jueves, 15 de noviembre de 2012

"LICENCIA DE FUMADOR": PROPONEN PONER UN CUPO A LOS FUMADORES QUE LIMITE LA CANTIDAD DE CIGARRILLOS QUE PUEDAN COMPRAR

Se trata de una propuesta radical recibida calurosamente por unos y con indignación por otros: la implementación de una "licencia de fumador" para ayudar a reducir los efectos nocivos del tabaco. 
La inusual sugerencia fue hecha por el profesor Simon Chapman de la Universidad de Sydney en Australia esta semana en la revista de Medicina  PLOS, en la creencia de que la medida podría desalentar a los adolescentes a contagiarse con este hábito. 
Los usuarios tendrìan que solicitar y pagar por una licencia obligatoria en forma de  tarjeta inteligente que se debería mostrar para poder comprar cigarrillos. 
El argumento de los activistas anti-tabaco sostiene que la venta de cigarrillos es actualmente objeto de controles triviales en comparación con otros productos peligrosos que amenazan la seguridad pública y personal: "el uso prolongado de tabaco causa la muerte de alrededor de la mitad de sus usuarios, con mil millones de personas que durante este siglo se prevé que mueran a causa de enfermedades causadas tabaco. No existe otra actividad humana que cause  un número remotamente comparable de muertes anuales."-sostienen.
La polémica tarjeta inteligente permitiría a los gobiernos  limitar la cantidad de cigarrillos que un fumador puede comprar ( el  Prof. Chapman sugiere un promedio de 50 por día durante dos semanas para dar cabida a los fumadores empedernidos ) y se renovaría anualmente, oportunidad durante la cual se dictarían cursos de prevención en los cuales se les advierta de los riesgos que implica fumar.
Además, los datos estadísticos que generaría el propio uso de la tarjeta, podrían utilizarse para realizar mejores campañas de prevención.
El propio Prof. Chapman se anticipó a los detractores, diciendo: " Quienes se opongan a la idea dirán que es una medida de ingeniería orwelliana y que luego se pedirá licencia para beber alcohol, comer comida chatarra o participar en cualquier actividad de riesgo, pero el argumento  se basa en una mala comprensión pública de la magnitud de los riesgos del consumo de tabaco en relación con otros riesgos acumulativos para la salud. " 
Sin embargo, en un artículo respondiendo a estas reflexiones, el Profesor Jeff Collin, de la Universidad de Edimburgo, opinó ( y compartimos su pensamiento ) que la licencia de  fumador, no sería viable. 
"Las connotaciones autoritarias de la licencia del fumador, inevitablemente, encontrarán una amplia oposición.y además estigamtizarían y enajenarían a los fumadores  desviando la atención del verdadero culpable, que es la industria tabacalera". 
«El reto fundamental de una sociedad libre de tabaco deben abordar los determinantes sociales de la salud y promover la equidad y la justicia social", dijo. 
"La propuesta para la licencia de fumador debe ser rechazada por falta de este desafío." 
Además, ( y esto es una apreciación nuestra ), la manera de pensar del profesor Chapman se nos antoja  intrínsecamente autoritaria, ya que la magnitud de un mal no debería invocarse como justificación para medidas orwellianas: así como no se puede estar más muerto o menos muerto, sinó simplemente muerto, una medida es ó no es autoritaria, y no hay justificación que la morigere, por más piadosa y loable que parezca, y no sólo en términos de salud, sinó también de economía, política o terrorismo.
En los últimos tiempos, se han implementado una serie de medidas para desalentar el hábito de funar, como  presentar identificación demostrando que se es mayor de edad, prohibiendo fumar en lugares públicos cerrados ( y abiertos tambièn en algunos países ), ocultàndolos de la vista en lugares de venta públicos, colocando etiquetas con fotos que advierten los efectos nocivos del tabaco, e incluso en algunos países prohibiendo la exhibición de marcas en el embalaje. 

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