Investigadores de la Purdue University notaron que la cinta pegante que utilizaban para recoger muestras de polen tenía la tendencia de curvarse cuando se exponía a la humedad, absorviendo el agua el lado sin pegante , mientras que el lado con pegante repelìa el líquido, y como consecuencia de ello se curvaba.
Mediante un láser redujeron su grosor a un décimo del original, y la convirtieron en una especie de garra para atrapar y sostener gotas de agua y otras muestras minúsculas.
Además, la recubrieron con nanopartículas ferrosas, para que las garras cerradas se puedan recuperar con nada más que un imán.
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