La misión orbital Kepler de la NASA ha confirmado la existencia de un exoplaneta habitable, el Kepler-22b o "Planeta Azul", orbitando una estrella G5, similar en masa y radio a nuestro sol, ubicado a 600 años luz de la Tierra, entre las constalaciones de Lyra y Cisne.
Esta super-Tierra parece ser un gran planeta, rocoso, con una temperatura superficial de alrededor de 72 grados Fahrenheit, similar al día de primavera en la Tierra.
Su tamaño sería 2,4 veces superior a la Tierra, su período orbital de 290 días ( contra los 365 días de la Tierra ), a una distancia de alrededor de un 15 por ciento más cerca de su estrella que nosotros de la nuestra, y por lo tanto con temperaturas predominantemente cálidas y con agua líquida en su superficie.
Es la primera vez que se obtiene evidencia de un planeta en la zona del sistema planetario Kepler-22, región en la que se cree que puede haber agua en estado líquido.
Es la primera vez que se obtiene evidencia de un planeta en la zona del sistema planetario Kepler-22, región en la que se cree que puede haber agua en estado líquido.
El descubrimiento será publicado en The Astrophysical Journal por el equipo del Centro de Investigación Ames de la NASA, liderado por William Borucki.
Los investigadores anunciaron también que su telescopio identificó en total un millar de nuevos 'candidatos' a planeta, diez de los cuales tienen un tamaño similar a la tierra y orbitan zonas habitables donde las temperaturas permiten la vida tal cual la conocemos.
Los planetas y candidatos a planeta se detectan mediante la medición de las caídas en el brillo de las estrellas, analizando si las causas son cuerpos sólidos que pasan por delante suyo.
Para verificar la señal de un cuerpo celeste similar es necesario que el observatorio capte al menos tres tránsitos con un período fijo.
Existe una lista conjunta elaborada por científicos especialistas de la NASA, el SETI, el Centro Aeroespacial Alemán y cuatro universidades, en la cual se clasifica la habitabilidad de cuerpos celestes, tanto del sistema solar como de otros sistemas estelares, en los que hay más probabilidad de que exista vida, parecida o distinta a la terráquea ( ciertos parámetros magnéticos, químicos, atomosféricos y físicos pueden crear condiciones aptas para la vida, pero menos parecida a la de la Tierra ).
Lideran las listas Titán, satélite de Saturno, el exoplaneta Gliese 581g, que se encuentra a unos 20,5 años luz de la Tierra, y ahora se agregaría Kepler-22b al "top list" de probables gemelos de la Tierra.
Fueron clasificados de acuerdo a un coeficiente, donde 1,0 es el valor para la Tierra, y cuanto más alto sea el valor para otros planetas, más se parecerá a la Tierra.
El planeta que encabezó la lista es el Gliese 581g (0,89), que tiene tres veces la masa terráquea, lo que es suficiente para soportar una atmósfera. Lo siguió Gliese 581d (0,74) y Gliese 581c (0,70).
Por detrás de estos planetas en esta clasificación se encuentra una luna de Saturno, Titán (0,64), Marte ( 0,59 ), una luna de Júpiter, Europa ( 0,49 ) y luego en valores inferiores Mercurio, HD 69830d (un planeta que orbita a una enana roja en la constelación de Puppis), 55 Cancri-c (un planeta del sistema de la estrella 55 Cancri en la constelación de Cáncer), Plutón, nuestra Luna y, de nuevo, un planeta del sistema de Gliese 581, el Gliese 581e.
Los científicos indicaron que no se descarta la posibilidad de que los lagos de hidrocarburos de Titán sirvan como generadores de alguna forma de vida totalmente desconocida, pues los resultados de estudios en la Tierra sugieren su habitabilidad.
Por otra parte, un nuevo estudio mostró que la superficie del objeto astronómico probablemente más grande del cinturón de Kuiper (anteriormente considerado un planeta del Sistema Solar), Plutón, está formada por una fina capa de hielo y nitrógeno, bajo la cual se encuentra una capa del hielo hídrico.
Bajo esta corteza podría encontrarse un océano hídrico (el agua líquida es una de las principales condiciones de habitabilidad a la que apunta el rastreo del espacio exterior) y el calor para derretir el hielo podría llegar desde dentro y proceder de la desintegración radiactiva de los isótopos del potasio que se encuentran en su núcleolo cual, de demostrarse, significaría que incluso los objetos atronómicos del cinturón de Kuiper (ubicados a una distancia unas 20 veces mayor que la distancia entre la Tierra y el Sol), son más aptos para la vida de lo que se creía anteriormente.
De la misma manera, se está aceptando actualmente que en un pasado remoto pudo haber vida en Marte y Venus.
Los científicos calcularon que de las 100 mil millones de estrellas que integran nuestra galaxia, el 44% tienen sistemas planetarios y una décima parte de estos cuenta con planetas que se parecen a la Tierra.
Según otros cálculos, el 1,2% de todas las estrellas en el Universo tendría planetas aptos para la vida ( incluso con dos soles ). Es decir, basados en cálculos de una ciencia apenas recuperada de la ceguera y aún con miopía severa, estaríamos hablando igualmente de más de mil millones de posibilidades.
Ahora sabemos que si pudiéramos volar por el espacio hacia cualquier dirección, tarde o temprano encontraríamos un planeta similar a nuestra cuna terrestre.
Una vez más, la vida extraterrestre ha estado siempre allí, en el mismo lugar del universo, y sólo la evolución de nuestra propia con-ciencia ha mejorado nuestra clásica miopía al crearse a raíz de nuestra evolución tecnológica métodos de clasificación mucho más racionales que en el pasado, y realizarse mejores y más completas mediciones de propiedades planetarias y estelares.
Y todavía falta muchísimo por descubir...sobre nosotros mismos y nuestra ceguera.
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