Un estudio canadiense sondeó la viabilidad moderna de una idea relativamente antigua llegando a una conclusión algo inesperada: la mayoría de la gente realmente no tendría problemas en aceptar donar sus órganos si se le pagara por ellos.
El Dr. Braden Manns, del Instituto Cardiovascular Libin de Alberta y el Instituto de Salud Pública de Canadá enviaron un cuestionario a más de 2,500 trabajadores de salud pública y personas afectadas con enfermedad renal, y los resultados demostraron que el 70 por ciento de los encuestados cree que incentivos financieros son aceptables en los casos de fallecimiento del donante, y ese número se reduce a 40 por ciento para un donante vivo.
Esto sugiere que incentivos financieros, podrían traducirse en más órganos disponibles para las personas que necesitan un trasplante, una idea controvertida, que actualmente sería ilegal en la mayoría de los países, pero que tal vez mejoraría considerablemente la oferta de donaciones y salvaría muchas vidas.
Por supuesto, la idea tiene sus críticos, quienes sostienes que fomentar el pago de órganos erosionaría con el tiempò la calidad de los mismos
Por supuesto, la idea tiene sus críticos, quienes sostienes que fomentar el pago de órganos erosionaría con el tiempò la calidad de los mismos
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