Muchísimos oficios e industrias han desaparecido como consecuencia de la globalización y, más allá del ejemplar “balckout” que hoy internet está dejando como testimonio del rechazo absoluto a la hedionda ley dictatorial S.O.P.A. que pretenden dictar las multinacionales , hay que analizar y comprender de una vez por todas, que el sistema de propiedad intelectual corporativo DEBE DESAPARECER, POR VIEJO, CORRUPTO Y NO REPRESENTATIVO de los derechos individuales de cada autor.
La Ley S.O.P.A. es, en realidad, el último manotazo de ahogado de estas superestructuras originadas en un contexto no globalizado y menos informatizado, y que han caído en la cuenta de que hoy día tienen tanta utilidad real y social como un caballo como medio de transporte.
El gran problema comenzó a partir de la globalización cuando las ganancias de estas compañías se multiplicaron en forma exponencial: antes poseían mercados zonales que de repente se convirtieron en mundiales, agregando por lo menos cinco ceros a cada cifra de ganancia ( ésta es también la explicación del “regreso” de casi todos los grupos
musicales, películas y otras obras artísticas que fueran famosas una y hasta dos décadas atrás: no podían perderse la nueva y jugosa “tajada” ), y las corporaciones comenzaron a chorrear baba, sin poder comprender que la situación tendría, a la larga, un efecto devastador sobre sus propias estructuras.
Hoy, la propiedad intelectual tiende a volver al dominio de su autor y a su derecho particular de distribuírlo y comercializarlo a su gusto, y hacia allí deberían dirigirse todos los esfuerzos por crear un nuevo sistema más democrático y equitativo que la administre.
¿Los dinosaurios? Los dinosaurios van a desaparecer.
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