Las dos conclusiones más contundentes que arroja este post son contrastantes y emblemáticas:
Por un lado, resalta el esfuerzo y la actitud mancomunada y lúcida de la comunidad de todo un barrio de la ciudad de Córdoba, en Argentina, quien no cejó en los reclamos de sus derechos ante la justicia hasta obtener un justo veredicto favorable en relación a fumigaciones realizadas en la zona que provocaron enfermedades, mientras en la acera de enfrente, pone en evidencia la total inacción gubernamental, donde, por simple incompetencia o por espurios convenios ( o por la suma de ambos ), se deja en total estado de indefensión a la población que los eligió para que hagan exactamente lo contrario a lo que hacen...o nó hacen.
Un grupo de mujeres pertenecientes a un colectivo llamado Las Madres de Ituzaingó llevó la causa a juicio por dos hechos puntuales de fumigación ilegal, en 2004 y en 2008, en los alrededores de un barrio de la ciudad argentina de Córdoba llamado Ituzaingó que sufre desde hace más de una década fumigaciones con los agroquímicos glifosato y endosulfán en campos sembrados con soja, y logró que el tribunal de la Cámara I del Crímen de Córdoba condene al productor rural Francisco Para y al piloto aerofumigador Edgardo Pancello a tres años de prisión condicional por contaminación ambiental.
Las Madres de Ituzaingó, que recopilaron datos de malformaciones, cáncer y hasta una muerte desde 1999 y supervisaron análisis que evidenciaron el impacto en la salud de la exposición a los agroquímicos, lamentaron el veredicto, ya que esperaban que la condena fuese de prisión efectiva.
No obstante, otras organizaciones sociales, políticas y ambientalistas argentinas consideran que el fallo tiene su lado positivo por tratarse de un caso inédito en el país.
No hay comentarios:
Publicar un comentario