Algunos dicen que es un engaño, una broma absoluta. Otros opinan que es un libro escrito por extraterrestres, o que está escrito en clave y nadie ha sido capaz de romper su código ( entre quienes fracasaron, se cuentan quienes lograron romper con éxito el código de comunicación de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial ).
Lo cierto es que el Manuscrito Voynich es el único libro en el mundo conocido que no se puede leer ( al menos desde nuestro pensar binario ), y tampoco se tiene noción de quién fue su autor, más allá de que en diversas épocas se rumorearon como posibilidades las del propio Voynich, Roger Bacon ( filósofo, científico y teólogo ), Anthony Ascham ( astrólogo ), Georgius Barschius ( alquimista de quien también se sospecha pudo haberlo escrito para estafar a un erudito jesuita vendiéndoselo como real ) John Dee ( mago y alquimista ), Jacobus Sinapius (un especialista en hierbas medicinales ) y Raphael Missowsky ( un criptógrafo a quien se le atribuye haber inventado un cifrado presuntamente indescifrable ) entre otros.
Su extraña secuencia de símbolos, cuadros y figuras han desconcertado al mundo de la ciencia en los últimos 100 años y a pesar de los numerosos esfuerzos realizados por unos y otros, nadie ha podido descifrar el idioma en que está escrito.
Igualmente desconcertantes son sus ilustraciones: plantas con zarpas o garras que nadie ha podido reconocer ( algunos expertos aseguran que no son plantas terrestres ) con aparentes observaciones farmacéuticas al pié, un probable zodíaco incompleto con signos astrológicos que nadie ha sido capaz de interpretar dentro de las tradiciones conocidas, mapas celestes de galaxias que no existen en el firmamento, un texto denso con figuras de pequeñas mujeres desnudas ( algunas con coronas en sus cabezas ) tomando baños en balnearios públicos o tinas interconectadas por extraños e irreconocibles tubos con funciones aparentemente biológicas, mapas desplegables de islas y castillos inexistentes en la Tierra y diagramas circulares de naturaleza completamente desconocida, no aclaran en lo más mínimo los contenidos del texto ( escrito de izquierda a derecha ) aunque sí parecerían indicar que el libro consta de "secciones", con diferente materias y estilos.
Su extraña secuencia de símbolos, cuadros y figuras han desconcertado al mundo de la ciencia en los últimos 100 años y a pesar de los numerosos esfuerzos realizados por unos y otros, nadie ha podido descifrar el idioma en que está escrito.
Igualmente desconcertantes son sus ilustraciones: plantas con zarpas o garras que nadie ha podido reconocer ( algunos expertos aseguran que no son plantas terrestres ) con aparentes observaciones farmacéuticas al pié, un probable zodíaco incompleto con signos astrológicos que nadie ha sido capaz de interpretar dentro de las tradiciones conocidas, mapas celestes de galaxias que no existen en el firmamento, un texto denso con figuras de pequeñas mujeres desnudas ( algunas con coronas en sus cabezas ) tomando baños en balnearios públicos o tinas interconectadas por extraños e irreconocibles tubos con funciones aparentemente biológicas, mapas desplegables de islas y castillos inexistentes en la Tierra y diagramas circulares de naturaleza completamente desconocida, no aclaran en lo más mínimo los contenidos del texto ( escrito de izquierda a derecha ) aunque sí parecerían indicar que el libro consta de "secciones", con diferente materias y estilos.
Ahora por medio de una datación por carbono, los investigadores han informado la probable antigüedad del libro más exótico del mundo: según el informe, habría sido escrito en el siglo 15 ( aclaramos que nosotros confiamos tanto en el método de datación por carbono como en el detector de mentiras, es decir, nada ).
