótico entre los físico y lo psíquico.
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