La serotonina, llamada la "hormona de la felicidad" en el cerebro, aparece asociada directamente con el número de bacterias que existan en el tracto gastrointestinal a edad temprana, según revelaron expertos irlandeses de la Universidad College Cork, que llevaron a cabo un experimento que les hizo constatar que la caída de las tasas de serotonina provoca un estado de mal humor y disminución de emociones positivas.
En el marco de su estudio, los investigadores utilizaron ratones que carecían de ciertas bacterias cuya ausencia en la flora intestinal se reflejaba negativamente sobre la producción de serotonina, siendo más marcado en los machos.
Además, antes de introducir las bacterias en los cuerpos de los roedores, los científicos establecieron que el déficit de su sistema nervioso central les había hecho experimentar severos e irreversibles cambios que afectaron tanto la concentración de serotonina como el trabajo cerebral.
El descubrimiento ofrece la posibilidad de crear nuevas estrategias microbianas para el tratamiento de trastornos del cerebro.
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