jueves, 21 de julio de 2011

HALLAN MONSTRUO MARINO DESCONOCIDO EN LAS PLAYAS DE GRAN BRETAÑA

COMO DECÍAMOS AYER...
Dos recientes posts de este blog hacían precisamente referencia a otra típica manifestación de la patología humana en este caso reflejada sobre la negación de la existencia de seres considerados extinguidos hace millones de años, pero que en realidad sólo han readaptado su hábitat hacia las profundidades océanicas ( un movimiento natural en todas las especies cuando la aparición de otro depredador más voraz sobre los que eran sus dominios atenta contra su dieta ).
Antes protagonizaban terroríficas (¡y reales!) leyendas marítimas y mitologías ancestrales ( el kraken, por ejemplo, fue considerado durante siglos un mito marinero hasta que se detectaron y pudieron estudiar varias variedades de calamares gigantescos ), eran prehistóricos y monstruosos seres que acechaban las profundidades ejerciendo una impactante fascinación en los humanos, y en esta época moderna - por ahora - sólo han sido llevados a la superficie ( vivos ) por Hollywood.
Una vez más, aquellos que asignan la categorización de mito popular a las realidades empíricas ( cuando en realidad son ellos los verdaderos creadores de mitos ) han sufrido otra cachetada y una nueva irónica burla de los ( ¡para ellos! ) "impertinentes" océanos, a la vez que han suministrado nueva data y evidencias a aquellos investigadores que los estudian seriamente a través de la ciencia llamada criptozoología. Este nuevo hallazgo tuvo lugar ayer en el Reino Unido, en las proximidades de la localidad de Aberdeen, donde hizo su aparición un cadáver de un monstruo marino que no figura en los catálogos de los necios.
Desde principios del siglo pasado, la "plantilla" utilizada por los idiotas con diploma apoyados por el poder para cuando ocurren este tipo de fenómenos es el equivalente al "globo meteorológico" de los OVNIs: cualquier evidencia que confirme su patética ignorancia ( sólo más pequeña que su narcisismo ) declaran que se trata " de una ballena bebé o de un feto de ballena".
Si se revisa la historia oficial en este tipo de apariciones, se podrá comprobar que la mentira ha sido siempre la misma, la “ballena meteorológica”, porque, como es completamente lógico, estos "talles pequeños" no tienen ni un gramo de imaginación.Es hora de que los hombres asumamos nuestra pequeñez junto con nuestra grandeza, y aceptemos con humildad que no sólo no somos el centro del universo sinó ni siquiera el de nuestro propio planeta, del cual sólo habitamos su superficie y no alcanzamos siquiera a arañar sus profundidades a pesar de los avances de nuestros equipos de sonar, cámaras a control remoto y sumergibles.La existencia de enormes animales marinos desconocidos es una realidad empírica, más allá de lo que cada cual quiera o pueda ver.En 1976 se descubrió una nueva especie de tiburón de casi 5 metros de longitud ( el "boca ancha" ) y fue por pura casualidad cuando se enredó en el ancla de un barco de la Marina de los EE.UU. frente a las costas de Hawaii. Posteriormente, en 1990 fue capturado vivo otro ejemplar en Dana Point, California, EE.UU. En los años 70 se encontró en Tokio una ballena gigantesca de una especie desconocida hasta el momento, a la cual se la nombró "Omura" por el biólogo japonés que la catalogó.El escritor romano Plinio daba cuenta de la existencia de un pulpo gigante en sus libros de historia natural, mientras que los dragones de mar aparecían en los bordes de todos los mapas medievales delsiglo 13. Extraños monstruos marinos eran descriptos en cuentos de la época del Renacimiento, en tanto que en 1938 el especialista en peces J.L.B.Smith catalogó como un celecanto ( especiesupuestamente extinta hacía 65 millones de años ) un rarísimo pez encontrado por marineros en las costas del río Chalumna en Sudáfirca, y un nuevo ejemplar apareció en 1952 capturado por un pescador de las islas Comores, en el océano Indico entre Madagascar y Mozambique (¡a 2500 km.de Sudáfrica!). En 1583 un aventurero inglés ( Sir Humphrey Gilbert ) relató su encuentro con un extraño monstruo marino con cabeza de león y ojos desorbitados; Hans