


Quienes lo hacen, suelen recibir también el nombre de collas, derivación popular de su reconocida y ancestral identidad única conocida como Collasuyo o qullasuyu, aunque integraban varios grupos étnicos ( aullaga, ayaviri, cana,canchis, carangas,charcas, chicha, larilari, lupacas, umasuyus, pacaje, pacasa y quillaca ).




El aymara es un lenguaje en cuatro dimensiones, que transforma el razonamiento binario: no posee palabras-verbo ni palabras-nombres, sinó palabras-acontecimientos ( certidumbre, incertidumbre, probabilidad, imaginación ), que se adaptan mucho más estrechamente a un continumm espacio-tiempo. Es el idioma de una civilización avanzada ( o sus retazos ) que logra en su lenguaje describir un objeto físico de manera que deje abierta una posibilidad de encontrar este objeto en el universo entero( como un círculo, que puede empezar a describirse desde cualquiera de sus puntos), reduciendo exponencialmente las exclusiones y las limitaciones.

El aymara sitúa el tiempo en el espacio, de modo que el futuro queda detrás y el “no-futuro” delante.( difícil de asimilar, nó? así de condicionados estamos mentalmente al pensamiento binario y bidireccional ).En esta cosmovisión indígena el tiempo no es lineal, es decir: no se concibe con un comienzo y un final, sino que es un continuo devenir, en el cual conviven pasado y futuro como una unidad que se vive y se siente en el presente.
En un tiempo circular, no hay principio ni fin. El círculo carece de punto de partida y meta. Todo es energía en movimiento. Todo se mueve y toma forma sin alterar su esencia, que es la energía. Pasado, presente y futuro no son nada, no tienen contenido ni significación, porque el pasado es futuro y el futuro es pasado ( el concepto del tiempo se manifiesta y actúa en la razón ).

Ludovico Bertonio en su libro sobre el ‘Vocabulario Aymará’ escrito en 1612, menciona la palabra ‘usi suyo’ que quiere decir literalmente “cuatro espacios”, es decir, la cuarta dimensión: El Tiempo.
La tetraléctica hace referencia además a los 4 elementos vitales del universo: tierra, agua, aire y energía (fuego), y a que lo material está entrelazado con lo espiritual.
Estos conceptos nos transportan no sólo a la física cuántica sino a la cuarta dimension de Albert Einstein: el tiempo, lo cual nos permite suponer con un muy razonable margen de posibilidad que esta civilización conocía el principio de la ‘Teoría de la Relatividad’ y que por lo tanto Einstein no realizó un descubrimiento sino mas bien un ‘re-descubrimiento’ de algo que ya nuestros antepasados supieron y que el tiempo ( u otras razones más complejas ) nos había hecho “olvidar”.
1 comentario:
Me siguen sorprendiendo con sus trabajos de investigación.
Muy bueno, buenísimo!, un gran aporte.
Gabriel Waisberg
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