Las venas humanas cultivadas en laboratorio podrían muy pronto revolucionar la cirugía de bypass coronario: crecen en pocas semanas a partir de un trozo de piel tomada de la parte posterior de la mano de un paciente, y también podrían ayudar a pacientes con problemas renales que dependen de la diálisis mientras esperan un transplante y a bebés con defectos en la válvula de su corazón.
La última técnica desarrollada al respecto por la firma Cytograft Tissue de los EE.UU. es la más extraña, pues implica tejer las venas en un telar en miniatura en el laboratorio, y además de mejorar la resistencia para poder hacer frente a la presión de la sangre que circula a través del cuerpo, solucionan cuatro problemas muy importantes: reduce dramáticamente el tiempo para cultivar un vaso sanguíneo a dos meses, no es necesario tomar un vaso sanguíneo del paciente para el cultivo ( que generalmente están todos dañados ), hay que realizar una sola operación en vez de dos y no se necesita colocar versiones sintéticas que son propensas a infecciones.
Se toman células de la piel del dorso de la mano, que poseen grandes cantidades de proteínas con colágeno, que es fuerte pero elástico, y luego se multiplican hasta formar una fina lámina.
Luego se enrrolla esta lámina como un rollo de papel y se la incuba con nutrientes esenciales hasta que las diversas capas se fusionan para formar un tubo hueco.
El tubo se llena con un segundo tipo de células tomadas de una vena superficial que forma parte de la muestra de piel original y se almacena en refrigeradores del hospital listos para su uso.
La lámina de células también se puede cortar en finos hilos que se enrrollen en carretes en un pequeño telar estéril.
Los transplantes realizados hasta ahora han sido exitosos y sin rechazos ni respuestas agresivas del sistema inmunológico, aunque la técnica se encuentra aún en etapa de pruebas y puede que tarde entre cinco y diez años para llegar a tener un uso masivo.
Luego se enrrolla esta lámina como un rollo de papel y se la incuba con nutrientes esenciales hasta que las diversas capas se fusionan para formar un tubo hueco.
El tubo se llena con un segundo tipo de células tomadas de una vena superficial que forma parte de la muestra de piel original y se almacena en refrigeradores del hospital listos para su uso.
La lámina de células también se puede cortar en finos hilos que se enrrollen en carretes en un pequeño telar estéril.
Los transplantes realizados hasta ahora han sido exitosos y sin rechazos ni respuestas agresivas del sistema inmunológico, aunque la técnica se encuentra aún en etapa de pruebas y puede que tarde entre cinco y diez años para llegar a tener un uso masivo.
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