lunes, 30 de enero de 2012

INTELIGENCIA ALIENÍGENA: REINICIAN LA BÚSQUEDA

EL PRECIO DE LOS SUEÑOS
Apoyados financieramente  por el público, algunos millonarios de Silicon Valley y la Fuerza Aérea norteamericana y espiritualmente por la fuerza de sus propios sueños, un grupo de astrónomos reinició la búsqueda  de inteligencia extraterrestre - SETI, que había sido interrumpida el año pasado por falta de financiamiento. 
El Instituto había solicitado ayuda financiera a los internautas desde su sitio web, y consiguió recaudar unos 220.000 dólares, valor aproximadamente equivalente a dos meses de gastos de operación, mientras simultáneamente  hay en ciernes una negociación con la Fuerza Aérea para utilizar mancomunadamente los radiotelescopios ( las Fuerzas Armadas quieren utilizarlos para rastrear basura espacial y satélites ) y financiar estas operaciones de manera conjunta, lo cual aseguraría su operatividad por un año más como mínimo ( aunque también se asegurarían determinadas censuras previas, pero se trata de elegir entre eso o la nada ). 
A principios de diciembre, el sistema de telescopios, conocido como Allen Telescope Array , ubicado en Pico Lassen, volvió a la vida reiniciando sus búsquedas de estrella en estrella comenzando por la constelación del Cisne, en la esperanza de lograr escuchar emisiones de radio de civilizaciones extraterrestres. 
La reanimación del proyecto tuvo un motor fundamentalmente psicológico, desde que la  Kepler de la NASA publicó su lista de 1.235 planetas candidatos a albergar vida inteligente, y a la evidencia aportada por el telescopio de la misma agencia de que nuestra galaxia está repleta de planetas, al menos tres veces más de lo que se creía, con 11sistemas semejantes al solar y un total de 60 planetas que dan vueltas alrededor de sus respectivas estrellas ( cada sistema cuenta con una media de entre dos y cinco planetas de tamaños que oscilan entre 1,5 veces más grandes que la Tierra y el tamaño de Júpiter ), lo cual vuelve demasiado grande el número de planetas similares al nuestro aumentando considerablemente las posibilidades de que alguno de ellos albergue vida inteligente.
Lo que parecen no tener en cuenta estos tenaces y bien intencionados buscadores es que la vida inteligente puede haber evolucionado en direcciones completamente diferentes a la nuestra ( nosotros mismos somos el más claro ejemplo de ello: de haber continuado los lineamientos de la tecnología impulsada por el brillante científico Nikola Tesla, por ejemplo, estaríamos utilizando otras vías de transporte y comunicación absolutamente diferentes ) y que estas diferencias pueden provocar el mismo silencio que la ausencia de vida inteligente.
Recién en los últimos años hemos comenzado a comprender que otros seres que conviven con nosotros, como los delfines por ejemplo, poseen su propio idioma inteligente y que su idioma ha sido siempre el mismo y sólo nosotros los que no los escuchábamos antes ni lo intentábamos comprender porque simplemente no estábamos prestando atención a la frecuencia correcta.
Es más: hace poco tiempo en un experimento realizado con un grupo de estudiantes universitarios se les encomendó estudiar y definir las propiedades de ciertas señales sin decirles de qué se trataban y lograron técnicamente un resultado aceptable en cuanto a medir longitudes de onda y otras propiedades de las transmisiones, pero no lograron percatarse de que simplemente estaban estudiando comunicaciones por celular entre otros estudiantes de su mismo colegio.
Con este tipo de búsquedas, estamos pretendiendo que otras especies inteligentes intenten comprender nuestra manera de comunicarnos y nó intentar nosotros comprender la de ellos, lo cual aumenta exponencialmente las posibilidades de fracaso, porque, al igual que hacemos con una radio, para escuchar voces que comprendamos en lugar de estática, primero debemos sintonizar la frecuencia correcta.
Y aún aceptando que alguien esté transmitiendo un "hola" en nuestra misma frecuencia, estaremos buscando una aguja en el pajar cósmico ya que hay por lo menos 100 mil millones de estrellas en la galaxia y 9000 millones de canales de radio en el que extraterrestres, si es que existen, podrían estar transmitiendo.
Por lo pronto, los problemas son mucho más terrenales, y la política y la recesión han dejado los presupuestos de astrónomos y científicos asediados por un silencio mucho más desesperanzador.
La historia de búsqueda de señales de radio extraterrestres en los EE.UU. comenzó cuando un joven astrónomo llamado Frank Drake , que trabajaba en el Observatorio Nacional de Radioastronomía en Green Bank, Virginia Occidental, apuntó sus pantallas hacia un par de estrellas en 1960, preguntándose si podría hacer contacto con alguien.
Todo lo que obtuvo fue estática, pero no obstante encendió un sueño que prendió velozmente en parte de la comunidad científica y de la opinión pública. 
En 1971, la NASA multiplicó gigantescamente este sueño a través del taller dirigido por Barney Oliver, jefe de investigación de Hewlett-Packard, que concluyó que la mejor manera de encontrar extraterrestres era con un radiotelescopio gigente llamado Cyclops que tenía un costo de 10 mil millones de dólares.
En 1978, el senador William Proxmire, de Wisconsin, un abierto crítico de lo que él consideraba gastos innecesarios del gobierno, acusó a los autores del proyecto de malgastar los fondos del erario público en busca de un inútil "Vellocino de Oro", y en 1993, un nuevo proyecto de la NASA para captar señales en 1000 nuevas estrellas fue cancelado por el Congreso, momento a partir del cual la búsqueda continuó a través de financiamientos privados.
La Dra. Jill Tarter ( inspiración para el personaje protagonizado por la actriz Jodie Foster en la película "Contacto" ) estuvo a cargo de la dirección de la investigación del Instituto SETI y se convirtió en la cara pública de la causa.
Alrededor de medio siglo y 2.000 estrellas después, la humanidad continúa "oficialmente" solitaria en la galaxia, y Tarter  se enorgullece del hecho de jamás haber publicado una falsa alarma ( ni siquiera ante la inminencia del cierre del programa ), gracias a sus sensibles métodos de verificación que han deshechado una considerable lista de señales engañosas.
Sus computadoras comprobaron señales persistentes en cinco ocasiones, cuatro de ellas durante seis horas consecutivas, y el momento más dramático tuvo lugar en 1998, cuando apareció una señal que simplemente no podía ser eliminada, pero que finalmente resultó ser la transmisión del satélite europeo SOHO.

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