Como consecuencia de un rugido profundo de tono grave emitido por el Popocatépetl, el volcán que se cierne sobre la Ciudad de México y que fue acompañado por expulsiones de cenizas y vapor de agua, las autoridades han comenzado a preparar preventivamente rutas de evacuación, ambulancias y refugios, aunque una erupción explosiva se considera muy poco probable.
Sin embargo, las cenizas por sí mismas podrían hacer estragos en una de las áreas metropolitanas más grandes del mundo, incluyendo aeropuertos y aldeas agrícolas.
"Popo", o "Don Goyo", como se le conoce popularmente, ha estado expulsando cenizas a diario desde que inició una actividad eruptiva en 1994, pero hace una semana éstas comenzaron a hacerse mayores y obligaron a elevar el nivel de alerta.
Antes del amanecer del viernes, pareció pasar a un nuevo nivel de actividad, escupiendo docenas de nubes de ceniza y fragmentos de roca incandescente por sus laderas, inquietando a los residentes de las aldeas vecinas y coronándolo con un grave rugido como no se escuchaba desde hace una década.
De acuerdo con Roberto Quaas, director del centro de prevención de desastres, una cámara 35 millones de pies cúbicos de magma hierve seis kilómetros por debajo del Popocatepetl, y no hay ninguna manera de predecir si la roca fundida en la cámara se liberará lentamente, o estallará en una explosión de gran alcance como lo hiciera el 18 de diciembre de 2000, enviando una columna de roca al rojo vivo y forzando la evacuación de miles de personas que vivían en la base del volcán.
El Popocatépetl se encuentra a medio camino entre la Ciudad de México y la ciudad de Puebla, es decir, que unos 25 millones de personas viven dentro del radio de 60 kilómetros del volcán.
Sus dos mayores muestras de actividad fueron en 1994 y 2000 y está considerado una figura legendaria con implicaciones divinas, de similar manera que el monte Fuji en Japón.
FUENTE: EMAIL ON LINE
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