Sin embargo, nos parece más que interesante postear un resúmen de los intentos que se han realizado por traducirlo, más que nada porque evidencian lo extremadamente ambiguo y poco confiable de cualquier traducción que desconozca las bases que originaron los textos y/o símbolos que se están intentando interpretar ( nuestra creencia es que tal vez lo que pretendió demostrar el genial y enigmático personaje que escribió este rompecabezas fue precisamente eso: que no deberíamos estar tan condicionados por lo específico, ni por las miles de visiones confirmatorias de la historia, y que deberíamos prestar más atención a aquéllo de lo que nada en el pasado pueda apuntar convincentemente a su posibilidad, y utilizarlo como punto de partida en lugar de tratarlo como excepción ). Un ejemplo que debería hacer reflexionar a investigadores, traductores de lenguas antiguas y científicos en general, y que pronto veremos en detalle ( en próximos posts ) es el Monolito de Pokotia, hallado en las proximidades del lago Titicaca cuyo texto fue traducido por un inglés y por un entendido en la lengua aymará, y ambas traducciones son tan tremendamente diferentes que parece increíble que hayan estado intentando la decodificación del mismo texto.
Sin embargo, nos parece más que interesante postear un resúmen de los intentos que se han realizado por traducirlo, más que nada porque evidencian lo extremadamente ambiguo y poco confiable de cualquier traducción que desconozca las bases que originaron los textos y/o símbolos que se están intentando interpretar ( nuestra creencia es que tal vez lo que pretendió demostrar el genial y enigmático personaje que escribió este rompecabezas fue precisamente eso: que no deberíamos estar tan condicionados por lo específico, ni por las miles de visiones confirmatorias de la historia, y que deberíamos prestar más atención a aquéllo de lo que nada en el pasado pueda apuntar convincentemente a su posibilidad, y utilizarlo como punto de partida en lugar de tratarlo como excepción ). Un ejemplo que debería hacer reflexionar a investigadores, traductores de lenguas antiguas y científicos en general, y que pronto veremos en detalle ( en próximos posts ) es el Monolito de Pokotia, hallado en las proximidades del lago Titicaca cuyo texto fue traducido por un inglés y por un entendido en la lengua aymará, y ambas traducciones son tan tremendamente diferentes que parece increíble que hayan estado intentando la decodificación del mismo texto.
UN POCO DE HISTORIA
El manuscrito de Voynich fue descubierto en 1912 por el coleccionista de libros extraños Wilfrid Voynich en la Biblioteca del Collegio Romano de Villa Mondragone, cerca de Roma, dentro de una caja llena de libros de orígen desconocido ( por lo tanto, fue imposible determinar su último dueño anterior, aunque sí pudo confirmarse quién fue su primer dueño: el alquimista Georgius Barschius, quien aparentemente se encontraba tan confundido con respecto al libro como los expertos de la actualidad. Conforme a una carta hallada dentro del propio manuscrito, habría estado también en poder del emperador Rodolfo II de Bohemia (1552-1612) ).
El libro aparenta ser ( por lo que muestran sus dibujos ) un compendio de botánica, astronomía, medicina y alquimia ( esta última ciencia en épocas medievales acostumbraba codificar sus textos para evitar la acción criminal del clero a través de la insquisición ), pero todo queda sólo en el terreno de la suposición.
Voynich pasó el resto de su vida tratando de descifrarlo sin el menor éxito, y a partir de alli fue transmitido de generación en generación de científicos. Actualmente, se encuentra archivado en la Biblioteca Beinecke de Manustritos Extraños de la Universidad de Yale.
Expertos examinaron las pinturas y tintas que fueron utilizados por el misterioso autor, con conclusiones extramadamente pobres, más allá de resaltar cierta similitud con las utilizadas en el Renacimiento.
Expertos examinaron las pinturas y tintas que fueron utilizados por el misterioso autor, con conclusiones extramadamente pobres, más allá de resaltar cierta similitud con las utilizadas en el Renacimiento.
