Prefiere soportar tifones y picaduras de insectos que estar cerca de sus semejantes.
Vive en una pequeña isla inhóspita japonesa dese hace dos décadas y es allí donde quiere morir.
En los primeros años de la década de los noventa, el Sr.Nagasaki, que trabajaba en un centro de atención en la industria del entretenimiento, decidió huir de la sociedad para establecer su propia base solitaria en la pequeña isla de Sotobanari, de un kilómetro de ancho, que se encuentra en la prefectura de Okinawa, más cerca de Taiwán que de Tokio.
Las corrientes inconvenientes que posee la isla para tales efectos, hace que la misma ni siquiera sea frecuentada por pescadores locales.
No hay agua natural y desde la construcción de su casa el señor Nagasaki ha tenido que enfrentarse los tifones poderosos y fuertes y constantes picaduras de insectos, pero estas dificultades no han impedido que el ermitaño, que ya no usa ropa, se mantenga firme en su decisión de aislarse del mundo.
Una vez por semana, viaja a una isla cercana para comprar tortas de arroz y agua para hervirlos, su permanente monodieta, la cual puede adquirir gracias a una donación de 120 dólares mensuales que le envía su familia.
Una vez por semana, viaja a una isla cercana para comprar tortas de arroz y agua para hervirlos, su permanente monodieta, la cual puede adquirir gracias a una donación de 120 dólares mensuales que le envía su familia.
Nagasaki cuenta que durante su primer año en la isla se vestía cada vez que veía pasar un barco, que pero poco a poco se fue despojando de su pudor y ahora camina en cueros por su pequeño mundo privado.
'Yo no hago lo que la sociedad me dice, prefiero seguir las reglas del mundo natural -cuenta Masafumi - "Usted no puede vencer a la naturaleza así que sólo tiene que obedecer completamente.
"Eso es lo que aprendí cuando llegué aquí, y probablemente por eso me las arreglo muy bien."
Para bañarse y afeitarse utiliza simplemente el agua de lluvia que atrapa en unas cacerolas improvisadas.
Tiene que preparar la comida y lavar y limpiar su campamento antes de que se vaya la luz y los insectos salgan a atacar.
"Encontré aquí mi lugar para morir y lo puedo elegir, y lo prefiero a la cama de un hospital. Además para mí es mejor morir rodeado por la naturaleza que rodeado de familiares".
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