La principal traba que impedía implantar dispositivos en seres vivos era la falta de retroalimentación del sistema de baterías, pero ahora el Instituto de Tecnología de Massachusetts ( MIT ) parece haber encontrado la solución, creando un dispositivo con celdas de combustible que pueden generar electricidad a partir de la glucosa presente en el fluído cerebroespinal que hay alrededor del cerebro humano y de la médula espinal.
El aparato puede ser de silicio o de platino y pese a su pequeño tamaño ( 64x64 mm. ) puede generar una potencia equivalente a decenas de milivatios, suficiente para alimentar implantes, sistemas empotrados o incluso para activar artificalmente grupos de neuronas que en algunos casos podría ayudar a devolver la movilidad en las extremidades de pacientes paralizados.
A diferencia de otras celdas que basan su funcionamiento en la glucosa, ésta no necesita utilizar compuestos orgánicos como catalizadores y en el caso de los que se confeccionen con platino en lugar de silicio, tendrán una vida infinita y sin riesgo de rechazo biológico.
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