NUESTRA OPINIÓN
Ante la aparición de una rareza como ésta, la naturaleza humana hace que se intente o "se invente" una explicación para su existencia, en un esfuerzo desesperado ( e inútil ) por volverla explicable a nuestros hábitos y costumbres intelectuales, y por lo tanto predecible.La realidad es que no existe ni existirá una prueba corroborativa: es en vano el intento por domesticar la incertidumbre, y por lo tanto ( para nosotros ) esta actitud es un FRAUDE INTELECTUAL ( y de ninguna manera lo es el libro, que sólo está demostrando a gritos que la realidad empírica no puede ser claramente organizada como en los libros que sí pueden leerse !! ) . Lo más sorprendente no suele ser la magnitud de nuestros errores sinó la falta de conciencia que tenemos de ellos, y es por eso que estamos persuadidos de que esa fue la intención del genio que confeccionó esta obra maestra: crear el espejo perfecto que nos devuelva un reflejo que nos dé la oportunidad de tomar conciencia de la patología que representa nuestra "predicribilidad" retrospectiva para que la deshechemos y comenzemos a aprender a convivir con el mundo aleatorio que nos rodea, en el cual lo que no sabemos es siempre más importante que lo que sabemos.
A continuación, resumimos los intentos más resonados de traducción que fracasaron y los métodos que se utilizaron en cada caso, para que podamos ver precisamente las limitaciones a las cuales estamos permanentemente sometidos cuando intentamos interpretar algo, lo que pone cruelmente en evidencia la fragilidad de nuestros métodos basados en puntos de partida confirmatorios, sobrevaloración de la información factual y creación de categorías, con lo cual terminamos siempre viendo lo que aparece, y nunca el guión que produce los sucesos generadores, opacando la historia inevitablemente.
El que nos dice que mientras continuemos tratando de estudiarlo como hasta el presente, estaremos demostrando que todavía no entendimos absolutamente nada y continuará cuestionándonos:"Ustedes no pueden llamar a esto Evolución"!! A continuación, resumimos los intentos más resonados de traducción que fracasaron y los métodos que se utilizaron en cada caso, para que podamos ver precisamente las limitaciones a las cuales estamos permanentemente sometidos cuando intentamos interpretar algo, lo que pone cruelmente en evidencia la fragilidad de nuestros métodos basados en puntos de partida confirmatorios, sobrevaloración de la información factual y creación de categorías, con lo cual terminamos siempre viendo lo que aparece, y nunca el guión que produce los sucesos generadores, opacando la historia inevitablemente.
LA LEY DE ZIPF
Para intentar su traducción, en primer lugar se buscó ver si se cumplía la ley de Zipf, que establece que en todas las lenguas conocidas la longitud de las palabras es inversamente proporcional a su frecuencia de aparición (cuantas más veces aparece una palabra en un idioma, más corta es), para determinar si se trata de un texto redactado en un lenguaje concreto, y si el mismo está basado en alguna lengua natural. ( lenguajes artificiales como los de Avatar no cumplen esta regla ). Esta ley se basa en la economía lingüística: las palabras que más utilizamos son más cortas y así requieren menos energía. Por su antigüedad, se supuso que su autor desconocía la ley de Zipf, enunciada muchos siglos después, y por tanto no podría haberla aplicado como una regla para que una lengua inventada parezca real.
El análisis estadístico reveló patrones similares a los de lenguas naturales, y la frecuencia de palabras, demostró que el libro sigue la Ley de Zipf y que su entropía (alrededor de 10 bits por palabra) es similar a aquella de textos en latín.
Es cuestionable partir de una ley aplicable a idiomas conocidos donde los significantes sueltos se estabilizan adquiriendo significado ( hablando en términos lacanianos ) ya que no garantiza la aprehensión semiótica de los objetos involucrados ( es decir, su análisis según su posición o rol respecto a otros objetos circundantes para luego determinar su significado )en un lenguaje desconocido.
QUIÉNES INTENTARON TRADUCIRLO
Athanasius Kircher, un erudito que había descifrado jeroglíficos egipcios.
