La muy realista arquitectura de este bebé robótico provoca escozor en muchos, sobre todo debido a las muy naturales expresiones de perplejidad, alarma, enojo, alegría, llanto y tristeza que es capaz de desarrollar.
Fue desarrollado por investigadores del laboratorio Machine Perception de la Universidad de California, EE.UU., conjuntamente con la compañía japonesa Kokoro, con la intención de estudiar el desarrollo cognitivo y la inteligencia senso-motriz de los niños, y fue bautizado como Diego-San.
Mide 1,30 metros, pesa 30 kilogramos y posee piel flexible, numerosas partes móviles y 44 uniones neumáticas para imitar casi a la perfección movimientos humanos.
Su inteligencia artificial está basada en el comportamiento de los bebés humanos, y está diseñada para aprender de la experiencia, al igual que los niños, lo cual le permitirá además entender la empatía, y desarrollar una personalidad inteligente y comprensiva, a diferencia de otros robots construídos para la guerra.
Por suerte, no vomita ni moja los pañales.
Fue desarrollado por investigadores del laboratorio Machine Perception de la Universidad de California, EE.UU., conjuntamente con la compañía japonesa Kokoro, con la intención de estudiar el desarrollo cognitivo y la inteligencia senso-motriz de los niños, y fue bautizado como Diego-San.
Su inteligencia artificial está basada en el comportamiento de los bebés humanos, y está diseñada para aprender de la experiencia, al igual que los niños, lo cual le permitirá además entender la empatía, y desarrollar una personalidad inteligente y comprensiva, a diferencia de otros robots construídos para la guerra.
Por suerte, no vomita ni moja los pañales.
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