Un cliente claramente disconforme y harto de recibir las "respuestas incorrectas" de la compañía T-Mobile, que como toda multinacional suele responder al reclamo de sus clientes ( en realidad, el tratamiento que reciben ante cualquier reclamo es más cercano al de un prisionero de guerra ) con un " todo está bien hasta que algo está mal", estuvo relacionado con la denegación de un reintegro en el marco de un contrato de telefonía móvil ( donde también suele aplicarse un " todo está escrito hasta que alguien intenta escribir" ), la emprendió contra las instalaciones de la empresa ubicadas en Market Street, en el centro de Manchester, Inglaterra, destrozando apliques de la pared, extintor de incendios en mano.
Jason Codner, de 42 años, provocó el caos durante varios minutos hasta que cinco miembros de la policía intervinieron y lo arrestaron bajo los cargos de daño criminal y delito contra el orden público.
Los siete miembros del personal y varios clientes que se encontraban dentro del local resultaron ilesos.
Personal de T-Mobile explicó que la disputa se originó en torno al relamo de un reembolso que no fue posible otorgarle a Codner por estar - siempre según la visión de T-Mobile - " claramente fuera de los términos y condiciones establecidos".
Podemos analizar la actitud de Codner de dos maneras diferentes: ver, simplemente, el desahogo mediante una actitud violenta desproporcionada, desequilibrada e irreflexiva ante la falta de respuesta por un reclamo que él consideró injusto, o en cambio, verlo como una catársis en el contexto social, un representante de la tensión y frustración de toda una sociedad ante los constantes abusos y desconsideraciones que debe soportar diariamente en aras de un civismo que parece funcionar sólo en una dirección, sin obtener la más mínima respuesta equivalente "del otro lado de la balanza".
Ojalá que el enjuiciamiento de Codner sirva de marco para replantear toda la estructura de esta y otras empresas equivalentes ( todo el abanico de servicios al cliente de todas las empresas de telefonía móvil ) para que el "cliente" vuelva a recuperar el poder de los derechos que esta figura implica.
Los siete miembros del personal y varios clientes que se encontraban dentro del local resultaron ilesos.
Personal de T-Mobile explicó que la disputa se originó en torno al relamo de un reembolso que no fue posible otorgarle a Codner por estar - siempre según la visión de T-Mobile - " claramente fuera de los términos y condiciones establecidos".
Podemos analizar la actitud de Codner de dos maneras diferentes: ver, simplemente, el desahogo mediante una actitud violenta desproporcionada, desequilibrada e irreflexiva ante la falta de respuesta por un reclamo que él consideró injusto, o en cambio, verlo como una catársis en el contexto social, un representante de la tensión y frustración de toda una sociedad ante los constantes abusos y desconsideraciones que debe soportar diariamente en aras de un civismo que parece funcionar sólo en una dirección, sin obtener la más mínima respuesta equivalente "del otro lado de la balanza".
Ojalá que el enjuiciamiento de Codner sirva de marco para replantear toda la estructura de esta y otras empresas equivalentes ( todo el abanico de servicios al cliente de todas las empresas de telefonía móvil ) para que el "cliente" vuelva a recuperar el poder de los derechos que esta figura implica.
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