El doctor Leonell Strong, investigador del cáncer y criptógrafo aficionado, intentó descifrar el manuscrito Voynich mediante un sistema doble de progresiones aritméticas de un alfabeto múltiple.
Sergio Toresella, experto en herbarios antiguos señaló que el manuscrito Voynich podría ser un herbario alquímico ficticio como el que utilizaban en ese entonces los curanderos para impresionar a sus clientes. Sin embargo, esos libros eran muy diferentes en estilo y diseño, y siempre estaban escritos en lenguaje normal, ya que de lo contrario no podía impresionarse al “cliente”.
Prescott Currier, un criptógrafo de la Marina de los Estados Unidos, concluyó que era la obra de dos o más autores con diferentes dialectos y convenciones ortográficas, cuando en realidad un experto calígrafo confirmó que había sido escrito íntegramente por una sola persona.
En la mayoría de los intentos de desciframiento durante el siglo XX, se partió de la hipótesis de que se trataba de un texto escrito en alguna lengua europea cifrada, convirtiendo cada letra individualmente mediante algún tipo de algoritmo desconocido.
Un equipo de criptógrafos de la NSA (Agencia de Seguridad Nacional de EE. UU.) descartó los cifrados de sustitución simple, porque son muy fáciles de descifrar y dirigieron sus esfuerzos hacia los cifrados polialfabéticos, considerando la posibilidad de que los mismos hayan estado reforzados por el uso de símbolos vacíos o equivalentes, rupturas falsas de palabra, reordenación de letras, etc. sin tener éxito en sus múltiples intentos.
Algunos autores supusieron que se habían eliminado todas las vocales antes del cifrado, pretendiendo adjudicarse el éxito en la traducción, pero los cifrados polialfabéticos son un siglo posteriores a la fecha del manuscrito, y los algoritmos de desciframiento propuestos dependen de tantas suposiciones por parte del lector que se podría obtener tantos textos con distintos significados como series aleatorias de símbolos puedan originarse.
Contra esta teoría se dijo también que se observan estadísticas naturales como la Ley de Zipf que presuponen una escritura directa en algún idioma, aunque desconocido, y un cifrado polialfabético destruiría dichas características y por lo tanto estarían ausentes en el libro.
James Finn propuso en su libro Pandora's hope (La esperanza de Pandora, 2004) que el manuscrito Voynich es hebreo codificado visualmente. Transcribiendo correctamente las letras, usando como guía el E.V.A., se podrían leer muchas de las palabras del manuscrito en hebreo, y se repetirían con diversas deformaciones para confundir al lector. Especuló que también se habían utilizado métodos de criptografía visual y de allí el fracaso que los demás investigadores, por haberse basado en una metodología matemática. El principal argumento en contra de esta teoría es que tal codificación cualitativa constituiría un obstáculo formidable para el talento del descifrador, dada la multiplicidad de posibles interpretaciones visuales alternativas del mismo texto. Sería difícil separar cuánta interpretación es del texto genuino, y cuánta refleja simplemente la subjetividad del intérprete.
Según otra teoría, las "palabras" del manuscrito Voynich en realidad serían códigos para consultar en un diccionario de códigos. Pero este tipo de cifrado es sólo viable en textos cortos, pues son muy engorrosos.
Se intentó también explicarlo a través de la teoría esteganográfica ( escritura “encubierta” ) por la cual la mayor parte del texto carecería de significado, conteniendo información oculta en detalles discretos como el número de letras en cada línea, y se sugirió que la traducción debía obtenerse mediante una Rejilla de Cardano de algún tipo. Utilizar un texto que aparente estar cifrado iría sin embargo contra el principal objetivo de la esteganografía, que es ocultar la propia "existencia" del mensaje secreto, pero de todas formas el Doctor Gordon Rugg, un especialista en computación, demostró mediante el mecanismo de la Rejilla de Cardano que se podía reproducir texto con características similares a las del que contiene el manuscrito, mediante el uso de una plantilla de papel perforado, pero los pseudo textos generados no tuvieron las mismas palabras y frecuencias que el manuscrito Voynich, y su parecido fue sólo visual, no cuantitativo, puesto que también se pudo producir un aleatorio que se pareciera al español (o a cualquier otra lengua).
