¡DAME DE COMER, MALDITO HUMANO! Un guía turístico en Australia, navegando sobre el río Adelaida ( zona que se ha utilizado para filmar las célebres películas de Cocodrilo Dundee ), ofrecía trozos de carne incrustada en un palo, como de costumbre, exhibiéndolo fuera del bote como golosina, para que los turistas pudieran observar, como parte de las emociones de la excursión, las “piruetas” de los cocodrilos que habitan la zona para hacerse con el alimento. La cuestión es que de repente surgió desde el agua este pedazo de cocodrilo monstruo dispuesto a aceptar la oferta provocando una estampida aterrada hacia el otro lado del barco de todos los turistas ( menos mal que el cimbronazo no dio vuelta la embarcación o de lo contrario nuestro monstruoso amigo habría terminado indigestado con tanta carne como almuerzo, ya que los cocodrilos de agua salada son muy propensos a comer carne humana ). Si bien en este lago puede haber ejemplares de hasta siete metros, este “anciano” de por lo menos 70 años de edad medía mucho más que los cocodrilos que suelen saltar en busca del alimento. El gigantón de casi seis metros de largo y alrededor de 500 kilos de peso, es ya conocido por los guardaparques, quienes lo han bautizado “Bruto”, quien hace mucho tiempo perdió una de sus patas delanteras en alguna lucha probablemente con algún tiburón también obviamente gigantesco, y la impactante imágen fue tomada por la fotógrafa Katrina Bridgeford, que se encontraba en el crucero con sus dos hijos adolescentes. Los cocodrilos son eximios nadadores ( muchas veces se los ha visto aventurados en el mar ) y clásicos depredadores oportunistas, que acechan pacientemente bajo la superficie cerca de la orilla del agua, a la espera de posibles presas o incluso aventurándose hasta un kilómetro tierra adentro. Varias personas han resultado asesinadas por los reptiles en la zona en los últimos años.
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