Egede, un misionero dinamarqués informó sobre una criatura más larga que su barco completo y con una cabeza más larga que el mástil del mismo sobre las costas de Groenlandia en 1734; en 1918 recolectores de marisco en Port Stephens, Australia reportaron unánimemente horrorizados su encuentro con un tiburón que jamás habían visto "ni en sus peores sueños": medía unos 90 (¡!) metros de largo y no era una ballena ( eran marinos totalmente habituados al avistamiento de estos cetáceos ): era un tiburón, puesto que habían visto claramente su terrible cabeza, la cual era "tan larga como el muelle en el que nos encontramos" ( que medía unos 30 metros ) y todos coincidieron una vez más unánimemente ( fueron exhaustivamente interrogados por separado ) en su fantasmal color blanquecino. Tiburones gigantescos de mayor tamaño que las embarcaciones en las que viajaban los testigos fueron reportados en 1927, 1933 y en 1960. Todos eran pescadores experimentados, prosaicos e imperturbables como para caer en historias fantásticas, características que son comunes a todos los testimonios que de ex profeso hemos citado, y por lo tanto difícilmente faltos de objetividad.También en 1876 una expedición del buque británico Challenger descubrió en el fondo del mar unos dientes gigantescos, aparentemente pertenecientes al mítico tiburón megalodón ( también supuestamente extinto hace millones de años ), y efectuada su datación en Londres en 1959 uno de los dientes arrojó una antiguedad de sólo 1.214 años. El yate australiano Rachel Cohen al ser amarrado en dique seco para operaciones de mantenimiento en marzo de 1954 acusó al ser inspeccionado una tremenda mordida que dejó incrustados en la madera 17 enormes dientes en semicírculo ( típico de la mordida de tiburón ) casi un 50% más grandes que los de los tiburones conocidos. El capitán recordó una extraña sacudida mientras navegaban una noche por Timor, cerca de Indonesia.Las tan injustamente subestimadas "leyendas" dan cuenta de tiburones de 30 metros de largo ( como una existente entre los pescadores de Polinesia que lo llaman " el señor de las profundidades" ) y otras especies marinas gigantescas, que también pueden encontrarse documentadas en las piedras de antiguas civilizaciones prehistóricas.Al encarar estos temas, nos gusta siempre poner el ejemplo de la visión 3 D o su falta, ya que la misma añade una dimensión a nuestra manera de ver ( a los que estemos dispuestos a hacerlo, claro ) y quienes prefieren renunciar a ella, se pierden las propiedades de la profundidad y el relieve, y puestos a analizar temas de quienes sí decidieron ver en 3D, observan todo completamente fuera de foco.Esa visión distorsionada los lleva a justificaciones lineales, binarias y pequeñas: que las extrañas criaturas reportadas podrían ser sólo una ola o un truco de la luz ( globos meteorológicos, bah ), o tal vez sólo la visión fantástica de marineros atrapados durante demasiado tiempo en aguas calmas ( para ellos, expertos son sólo aquellos que no osan incluír las rarezasentre las expectativas ), exageraciones provocadas por el miedo y leyendas portuarias ( están prisioneros de su falaz creencia en la prueba corroborativa, una verosimilitud retrospectiva inexistente, que sólo vive en el intento de sus cerebros por domesticar la incertidumbre, y que los convierte en absolutos esclavos de la predicribilidad retrospectiva, que es a todas luces un fraude intelectual ). Sostienen también que no pudo haber continuidad de los plesiosaurios y otras bestias prehistóricas porque no se han encontrado restos fósiles de menosde 65 millones de años ( la evidencia del celecanto, que incluso ya ha sido filmado vivo y coleando en los mares del sur de Africa parece no afectar el adoquín de sus cabezas, incapaces de la más mínima apuesta arriesgada ) o que simplemente no existen “ porque no los vemos”.
Así exactamente es nuestra estúpida ciencia oficial, que sin duda alberga un enorme monstruo en las profundidades de sus creencias.OTROS CADÁVERES COMO EL DE ABERDEEN, GRAN BRETAÑA, APARECIDOS EN DISTINTAS PLAYAS DEL MUNDO:

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