Algunos sugirieron que el texto con significado podía estar codificado en la longitud o forma de ciertos rasgos de la escritura. (por ejemplo en el tipo de letra, regular frente a cursiva), pero examinado con aumento, los rasgos de escritura del manuscrito tienen un aspecto muy natural y parecen afectados simplemente por la superficie rugosa del pergamino.El lingüista Jaques Guy sugirió que podía estar expresado en una lengua natural exótica, y escrito con un alfabeto inventado, ya que la estructura de palabras es similar a la de muchas familias lingüísticas de Asia Oriental y Central, principalmente la sino-tibetana (chino, tibetano y birmano)y es consistente con todas las propiedades estadísticas del texto que han sido comprobadas a la fecha, incluyendo las palabras dobladas y triplicadas que son comunes en los textos escritos en chino y vietnamita con la misma frecuencia aproximada que en el manuscrito. Explicaría también la aparente falta de números y de características sintácticas occidentales (tales como artículos y cópulas) y la aparente división del año en 360 grados en grupos de 15 y comenzando con Piscis en lugar de 365 días, otra característica de calendarios orientales.
El autor del manuscrito Voynich podría haber sido un nativo del Lejano Oriente que vívía en Europa, o bien educado en una misión europea.
El principal argumento en contra de esta teoría es que nadie (incluidos los eruditos de la Academia de Ciencias de Pekín) ha podido encontrar ningún ejemplo claro de simbolismo oriental o de ciencia asiática en las ilustraciones.
El polaco Zbigniew Banasik propuso que el manuscrito es texto redactado en idioma manchú, y dio una traducción incompleta de la primera página.
En el libro Solution of the Voynich Manuscript: A liturgical Manual for the Endura Rite of the Cathari Heresy, the Cult of Isis ("La solución al manuscrito Voynich: un manual litúrgico del rito de Endura en la herejía cátara, el culto a Isis", 1987), Leo Levitov afirmó que el manuscrito era una transcripción sencilla de una "lengua oral políglota", y propuso un desciframiento parcial desde una mezcla de lengua flamenca medieval con francés y alemán antiguo.
Concluyó que se trataba de un ritual de suicidio asistido, asociado con la fe cátara. Para él las plantas quiméricas eran símbolos secretos de fé, y las mujeres en las tinas representaban el suicidio ritual, que incluía cortarse las venas para que la sangre se derramase en una bañera con agua caliente. Las constelaciones representaban las estrellas del manto de Isis.
Sin embargo, la fé cátara era un gnosticismo cristiano, y no se asociaba de ninguna forma con Isis, siendo además el libro mucho más antiguo que el surgimiento de los partidarios de estos rituales.
Analizando la estructura interna de las “palabras” del manuscrito William F. Friedman y John Tiltman postularon ( por separado ) que el texto podía ser una lengua artificial filosófica, con un vocabulario organizado según un sistema de categorías subdivididas generalmente por sufijos, por lo que se puede deducir el significado general de una palabra por la secuencia de las letras que la componen.
Por lo tanto, un texto sobre una materia concreta tendría muchas palabras con prefijos similares, lo cual podría explicar la naturaleza repetitiva del texto, pero nadie ha podido asignar un significado plausible a cualquier prefijo o sufijo del manuscrito, además de que una vez más todos los ejemplos conocidos de lenguas filosóficas son bastante tardíos (siglo XVII).
Jacques Bergier tampoco pudo escapar a la tentación del manuscrito, y si bien no intentó traducir el libro, en su obra Les livres maudits (editorial J' ai Lu, París, 1971), propuso la hipótesis de que el autor poseía conocimientos extraordinariamente avanzados y peligrosos para el mundo moderno, por lo cual los ocultó para evitar la autodestrucción de la especie.
