Para la Doctora Maggie Aderin-Pocock, una científica espacial experta en satélites y asesora del gobierno británico, los aliens pueden parecerse a medusas gigantes.
Reconoció que es muy probable que exista vida extraterrestre pero que debemos estar preparados para que sea mucho más extraña de lo que cabría imaginar y en lugar de apariencia y tamaño antropomorfo, sean medusas con apéndices con forma de cebolla y del tamaño de un campo de fútbol flotando en nubes de metano.
Especulando con cómo podría ser la vida inteligente en Titán, la luna de Saturno, la Dra. Aderin-Pocock dijo que serìan criaturas generadas a partir del silicio en lugar del carbono que es la base de la vida tal cual las conocemos y serían capaces de vivir sin absorver la luz a través de su piel, aspirando productos químicos a través de sus bocas gigantescas y hablando a través de pulsos de luz.
Estas criaturas no habitarían el mar, sinó que flotarían en atmósferas similares al del planeta Júpiter y el supuesto apèndice con forma de cebolla actuaría como globo de flotaciòn dejando entrar o salir gas.
Gran parte de la inspiración de la científica proviene de las extrañas formas de vida descubiertas recientemente en las profudidades del océano, y reconoció que la "sabiduría" científica estaba limitada por lo que veìa alrededor.
Sus opiniones fueron vertidas en una charla del canal de televisión británico Eden, en el contexto de un especial dedicado al Mes de La Ciencia.
La reflexión, si bien puede sonar un tanto rocambolesca, sirve para reflexionar sobre las posibilidades reales de contacto humano con otras especies inteligentes: no sólo es necesario que existan formas de vida inteligente en la galaxia, sinó entender a partir de qué códigos establecer una comunicación que sea afín a ambas especies, además de la obvia coincidencia en el tiempo y en la evolución tecnológica.
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