El sexting suele estar asociado por los medios de comunicación como una actividad propia de personas con trastornos psicológicos, pero de acuerdo a información de la Universidad de Michigan, un estudio en el que participaron voluntarios de entre 18 y 24 años reveló que aquellos que practican el intercambio de material sexual a través de dispositivos móviles, no presentan comportamientos sexuales riesgosos ni desórdenes conductuales en comparación a aquellos que no lo hacen.
Además, los participantes tampoco reflejaron trastornos de ansiedad, depresión o baja autoestima, lo que llevó a los investigadores a concluir que el sexting no está relacionado a conductas sexuales riesgosas ni a problemas psicológicos y que, por el contrario, esta práctica podría ser una clave de éxito en una relación de pareja, ya que el hecho de intercambiar imágenes eróticas y video de contenido sexual explícito, fortalece los lazos de intimidad en la vida contemporánea.
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