Finalmente, están quienes tienden a pensar que el manuscrito es un engaño, cuando en realidad es, simplemente, una genialidad.
Vemos finalmente que nadie intentó un proceso de resemantización de la realidad, mirando el objeto con un semiescepticismo que replantee a la vez la semántica de lo conocido. Se buscó hacer del manuscrito un significado más, poder representarlo y registrarlo ( ¡aunque más no sea como la obra de una inteligencia extraterrestre! ), pero su genialidad impone el poderoso mensaje inherente a que es el hombre quien debe romper las bases de su actual estructura simbólica binaria para continuar su desarrollo y evolución, naciendo a una nueva posibilidad de simbolización multidimensional, y por ende, una nueva humanidad.
El libro de Voynich está hecho del material que domina al mundo, es decir lo desconocido y extremo. Es un llamado al abandono de las menudencias de lo conocido y repetido y el retorno a la disciplina de la incertidumbre.
Es como el monolito de la película 2001 Odisea del Espacio: lo fantástico hecho prueba. El poderoso y traumático ícono que nos impide entender sus propiedades a través de nuestra patología de sólo observación y corroboración. Para intentar su traducción, en primer lugar se buscó ver si se cumplía la ley de Zipf, que establece que en todas las lenguas conocidas la longitud de las palabras es inversamente proporcional a su frecuencia de aparición (cuantas más veces aparece una palabra en un idioma, más corta es), para determinar si se trata de un texto redactado en un lenguaje concreto, y si el mismo está basado en alguna lengua natural. ( lenguajes artificiales como los de Avatar no cumplen esta regla ). Esta ley se basa en la economía lingüística: las palabras que más utilizamos son más cortas y así requieren menos energía. Por su antigüedad, se supuso que su autor desconocía la ley de Zipf, enunciada muchos siglos después, y por tanto no podría haberla aplicado como una regla para que una lengua inventada parezca real.
El análisis estadístico reveló patrones similares a los de lenguas naturales, y la frecuencia de palabras, demostró que el libro sigue la Ley de Zipf y que su entropía (alrededor de 10 bits por palabra) es similar a aquella de textos en latín.
Es cuestionable partir de una ley aplicable a idiomas conocidos donde los significantes sueltos se estabilizan adquiriendo significado ( hablando en términos lacanianos ) ya que no garantiza la aprehensión semiótica de los objetos involucrados ( es decir, su análisis según su posición o rol respecto a otros objetos circundantes para luego determinar su significado )en un lenguaje desconocido.
QUIÉNES INTENTARON TRADUCIRLO
Athanasius Kircher, un erudito que había descifrado jeroglíficos egipcios.
El doctor Leonell Strong, investigador del cáncer y criptógrafo aficionado, intentó descifrar el manuscrito Voynich mediante un sistema doble de progresiones aritméticas de un alfabeto múltiple.
Sergio Toresella, experto en herbarios antiguos señaló que el manuscrito Voynich podría ser un herbario alquímico ficticio como el que utilizaban en ese entonces los curanderos para impresionar a sus clientes. Sin embargo, esos libros eran muy diferentes en estilo y diseño, y siempre estaban escritos en lenguaje normal, ya que de lo contrario no podía impresionarse al “cliente”.
Prescott Currier, un criptógrafo de la Marina de los Estados Unidos, concluyó que era la obra de dos o más autores con diferentes dialectos y convenciones ortográficas, cuando en realidad un experto calígrafo confirmó que había sido escrito íntegramente por una sola persona.
En la mayoría de los intentos de desciframiento durante el siglo XX, se partió de la hipótesis de que se trataba de un texto escrito en alguna lengua europea cifrada, convirtiendo cada letra individualmente mediante algún tipo de algoritmo desconocido.
