El mes de setiembre es históricamente el momento en que hielo del Océano Ártico llega a su grado mínimo anual, y este año la caída ha resultado por debajo de los 4,6 millones de kilómetros cuadrados ( 4,24 ), quedando el área cubierta como la más pequeña en los 40 años que los científicos llevan estudiando el fenómeno. El anterior récord de cotas mínimas se había registrado en 2007, con 4,13 millones de kilómetros cuadrados.
En comparación, la medida mínima del hielo en 1970 era de unos 7 millones de kilómetros cuadrados ( la capa de hielo ha ido disminuyendo a razón de un once por ciento por década y desde la década del 70 se ha perdido más del 50% ).
Además, también ha disminuido el grosor de la superficie helada y puede derretirse aún más ya que aún no ha llegado el otoño al Ártico.
La mayoría de los expertos están de acuerdo en que el Océano Ártico quedará totalmente sin hielos en verano en algún momento de este siglo ( como ya ocurriera hace 125.000 años ), pero no se ponen de acuerdo acerca de cuándo ocurrirá.
Menos hielo modifica patrones climáticos en todo el mundo, disminuye el reflejo de la luz del sol calentando más el planeta y aumenta rápidamente el nivel del mar ( que podría elevarse hasta siete metros ), quitando sustento vital constante a osos polares, algas, peces y focas, e indirectamente a través de la cadena alimenticia, también a los humanos.
La media normal de hielo en el Ártico oscila entre los 15 millones de kilómetros cuadrados en marzo y los 5 millones en septiembre.
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