domingo, 5 de agosto de 2012

JAMES HOLMES: NO HAY FICCIÓN SIN REALIDAD ( O CÓMO EL CAOS JUEGA CON SUS MARIONETAS )

Una potente ironía que rodea el drama  de la masacre de Denver, es que James Holmes, un maníaco con trastornos psíquicos, se dedicaba precisamente a estudiar las patologías neurofisiológicas en la  Escuela de Medicina de la Universidad de Colorado, específicamente trastronos bioquímicos y moleculares en el cerebro, tal vez buscando comprenderse a sí mismo en un espejo fragmentado.
Hasta donde se sabe, el jóven tenía todas las posibilidades para tener una vida normal, proveniente de una buena familia de San Diego, con una beca para estudiar en la Universidad,  con un título de bachiller en Neurología conseguido en la Universidad de California, y tenido en muy alto concepto por el rector de la Universidad, Timothy White.
No tenía un blog con teorías de la conspiración, no daba indicio alguno de ser una persona disfuncional, violenta o subversiva hasta que, de repente, este "all american boy" cayò en una profunda depresión, se aisló, escribió una carta a su ex profesor confesándole sus macabros impulsos,  se tiñó el cabello de color rojo, llenó su casa de bombas y, dejando su estéreo encendido a todo volúmen, salió a hacer su ensalada de sangre.
Sin embargo, un hecho puntual denuncia que ni la familia era tan normal ni Holmes tan imprevisible: cuando la policía buscaba al asesino y llamó a su madre, ella confirmó sin dudar que el atacante era su hijo, es decir, sabía de antemano que lo que ocurrió era una consecuencia previsible, y esto a la vez destapa un profundo sótano familiar.
De la misma manera, habría que seguir la línea de Holmes cuando eligió al Guasón como su arquetipo mental y porqué su deseo de ser el principal enemigo de Batman, es decir, qué características del Cruzado Enmascarado odiaba Holmes o qué identificaciones psicológicas le generaba el Guasón ( o una combinación de ambas ) determinarían qué conexiones siguió su trastornado cerebro.
Por supuesto, habrá como siempre quienes planteen que el juicio no es contra un asesino loco sinó contra toda la sociedad y sus errores que permiten engendrar estos monstruos, y generarán la eterna controversia de la contundencia del castigo.
Los conspirativos por su parte fabricarán una oscura conexión con el poder y las manipulaciones  a las que éste somete a sus víctimas.
Los psicólogos dirán que películas oscuras adelgazan la delgada línea roja entre el inconsciente colectivo y la realidad, y que pueden favorecer el fallo de la válvula de seguridad que impide la irrupción de la violencia en algunas mentes permeables.
Tampoco faltarán quienes quieran utilizar el caso como plataforma política o ideológica, denunciando la violencia económica que desestabiliza hasta a las personas más psíquicamente equilibradas.
Lo complejo, y tal vez más espeluznante que la matanza de Aurora, es que todos tendrán razón y a la vez no la tendrán.
COMIC DE BATMAN DE 1986 DONDE UN DESQUICIADO, LUEGO DE ESCUCHAR AL REVÉS EL TEMA "ESCALERA AL CIELO" DEL LED ZEPPELIN ( QUE SE SUPONE ESCONDE ORACIONES SATÁNICAS SÓLO AUDIBLES CUANDO SE LO ESCUCHA A LA INVERSA ) IRRUMPE EN UN CINE ASESINANDO A TRES ESPECTADORES.
VIDEOCLIP DEL RAPERO LIL WAYNE EN EL QUE APARECE SENTADO EN LA SALA DE UN CINE RODEADO POR DOCE CALAVERAS, EL NÚMERO DE VÍCTIMAS DE AURORA

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