Un equipo de criptógrafos de la NSA (Agencia de Seguridad Nacional de EE. UU.) descartó los cifrados de sustitución simple, porque son muy fáciles de descifrar y dirigieron sus esfuerzos hacia los cifrados polialfabéticos, considerando la posibilidad de que los mismos hayan estado reforzados por el uso de símbolos vacíos o equivalentes, rupturas falsas de palabra, reordenación de letras, etc. sin tener éxito en sus múltiples intentos.
Algunos autores supusieron que se habían eliminado todas las vocales antes del cifrado, pretendiendo adjudicarse el éxito en la traducción, pero los cifrados polialfabéticos son un siglo posteriores a la fecha del manuscrito, y los algoritmos de desciframiento propuestos dependen de tantas suposiciones por parte del lector que se podría obtener tantos textos con distintos significados como series aleatorias de símbolos puedan originarse.
Contra esta teoría se dijo también que se observan estadísticas naturales como la Ley de Zipf que presuponen una escritura directa en algún idioma, aunque desconocido, y un cifrado polialfabético destruiría dichas características y por lo tanto estarían ausentes en el libro.
James Finn propuso en su libro Pandora's hope (La esperanza de Pandora, 2004) que el manuscrito Voynich es hebreo codificado visualmente. Transcribiendo correctamente las letras, usando como guía el E.V.A., se podrían leer muchas de las palabras del manuscrito en hebreo, y se repetirían con diversas deformaciones para confundir al lector. Especuló que también se habían utilizado métodos de criptografía visual y de allí el fracaso que los demás investigadores, por haberse basado en una metodología matemática. El principal argumento en contra de esta teoría es que tal codificación cualitativa constituiría un obstáculo formidable para el talento del descifrador, dada la multiplicidad de posibles interpretaciones visuales alternativas del mismo texto. Sería difícil separar cuánta interpretación es del texto genuino, y cuánta refleja simplemente la subjetividad del intérprete.
Según otra teoría, las "palabras" del manuscrito Voynich en realidad serían códigos para consultar en un diccionario de códigos. Pero este tipo de cifrado es sólo viable en textos cortos, pues son muy engorrosos.
Se intentó también explicarlo a través de la teoría esteganográfica ( escritura “encubierta” ) por la cual la mayor parte del texto carecería de significado, conteniendo información oculta en detalles discretos como el número de letras en cada línea, y se sugirió que la traducción debía obtenerse mediante una Rejilla de Cardano de algún tipo. Utilizar un texto que aparente estar cifrado iría sin embargo contra el principal objetivo de la esteganografía, que es ocultar la propia "existencia" del mensaje secreto, pero de todas formas el Doctor Gordon Rugg, un especialista en computación, demostró mediante el mecanismo de la Rejilla de Cardano que se podía reproducir texto con características similares a las del que contiene el manuscrito, mediante el uso de una plantilla de papel perforado, pero los pseudo textos generados no tuvieron las mismas palabras y frecuencias que el manuscrito Voynich, y su parecido fue sólo visual, no cuantitativo, puesto que también se pudo producir un aleatorio que se pareciera al español (o a cualquier otra lengua).
Algunos sugirieron que el texto con significado podía estar codificado en la longitud o forma de ciertos rasgos de la escritura. (por ejemplo en el tipo de letra, regular frente a cursiva), pero examinado con aumento, los rasgos de escritura del manuscrito tienen un aspecto muy natural y parecen afectados simplemente por la superficie rugosa del pergamino.El lingüista Jaques Guy sugirió que podía estar expresado en una lengua natural exótica, y escrito con un alfabeto inventado, ya que la estructura de palabras es similar a la de muchas familias lingüísticas de Asia Oriental y Central, principalmente la sino-tibetana (chino, tibetano y birmano)y es consistente con todas las propiedades estadísticas del texto que han sido comprobadas a la fecha, incluyendo las palabras dobladas y triplicadas que son comunes en los textos escritos en chino y vietnamita con la misma frecuencia aproximada que en el manuscrito. Explicaría también la aparente falta de números y de características sintácticas occidentales (tales como artículos y cópulas) y la aparente división del año en 360 grados en grupos de 15 y comenzando con Piscis en lugar de 365 días, otra característica de calendarios orientales.
