jueves, 15 de noviembre de 2012

EL ESPÍA QUE ME AMÓ: DAVID PETRAEUS Y EL ESCÁNDALO SEXUAL QUE CONMUEVE A LOS ESTADOS UNIDOS

El escándalo sexual que motivó la caída del director de la CIA, General David Petraeus,  tomó un giro extraordinario cuando un segundo general apareció vinculado a una de las dos mujeres que precipitaron la caída de quien es considerado por algunos como el mejor director de su generación, quien se vio obligado a dimitir después de que tomaran estado pùblico una serie de correos electrónicos de alto contenido erótico, que además comprometían secretos de Estado.
La amante del jefe de espionaje involucrada en el escándalo es Paula Broadwell, una glamorosa académica y ex oficial del ejército, que había escrito una aduladora biografía de Petraeus después de haber estado con él en Afganistán.
La investigación del FBI que descubrió el affaire del director de la CIA comenzó a partir de mensajes de correo electrónico sospechosos entre ella y otra mujer, que involucraban celos femeninos.
A pesar de haber llevado a cabo sus comunicaciones a través de cuentas de correo electrónico privado y con suficiente margen de maniobra para engañar incluso a sus subordinados CIA, Petraeus fue descubierto por la razón más común y antigua del mundo: los celos entre mujeres.
Broadwell se convenció de que ella estaba envuelta en un triángulo amoroso, y no precisamente uno que involucrara a la esposa de Petraeus.
La "otra mujer" era Jill Kelly, de 37 años de edad,  y madre de tres hijos ( ver foto arriba ), quien luego de recibir correos amenazantes por parte de Broadwell, la denunció al FBI,
Increíblemente, la investigación que se puso en marcha, no sólo condujo a la renuncia  de Petraeus, sino que atrapó a otra inesperada figura de alto nivel.
Ayer, el Pentágono anunció que el general John Allen, de 58 años - que estuvo a punto de ser nombrado Supremo Comandante Aliado de la OTAN en Europa - estaba siendo investigado por "comunicación inapropiada" con la Sra. Kelley.
Mientras investigaba la denuncia de Kelley, el FBI descubrió  entre 20.000 y 30.000 páginas de correos electrónicos entre Jill y el general Allen entre 2010 y 2012, cuyo tono  fue descripto por un alto funcionario de Defensa como "coqueto".
Allen, de 58 años, sucedió a Petraeus como jefe de las fuerzas de EE.UU. en Afganistán, y ahora su  puesto europeo ha sido congelado.
Al igual que Petraeus, conoció a la Sra. Kelley ( ver foto abajo ) mientras estuvo destinado en el Comando Central cerca de su casa en Tampa, Florida, donde organizaba eventos sociales para  familias militares de alto rango. 
El creciente escándalo ha sido desastroso para Petraeus, Broadwell, Kelley, y sus respectivas familias, y también ha causado un importante  alboroto en Washington, donde se lo describe como la primer  pesadilla de la nueva presidencia de Obama. 
Los congresistas están exigiendo saber por qué el FBI y los investigadores del Departamento de Justicia fallaron en detectar inmediatamente un caso que claramente tenía repercusiones para la seguridad nacional.
El congresista Peter King, presidente de la Cámara del Comité de Seguridad Nacional, comparó  los eventos con una "película de Hollywood o una novela trashy '.
Fue Obama quien nombró a Petraeus director de la CIA y a Allen para el trabajo de la OTAN, y algunos republicanos sospechan que el culebrón fue  encubrimiento hasta  después de las elecciones presidenciales, para no dañar la imágen del presidente.
La noticia del romance entre Petraeus y Broadwell no tomó de sorpresa a aquellos que trabajaban estrechamente con el general, a quienes llamaba la atención el acceso extraordinario que había proporcionado a su amante, aunque en vista de que Petraeus era famoso por suna vida privada ejemplar, muchos pensaron que era imposible que la relación involucrara relaciones sexuales.
Petraeus era abiertamente desdeñoso de compañeros que fueron infieles a sus esposas, y su matrimonio era presentado como un modelo de cómo las familias militares pueden sobrevivir a las tensiones de las separaciones prolongadas.
Los amantes secretos se conocieron hace seis años en la Universidad de Harvard, donde él estaba dando un discurso sobre la lucha contra la insurgencia y ella estaba trabajando en una maestría en estudios de defensa.
Ella se acercó a él después de la conferencia, le expresó su admiración e intercambiaron tarjetas de visita, y Broadwell más tarde le pidió ayuda en una disertación sobre  estilo de liderazgo que estaba escribiendo como parte de una tesis bajo la supervisión del departamento de estudios militares en el Kings College de Londres.
En 2010, y a pesar de ser una escritora principiante, Broadwell decidió convertir la biografía de Petraeus en un libro, para lo cual él le permitió volar a verlo en Kabul seis veces en poco más de un año, y  le dio un lugar en su sede.
Muy temprano en las mañanas la pareja salía a correr mientras realizaban las "entrevistas" para el libro.
Broaewell es madre de dos hijos y su marido, Scott, se desempeña como radiólogo.
Petraeus ha dicho a sus amigos que él y Broadwell no comenzaron un romance hasta varios meses después de que él se retiró del ejército en agosto de 2011 para hacerse cargo de la CIA, y que el mismo terminó hace cuatro meses, a instigación suya.
