Especialistas de la Universidad Estatal Médica Siberiana (Rusia) crearon un fármaco llamado Polistán basado en polisacáridos activos que cumplen funciones de reservas energéticas y estructurales, que obliga a la inmunidad a combatir el cáncer a la vez que aumenta la eficacia de la quimioterapia.
Cuando un tumor comienza a generarse en el organismo, el sistema inmunológico hace lo imposible por conservarlo, y Polistán revierte esta letal reacción natural redirigiendo las funciones defensivas en contra del cáncer, lo cual genera como consecuencia que puedan aplicarse dósis menores de quimioterapia y por lo tanto una menor intoxicación en el organismo del paciente.
Los polisacáridos se extraen de las raíces de una planta muy abundante en el sudeste asiático, Rusia, América del Norte y Europa llamada cálamo aromático ('Acorus calamus') que ya era utilizada como medicina en la antigüedad en Roma y Grecia por sus efectos tonificantes sobre el corazón, el sistema nervioso central, el aparato digestivo, riñones, hígado, vegija urinaria y vasos cerebrales.
La droga, que se aplica en forma inyectable dada su rápida descomposición en el aparato digestivo humano, ha generado una reacción de escepticismo en la comunidad médica, y recién comienza su etapa de pruebas clínicas por lo cual se espera esté en el mercado dentro de unos 6 años.
Cuando un tumor comienza a generarse en el organismo, el sistema inmunológico hace lo imposible por conservarlo, y Polistán revierte esta letal reacción natural redirigiendo las funciones defensivas en contra del cáncer, lo cual genera como consecuencia que puedan aplicarse dósis menores de quimioterapia y por lo tanto una menor intoxicación en el organismo del paciente.
Los polisacáridos se extraen de las raíces de una planta muy abundante en el sudeste asiático, Rusia, América del Norte y Europa llamada cálamo aromático ('Acorus calamus') que ya era utilizada como medicina en la antigüedad en Roma y Grecia por sus efectos tonificantes sobre el corazón, el sistema nervioso central, el aparato digestivo, riñones, hígado, vegija urinaria y vasos cerebrales.
La droga, que se aplica en forma inyectable dada su rápida descomposición en el aparato digestivo humano, ha generado una reacción de escepticismo en la comunidad médica, y recién comienza su etapa de pruebas clínicas por lo cual se espera esté en el mercado dentro de unos 6 años.
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