Aprovechando la acumulación de carga de un sólido como respuesta a una tensión mecánica, este gadget utiliza virus artificiales que convierten en electricidad dicha energía.
Los virus modificados genéticamente son inofensivos, construídos específicamente para este fin, y se reproducen por millones en cuestión de horas, lo cual garantiza un suministro constante.
El departamento de Energía del Lawrence Berkeley National Laboratory en los EE.UU. es el primero en lograr producir electricidad aprovechando propiedades piezoeléctricas de un material biológico.
El dispositivo podría cosechar energía a partir de tareas cotidianas, como caminar, subir escaleras o cerrar una puerta, gracias a una fina película que mide aproximadamente un centímetro cuadrado y pose 20 capas superpuestas de micropelículas en las cuales están organizados los virus.
En la prueba realizada, se los conectó a dos electrodos revestidos de oro y al aplicar presión en el generador, produjo un máximo de 6 nanoamperios y 400 milivoltios de potencial ( aproximadamente la cuarta parte de la tensión que genera una pila triple A ), suficiente energía como para encender una pantalla de cristal líquido que se había conectado a los electrodos.
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