El grafeno es un cristal de carbono de dos dimensiones que combina una fuerza inigualable con una excepcional capacidad para transportar calor y electricidad además de otras muchas cualidades inusitadas. Su transparencia, conductividad y elasticidad lo convierten en un material único para construir aparatos electrónicos flexibles, y estas cualidades combinadas con su impermeabilidad hacen que sea el material ideal para cubrir superficies metálicas y protegerlas de la corrosión.
Sin embargo, la promesa del grafeno como base para todas estas nuevas tecnologías estará más cerca de cumplirse cuando sus cualidades se puedan reproducir masivamente como en el laboratorio, según lo explica un grupo de investigadores de la Universidad de Manchester en la revista Nature.
Así, cuanto menos refinados sean los productos producidos con grafeno, más rápído estarán en el mercado, y el papel electrónico enrollable, por ejemplo, podría estar disponible en 2015, aunque solo como prototipo.
Pero para ello, será necesario que los costes de fabricación desciendan antes de que esté en el mercado, afirma el artículo.
En 2020, este material se podrá producir en la calidad y la cantidad necesaria para aplicarlo a las comunicaciones inalámbricas de alta velocidad y a la generación de radiación THz, empleada en imagen médica y a partir de 2030, se podría pensar en construir diminutas sondas de grafeno con las que transportar fármacos teledirigidos contra tumores y, en último término, sustituir el omnipresente silicio por el nuevo material milagroso.
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