En una Corte de Kentucky (EE.UU.), un paciente secundado por su esposa, demandó a su cirujano por amputarle el pene en una cirugía de circuncisión, sin haberle requerido su expreso consentimiento.
El médico por su parte sostiene que la intervención fue imprescindible, ya que constató durante la operación la presencia de un tumor maligno.
En 2007, el camionero Phillip Seaton se dirigió al urólogo John Patterson con una inflamación del glande. Como parte del tratamiento, el doctor le prescribió una circuncisión.
Durante la operación el urólogo descubrió que el hombre padecía cáncer, por lo que tomó la decisión de amputar la parte afectada, de una longitud de unos 2,5 centímetros, “para salvarle la vida”, según Patterson. Posteriormente, debido al cáncer progresivo, el órgano le fue extirpado completamente.
En la Corte, Seaton alegó que la falta del pene le causó un trauma psicológico severo, mientras su mujer Deborah Seaton, declaró que por culpa de la amputación había " perdido la atención y el amor de su marido".
La pareja, ambos de 64 años, exigieron a Patterson 16 millones de dólares de indemnización.
Previamente, habían demandado al hospital donde se realizó la operación y habían logrado el pago de una compensación.
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