Sin embargo, compartieron  habitación en julio de 2011, cuando ella lo acompañó en un viaje financiado por el gobierno a París poco después de ser designado para dirigir la CIA.
Al igual que sus subordinados en Afganistán, el personal de la CIA personal estaba molesto por el acceso irrestricto que Petraeus le permitía a Broadwell a las oficinas de alta seguridad de Langley, situación que se puso de manifiesto en algunos de los correos recuperados por el FBI, uno de los cuales se refiere al "sexo debajo de un escritorio."
Los amenazadores mails de Broadwell a la "tercera en discordia", la Sra. Kelley, de 37 años y esposa de un acaudalado cirujano (ambos amigos cercanos de Patraeus ) incluían advertencias tales como "sé lo que hicieron", "den marcha atrás", o presunciones de haber visto el automóvil de ella estacionado frente al despacho de él, y la Sra.Kelley puso primero en conocimiento del asunto a un amigo que poseía dentro de la Unidad de Delitos Cibernéticos, pero casi inmediatamente fue retirado del caso luego de que sus superiores supuestamente descubrieron que estaba obsesionado con la Kelly a quien le enviaba fotos sin camisa.
Así, el FBI sostiene que comenzó a investigar a Kelley, sin tener idea de que el general Petraeus estuviera involucrado.
También trascendió que en uno de los correos recuperados un remitente anónimo asegura haber visto a la señora Kelly tocarlo "provocativamente bajo la mesa", aunque nunca se mencionaba expresamente el nombre de Petraeus.
Algunos agentes del FBI quisieron deshechar todo por considerarlo  demasiado trivial como para justificar el seguimiento, pero fueron alentados por el amigo en el FBI de la Sra. Kelley para seguir y rastrear desde dónde habían sido enviado los mails, que coincidieron con hoteles  donde Paula Broadwell había estado alojanda, y obtenida  una orden para controlar sus correos electrónicos, descubrieron las cuentas privadas de Broadwell y Petraeus - usando un seudónimo - creadas para enviarse mensajes eróticos.
Cuando el FBI estuvo seguro de que el general estaba involucrado, alertó al Departamento de Justicia y el Fiscal General Eric Holder entrevistó a Broadwell, quien admitió estar involucrada y accedió a entregar su equipo.
En su disco duro, los investigadores encontraron copias de documentos clasificados revelados, un descubrimiento que inevitablemente hizo sonar aún más fuerte las campanas de alarma.
Confrontado por el FBI con sus pruebas la semana antes de la elección presidencial, Petraeus también admitido  el affaire, pero insistió en que no había enviado material secreto a su amante.
Los funcionarios en principio están convencidos de que está diciendo la verdad, pero eso complicaría aún más la trama, porque no se sabe cómo los documentos fueron encontrados en la computadora de Broadwell.
Finalmente decidieron que no había pruebas suficientes para presentar cargos contra ninguno de los amantes, e informaron al jefe de Petraeus, James Clapper - director de  inteligencia nacional - en el día de las elecciones presidenciales, expresánoles su preocupación de que el jefe CIA estaba expuesto  al chantaje.
Clapper fue entonces quien ordenó a Petraeus que dimitiera, algo que el ex general no había contemplado, no obstante lo cual   al día siguiente  presentó su renuncia.
El grado de relación de Petraeus con con Jill Kelly parece ser sólo de "amistad", pese a las sospechas de Broadwell, y mantenían un contacto casi diario, pero los mensajes no eran románticos.
Una amiga de la señora Kelley que no quiso dar su nombre dijo "Jill coqueteaba con todos los militares de alto rango invitados a fiestas en su casa. Els una mujer muy sexy y  lo sabe. . . no es difícil darse cuenta porqué tenía varios hombres bajo su hechizo ".
Como sabemos ahora, Petraeus no era el único general con el que estaba en contacto regular del email., y el general John Allen podría ser procesado bajo la ley militar de 'desacreditar a las fuerzas armadas si surge que tuvo un affaire con la señora Kelley.
Un alto funcionario no identificado insistió  en que intercambiaron sólo unos pocos cientos de mensajes de correo electrónico durante años y que "la mayoría de ellos eran cosas de rutina".
Hizo hincapié en que nunca ha habido un romance, y que si Allen a veces la llamaba 'cariño' era sólo una expresión de cariño platónico.
Mientras que el futuro de Allen  sigue siendo incierto, David Petraeus debe enfrentarse a la humillación de sus calamitosos actos,  y sus amitos aseguran que está devastado por el dolor causado a su familia.
EN PRIMER PLANO: LA ESPOSA DE DAVID PETRAEUS, Y SEÑALADA CON UN CÍRCULO ROJO, PAULA BROADWELL. 
LA PAREJA EN SU JUVENTUD
Aún continúa viviendo en el domicilio conyugal, aunque le dijo a un amigo que su esposa está tan enojada que decir "furiosa"  sería subestimar su estado.
Algunos han señalado con pesar que, al igual que le ocurriera al rey bíblico David, que fue castigado por su dios por seducir a la mujer de su general, Petraeus ha sido derribado por su propia Betsabé.

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