El autor del manuscrito Voynich podría haber sido un nativo del Lejano Oriente que vívía en Europa, o bien educado en una misión europea.
El principal argumento en contra de esta teoría es que nadie (incluidos los eruditos de la Academia de Ciencias de Pekín) ha podido encontrar ningún ejemplo claro de simbolismo oriental o de ciencia asiática en las ilustraciones.
El polaco Zbigniew Banasik propuso que el manuscrito es texto redactado en idioma manchú, y dio una traducción incompleta de la primera página.
En el libro Solution of the Voynich Manuscript: A liturgical Manual for the Endura Rite of the Cathari Heresy, the Cult of Isis ("La solución al manuscrito Voynich: un manual litúrgico del rito de Endura en la herejía cátara, el culto a Isis", 1987), Leo Levitov afirmó que el manuscrito era una transcripción sencilla de una "lengua oral políglota", y propuso un desciframiento parcial desde una mezcla de lengua flamenca medieval con francés y alemán antiguo.
Concluyó que se trataba de un ritual de suicidio asistido, asociado con la fe cátara. Para él las plantas quiméricas eran símbolos secretos de fé, y las mujeres en las tinas representaban el suicidio ritual, que incluía cortarse las venas para que la sangre se derramase en una bañera con agua caliente. Las constelaciones representaban las estrellas del manto de Isis.
Sin embargo, la fé cátara era un gnosticismo cristiano, y no se asociaba de ninguna forma con Isis, siendo además el libro mucho más antiguo que el surgimiento de los partidarios de estos rituales.
Analizando la estructura interna de las “palabras” del manuscrito William F. Friedman y John Tiltman postularon ( por separado ) que el texto podía ser una lengua artificial filosófica, con un vocabulario organizado según un sistema de categorías subdivididas generalmente por sufijos, por lo que se puede deducir el significado general de una palabra por la secuencia de las letras que la componen.
Por lo tanto, un texto sobre una materia concreta tendría muchas palabras con prefijos similares, lo cual podría explicar la naturaleza repetitiva del texto, pero nadie ha podido asignar un significado plausible a cualquier prefijo o sufijo del manuscrito, además de que una vez más todos los ejemplos conocidos de lenguas filosóficas son bastante tardíos (siglo XVII).
Jacques Bergier tampoco pudo escapar a la tentación del manuscrito, y si bien no intentó traducir el libro, en su obra Les livres maudits (editorial J' ai Lu, París, 1971), propuso la hipótesis de que el autor poseía conocimientos extraordinariamente avanzados y peligrosos para el mundo moderno, por lo cual los ocultó para evitar la autodestrucción de la especie.
Finalmente, están quienes tienden a pensar que el manuscrito es un engaño, cuando en realidad es, simplemente, una genialidad.
Vemos finalmente que nadie intentó un proceso de resemantización de la realidad, mirando el objeto con un semiescepticismo que replantee a la vez la semántica de lo conocido. Se buscó hacer del manuscrito un significado más, poder representarlo y registrarlo ( ¡aunque más no sea como la obra de una inteligencia extraterrestre! ), pero su genialidad impone el poderoso mensaje inherente a que es el hombre quien debe romper las bases de su actual estructura simbólica binaria para continuar su desarrollo y evolución, naciendo a una nueva posibilidad de simbolización multidimensional, y por ende, una nueva humanidad.
El libro de Voynich está hecho del material que domina al mundo, es decir lo desconocido y extremo. Es un llamado al abandono de las menudencias de lo conocido y repetido y el retorno a la disciplina de la incertidumbre.
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