Un caso completamente atípico se dió en la ciudad galesa de Aberystwyth, en Gran Bretaña, cuando, debido a una gigantesca confusión burocrática entre la policía y el concejo, fueron despedidos todos los agentes de tráfico de la ciudad, y el tranquilo balneario de actividad universitaria de repente, pasó a gozar de estacionamiento libre y gratuito para todos sin temor a multas ni castigos.
El caso se convirtió en un verdadero experimento social, ya que durante un año completo, los ciudadanos dispusieron de completa libertad para hacer lo que se les plazca con sus automóviles.
El resultado fue el caos, la anarquía e incluso la violencia, y cualquier fé basada en que por la propia naturaleza humana, la gente actuaría igualmente con responsabilidad respetando las restricciones de todos modos, se vió muy rápidamente disipada.
Hoy, por donde quiera que se mire, hay automóviles donde no deberían estar: sobre líneas amarillas simples y dobles, en las paradas de autobús, en las aceras y en los estacionamientos para minusválidos, e incluso algunos con sus matrículas ocultas.
Obviamente, esto degenea en peleas, llegándose a los puñetazos por un lugar y lo más irónico es que, pudiéndose estacionar en cualquier lugar, no se puede encontrar ni un sólo lugar para estacionar
Los distribuidores dejan sus camiones en el medio de la calle sin importarles los bocinazos y las colas que generan detrás suyo y la única ley de tránsito parece ser "lo que me conviene y cuando me conviene".
Sin embargo, nó todos están descontentos con las calles liberadas: no se ha registrado incremento en los accidentes de tránsito y los comerciantes aseguran que este caos ha sido bueno para sus negocios.
Los turistas, por su parte, ven como algo maravilloso el estacionamiento gratuito para todos.
Por otra parte, aseguran que las rencillas ocurren igualmente en ciudades con controles y que la conducción y estacionamiento en ciudades suele sacar lo peor de la gente siempre.
De todas maneras, Aberystwyth está a punto de reestablecer el orden a través de un equipo de control civil apoyado por oficiales del órden que vá a trabajar y patrullar la ciudad los siete días de la semana, incluyendo las noches y los días festivos.
Hoy, por donde quiera que se mire, hay automóviles donde no deberían estar: sobre líneas amarillas simples y dobles, en las paradas de autobús, en las aceras y en los estacionamientos para minusválidos, e incluso algunos con sus matrículas ocultas.
Obviamente, esto degenea en peleas, llegándose a los puñetazos por un lugar y lo más irónico es que, pudiéndose estacionar en cualquier lugar, no se puede encontrar ni un sólo lugar para estacionar
Los distribuidores dejan sus camiones en el medio de la calle sin importarles los bocinazos y las colas que generan detrás suyo y la única ley de tránsito parece ser "lo que me conviene y cuando me conviene".
Sin embargo, nó todos están descontentos con las calles liberadas: no se ha registrado incremento en los accidentes de tránsito y los comerciantes aseguran que este caos ha sido bueno para sus negocios.
Los turistas, por su parte, ven como algo maravilloso el estacionamiento gratuito para todos.
Por otra parte, aseguran que las rencillas ocurren igualmente en ciudades con controles y que la conducción y estacionamiento en ciudades suele sacar lo peor de la gente siempre.
De todas maneras, Aberystwyth está a punto de reestablecer el orden a través de un equipo de control civil apoyado por oficiales del órden que vá a trabajar y patrullar la ciudad los siete días de la semana, incluyendo las noches y los días festivos.
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