Un estudio realizado por investigadores españoles y holandeses durante el desarrollo de la final de la Copa del Mundo 2010 disputada precisamente entre esos dos países arrojó resultados interesantísimos al medir el nivel de testosterna y cortisol sobre 50 fanáticos españoles durante el transcurso del partido.
Los niveles de ambas secreciones aumentaron previsiblemente durante la contienda, pero hubo un resultado verdaderamente digno de interés: el aumento de la hormona se produjo mientras el match estaba en marcha y el resultado permanecía incierto, pero no se registró ningún incremento adicional una vez que España ganó.
Esto llevó a los investigadores a una conclusión: los niveles de testosterona aumentan bajo una hipótesis de reto, como preparación defensiva del organismo ante la posiblidad de una agresión de su státus, mientras el cortisol lo hace cuando considera en peligro la auto-preservación, en este caso ambas interpretadas en un contexto social en el cual se consideraba que una derrota deportiva pondría en peligro su propia estima social.
Expresado en términos sencillos, estas emociones se disparan durante un partido de fútbol porque no se tiene la certeza de la victoria, muy por el contrario, la preparación física y química del organismo se produce anticipando la posibilidad de perder, todo lo contrario, por cierto, a lo que los cánticos enfervorizados de las tribunas dan a entender.
FUENTE PRINCIPAL: io9
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