Raúl Baron Biza fué un escritor visceral, antagónico y controversial como pocos.
Vivió tal cual escribió: su accionar público era premeditadamente escandaloso, y tan excesivo, cínico e irónico como sus obras.Halagado por el odio y por la envidia, Raúl Baron Biza era dichoso.Cada acción, cada aparición mediática era un desborde planeado, controlado, y con un objetivo prefijado: golpear a los cobardes sometidos a la ley moral y orgullosos de su hipocresía y su vulgaridad.
El injusto secuestro y censura pública de todas sus obras no hizo más que agigantar una mística alrededor de un artista que, llevado hasta la realidad de sus libros, es un escritor que deja marcas de agua en el papel.
Una más que interesante cantidad de libros sobre él se han publicado hasta el momento, que no hace más que confirmar el fracaso de quienes intentaron confinarlo al olvido.
Hemos elegido para comentar dos que si bien para muchos resultan antagónicos, para nosotros son complementarios para quien quiera documentarse integralmente sobre la vida y obra de este autor : "Un Artista del Odio", de Federico Minolfi, y "El Inmoralista" de Christian Ferrer.
El de Minolfi ("Un Artista del Odio") es un excelente análisis literario sentido, respetuoso, filosófico, sobre el artista, el escritor de estilo único que nunca perdió vigencia.
Aclara que le interesa como escritor y nó como hombre público, y recomienda esta premisa, obviamente desde una postura de admiración hacia Raúl Baron Biza como creador.
Minolfi realiza un completísimo recorrido cronológico por todas sus obras sin excluír el contexto dentro del cual fué escrita cada una, mientras nos cuenta cómo van produciéndose enormes tragedias, frustraciones y transformaciones en la vida de Baron Biza que influyen en la evolución de su obra literaria, y cómo, con el correr del tiempo, sólo le vá quedando, a decir de Joaquín Sabina, la "inmaculada decepción"
Analiza sus influencias literarias, su personalidad explosiva y su capacidad inigualable para nadar los pantanos más sombríos del alma humana y exprimir las emociones como se exprime un limón, hasta dejarlo agotado.
Concluye que es un autor que eligió un estilo para expresarse que es aquél al que casi todos le huyen: el odio. ( "un pintor de nuestros íntimos horrores" ), y cita a su hijo Jorge Baron Biza, quien al opinar de su padre escribe: "Se abalanzó sobre los ideales con más ingenuidad que planes.Conoció el odio, le gustó más que los ideales y ya no se separó de él".
El de Ferrer ( "El Inmoralista" ) es, como documental, extraordinario. Ferrer es de un estilo detallista, impecable y académico, digno de sus pergaminos personales. Es también una pintura completísima del contexto socio-político de la época en la cual Baron Biza estuvo activamente involucrado como yrigoyenista "rojo", sufriendo el exilio y la cárcel en varias ocasiones.
Lamentablemente el libro no mantiene su nivel cuando su autor se involucra en moralejas y juicios de valor sobre el escritor, sobre sus lectores y sobre su importancia literaria ( en este último tema, llega a rozar el bizarrismo, al tratar de restarle importancia al autor sobre el cual él está escribiendo todo un libro !! ).
Hay que tener mucho cuidado cuando se escribe emitiendo juicios morales, ya que es allí cuando puede aparecer el "golum" que todos tenemos dentro.
En este sentido, el propio Ferrer queda auto-definido en un pasaje de su libro en lo que respecta a sus desacertadas e innecesarias moralejas:"aprendemos más sobre las estrategias del difamador que sobre la sustancia o la pertinencia del maldecido".
No podemos decir que esté en la vereda de enfrente de Minolfi, ya que semejante trabajo ( documentalmente impecable ) sobre este escorpiano "de marca", pareciera esconder - obviamente a nivel inconsciente ya que en lo consciente se esfuerza por demostrar lo contrario - una gran admiración ( o envidia, que es otra máscara de la admiración ).
Para finalizar esta entrada dejo algunos fragmentos de los imperdibles cometarios de Federoco Minolfi en su libro "Baron Biza, Un Artista del Odio":
"No hay nadie como él para desmenuzar quirúrgicamente el odio.(...)con una parsimonia escalofriante(..)hordando una por una las heridas que ocasiona(..).El odio es su arte, como la belleza lírica lo fué para Bécquer(..)Escoge escribir sobre lo que nadie desea escribir. No derrotó a sus fantasmas, y éstos le dieron muerte, pero dejó en el camino varias pinturas bellas e inquietantes de su resignada desesperación(..)"
El de Minolfi ("Un Artista del Odio") es un excelente análisis literario sentido, respetuoso, filosófico, sobre el artista, el escritor de estilo único que nunca perdió vigencia.
Aclara que le interesa como escritor y nó como hombre público, y recomienda esta premisa, obviamente desde una postura de admiración hacia Raúl Baron Biza como creador.
Minolfi realiza un completísimo recorrido cronológico por todas sus obras sin excluír el contexto dentro del cual fué escrita cada una, mientras nos cuenta cómo van produciéndose enormes tragedias, frustraciones y transformaciones en la vida de Baron Biza que influyen en la evolución de su obra literaria, y cómo, con el correr del tiempo, sólo le vá quedando, a decir de Joaquín Sabina, la "inmaculada decepción"
El de Ferrer ( "El Inmoralista" ) es, como documental, extraordinario. Ferrer es de un estilo detallista, impecable y académico, digno de sus pergaminos personales. Es también una pintura completísima del contexto socio-político de la época en la cual Baron Biza estuvo activamente involucrado como yrigoyenista "rojo", sufriendo el exilio y la cárcel en varias ocasiones.
Lamentablemente el libro no mantiene su nivel cuando su autor se involucra en moralejas y juicios de valor sobre el escritor, sobre sus lectores y sobre su importancia literaria ( en este último tema, llega a rozar el bizarrismo, al tratar de restarle importancia al autor sobre el cual él está escribiendo todo un libro !! ).
Para finalizar esta entrada dejo algunos fragmentos de los imperdibles cometarios de Federoco Minolfi en su libro "Baron Biza, Un Artista del Odio":
"No hay nadie como él para desmenuzar quirúrgicamente el odio.(...)con una parsimonia escalofriante(..)hordando una por una las heridas que ocasiona(..).El odio es su arte, como la belleza lírica lo fué para Bécquer(..)Escoge escribir sobre lo que nadie desea escribir. No derrotó a sus fantasmas, y éstos le dieron muerte, pero dejó en el camino varias pinturas bellas e inquietantes de su resignada desesperación(..)"
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