Apenas un año y tres meses duraron las declamaciones y mentiras: aún con un nuevo gobierno, el 1 de julio Japón volverá a activar una central nuclear, con la planta de Fukushima aún sin control y despidiendo radiación permanente.
Se trata del tercer reactor de la central de Oi, ubicada en la provincia de Fukui, que dos días después comenzará a producir energía eléctrica alcanzando su máxima potencia cuatro días más tarde, para luego agregar el encendido de su reactor número cuatro el 17 de julio.
Quince mil activistas antinucleares realizaron manifestaciones de protesta por la reactivaciòn concentrándose cerca del despacho del primer ministro japonés Yoshihiko Noda, y en las inmediaciones de la central de Oi, exigiendo el abandono del uso de energía nuclear.
Luego del desastre ( aún en curso, es decir, sin control humano ) de la central nuclear de Fukushima, el gobierno cerró los 50 reactores operativos en Japón prometiendo que no se reabrirían hasta no haber revisado totalmente su seguridad, pero como toda promesa política, duró sólo el tiempo necesario para que la opinión pública pueda ser distraída con otros temas y la central de Oi se reabre tal cual estaba cuando fue apagada, es decir, sin haber cumplido la revisión prometida.
La energía nuclear cubría alrededor del 30 % de la demanda energética japonesa antes del peor desastre nuclear en la historia de la humanidad.
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