Dos estudios publicados recientemente exploran la posibilidad de que una solución tecnológica de bajo costo para el problema del derretimiento de los casquetes de hielo en el Polo Norte debido al calentamiento global.
El científico autor principal de ambos afirma que "cualquier nación importante" podría encontrar los recursos necesarios para llevar a cabo la operación.
La única pregunta importante al respecto es si debería hacerse.
El hielo del Océano Ártico se redujo a un mínimo histórico en septiembre pasado, con un área total cubierta que es la mitad de lo que era en los años ochenta.
David Keith, profesor de física aplicada en la Universidad de Harvard, es el autor principal de los trabajos publicados en el Climate Change & Nature Environmental Research Letters, y en un reportaje concedido al diario canadiense The Star Windsor dijo que lo más importante es ponerse de acuerdo en qué tipo de planeta queremos.
Utilizando modelos climático, sugiere la inyección de partículas reflectantes en la atmósfera para reducir la cantidad de luz solar que llega a la Tierra, provocando un efecto regional que devolvería el hielo ártico.
Su documento afirma que, al reducir la penetración de la luz solar sólo en un 0,5 por ciento se podría restaurar el mar de hielo en torno al Polo Norte a los niveles preindustriales.
«No es necesario reducir la radiación solar en todo el planeta como si se tratara de un termostato global ", 'dice en el documento, y sugiere que toda la operación se podría lograr con sólo unos pocos jets Gulfstream modificados, con un costo de unos 8 billones de dólares anuales.
Sin embargo, la Geoingeniería a gran escala del tipo que propone el profesor Keith ha sido descartada por la Convención de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica, ya que podría generar efectos drásticos y desastrosos no deseados, aunque se transformaría en una respuesta viable en caso de una "emergencia climática", tal como el repentino colapso de las capas de hielo o una sequía mortal.
El científico autor principal de ambos afirma que "cualquier nación importante" podría encontrar los recursos necesarios para llevar a cabo la operación.
La única pregunta importante al respecto es si debería hacerse.
El hielo del Océano Ártico se redujo a un mínimo histórico en septiembre pasado, con un área total cubierta que es la mitad de lo que era en los años ochenta.
Utilizando modelos climático, sugiere la inyección de partículas reflectantes en la atmósfera para reducir la cantidad de luz solar que llega a la Tierra, provocando un efecto regional que devolvería el hielo ártico.
Su documento afirma que, al reducir la penetración de la luz solar sólo en un 0,5 por ciento se podría restaurar el mar de hielo en torno al Polo Norte a los niveles preindustriales.
Sin embargo, la Geoingeniería a gran escala del tipo que propone el profesor Keith ha sido descartada por la Convención de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica, ya que podría generar efectos drásticos y desastrosos no deseados, aunque se transformaría en una respuesta viable en caso de una "emergencia climática", tal como el repentino colapso de las capas de hielo o una sequía mortal.
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