Perros paralizados por daño en su columna vertebral han sido capaces de volver a caminar después de un tratamiento pionero con inyecciones de células madre previamente tomadas del revestimiento nasal de su propia nariz ( especializadas en reparación de fibras nerviosas ) e insertadas en la parte lesionada de la espalda para que ayude a regenerar el daño haciendo el mismo trabajo.
Tras el tratamiento, los animales fueron capaces de mover sus patas previamente paralizadas y coordinar el movimiento.
La imágen de arriba muestra a Jasper, un perro previamente paralizado, que ahora puede volver a caminar casi normalmente después de someterse al tratamiento.
Pruebas anteriores en ratas paralizadas demostraron que eran capaces de mover sus patas traseras apenas seis semanas después de ser inyectados con células madre conocidas como células olfativas envainadas (OEC), pero este estudio es el primero que se realiza en animales que habían sufrido una lesión accidental en su columna vertebral al menos 12 meses antes.
Este avance en el tratamiento se acerca más que nunca al escenario que implicaría pacientes humanos, y se estima que la técnica pronto podría ofrecer esperanza a personas con lesiones de la columna si se utiliza junto con otros tratamientos como drogas o terapias físicas.
El profesor Robin Franklin, del Wellcome Trust-MRC del Instituto de Células Madre de la Universidad de Cambridge, co- autor del estudio advirtió que la técnica podría ser capaz de restaurar una pequeña cantidad de movimiento en pacientes humanos con lesiones en la médula espinal, pero que está muy lejos de poder ser capaz de recuperar todas las funciones perdidas.
El estudio, que fue publicado en la revista Brain, incluyó a 34 perros que habían sufrido graves lesiones en la columna vertebral, ninguno de los cuales podía utilizar sus patas traseras para caminar, y el grupo de perros que fueron inyectados con células madre mostró una mejora considerable, moviendo los miembros previamente paralizados, mientras algunos también recuperaron el control de esfínteres después del tratamiento, otro problema típico que presenta este tipo de lesiones junto con la disfunción sexual, la falta de regulación de la temperatura, las funciones de las manos y de la vejiga.
Sin embargo, los investigadores encontraron que las nuevas conexiones nerviosas se generaron sólo en distancias cortas dentro de la médula espinal.
A diferencia de los humanos, los perros pueden sufrir serios daños en su médula espinal sólo por tener una hernia de disco.
El ensayo fue realizado en condiciones de "doble ciego", es decir, que hasta que terminó el estudio ni los investigadores ni los propietarios de los perros sabían cuáles de los animales habían recibido el tratamiento activo.
La Sra. May Hay, propietaria de Jasper, un daschund que tomó parte en el estudio, dijo: "Antes del tratamiento, Jasper no podía caminar en absoluto, era desgarrador. Pero ahora no podemos detenerlo: se la pasa zumbando alrededor de la casa e incluso puede ponerse a la par de los otros dos perros que poseemos. Es absolutamente mágico".
El avance no significa una cura para lesiones de médula espinal en humanos, que todavía podría tener que recorrer un largo camino, pero es el avance más alentador de los últimos años y un paso muy importante, al demostrar que los efectos beneficiosos reportdos previamente en roedores pueden producirse también en otras especies.
Tras el tratamiento, los animales fueron capaces de mover sus patas previamente paralizadas y coordinar el movimiento.
La imágen de arriba muestra a Jasper, un perro previamente paralizado, que ahora puede volver a caminar casi normalmente después de someterse al tratamiento.
Pruebas anteriores en ratas paralizadas demostraron que eran capaces de mover sus patas traseras apenas seis semanas después de ser inyectados con células madre conocidas como células olfativas envainadas (OEC), pero este estudio es el primero que se realiza en animales que habían sufrido una lesión accidental en su columna vertebral al menos 12 meses antes.
Este avance en el tratamiento se acerca más que nunca al escenario que implicaría pacientes humanos, y se estima que la técnica pronto podría ofrecer esperanza a personas con lesiones de la columna si se utiliza junto con otros tratamientos como drogas o terapias físicas.
El profesor Robin Franklin, del Wellcome Trust-MRC del Instituto de Células Madre de la Universidad de Cambridge, co- autor del estudio advirtió que la técnica podría ser capaz de restaurar una pequeña cantidad de movimiento en pacientes humanos con lesiones en la médula espinal, pero que está muy lejos de poder ser capaz de recuperar todas las funciones perdidas.
El estudio, que fue publicado en la revista Brain, incluyó a 34 perros que habían sufrido graves lesiones en la columna vertebral, ninguno de los cuales podía utilizar sus patas traseras para caminar, y el grupo de perros que fueron inyectados con células madre mostró una mejora considerable, moviendo los miembros previamente paralizados, mientras algunos también recuperaron el control de esfínteres después del tratamiento, otro problema típico que presenta este tipo de lesiones junto con la disfunción sexual, la falta de regulación de la temperatura, las funciones de las manos y de la vejiga.
Sin embargo, los investigadores encontraron que las nuevas conexiones nerviosas se generaron sólo en distancias cortas dentro de la médula espinal.
A diferencia de los humanos, los perros pueden sufrir serios daños en su médula espinal sólo por tener una hernia de disco.
El ensayo fue realizado en condiciones de "doble ciego", es decir, que hasta que terminó el estudio ni los investigadores ni los propietarios de los perros sabían cuáles de los animales habían recibido el tratamiento activo.
La Sra. May Hay, propietaria de Jasper, un daschund que tomó parte en el estudio, dijo: "Antes del tratamiento, Jasper no podía caminar en absoluto, era desgarrador. Pero ahora no podemos detenerlo: se la pasa zumbando alrededor de la casa e incluso puede ponerse a la par de los otros dos perros que poseemos. Es absolutamente mágico".
El avance no significa una cura para lesiones de médula espinal en humanos, que todavía podría tener que recorrer un largo camino, pero es el avance más alentador de los últimos años y un paso muy importante, al demostrar que los efectos beneficiosos reportdos previamente en roedores pueden producirse también en otras especies.
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