Científicos japoneses de la Universidad de Nagoya han descubierto un potente y misterioso bombardeo de radiación procedente del espacio exterior hace más de 1.200 años del cual sólo quedó evidencia en lo profundo de la corteza de dos árboles de cedro.
Fusa Miyake, y su equipo, estudiando los anillos de crecimiento de dos árboles que datan de 1.200 años, descubrió que una explosión de proporciones épicas se produjo entre los años 774 y 775, de la cual también dan testimonio sedimentos marinos en todo el mundo.
Pero lo incomprensible es que no existe registro alguno de que algo sucediera en los cielos en dicho período, excpeto una nota de un oscuro historiador del siglo 13.
El problema es que debería haber un registro, y no lo hay ( en 1006 y 1056, por ejemplo, se registraron explosiones de estrellas que fueron visibles durante el día a simple vista y se dejó constancia en todo el mundo, pese a que su potencia no era de gran alcance ).
Si se trataba de una supernova - una estrella que explota en el espacio profundo - nuestros telescopios modernos deberían ser capaces de identificar los restos, es decir su "cadáver", además de las obvias anotaciones y relatos que deberían haber producido historiadores chinos y europeos.
El hallazgo encontrado en la corteza de los cedros, indica que entre las partículas que los árboles capturan de la atmósfera durante la fotosíntesis, hay, dentro de los anillos de crecimiento anual, carbono -14.
El carbono-14 se forma cuando los rayos cósmicos interactúan con el nitrógeno y el oxígeno de nuestra atmósfera, y se estima que sólo puede ser causado por masivas erupciones solares, o bombardeos radiactivos de las supernovas ( es decir, estrellas que mueren ).
En estos dos cedros-y sin duda en muchos registros de otros árboles de la época - se produjo un aumento gigantesco del 1,2 por ciento de carbono-14 ( la variación anual normal es de 0,05 % ), implicando un aumento 20 veces superior al habitual.
Es decir, que, según el mudo testimonio de los árboles, el sol debió registrar una erupción de proporciones realmente gigantescas, varias veces superior a la hasta hoy considerada la mayor de todas, producida en enero de 1.912, o bien una súper estrella debió generar una mega explosión en la galaxia.
Pero no hay nada en el cielo que registre semejantes eventos y en cuanto a testimonios humanos, sólo puede rescatarse el de un cronista inglés del siglo 13, llamado Roger de Wendover, que, según la revista New Scientist, es citado diciendo: "En el Año de los signos del Señor de 776, fiero y temible se observó el cielo después del atardecer , y serpientes aparecieron en Sussex, como si estuvieran brotado de la tierra, ante el asombro de todos ".
Esto podría interpretarse como la más gigantesca llamarada solar jamás registrada por nuestro sol ( aunque el inglés dice que las serpientes parecían brotar DESDE la tierra ), pero de haber ocurrido habría destruído por completo nuestra capa de ozono, generado enormes auroras boreales y dejado huellas identificables más de 1.000 años más tarde.
En el Reino Unido también investigadores de la Universidad de Queen, en Belfast, han encontrado árboles con un gigantesco aumento de carbono -14 en sus anillos, rondando la misma fecha que el descubrimiento realizado en Japón.
Pero lo incomprensible es que no existe registro alguno de que algo sucediera en los cielos en dicho período, excpeto una nota de un oscuro historiador del siglo 13.
El problema es que debería haber un registro, y no lo hay ( en 1006 y 1056, por ejemplo, se registraron explosiones de estrellas que fueron visibles durante el día a simple vista y se dejó constancia en todo el mundo, pese a que su potencia no era de gran alcance ).
El hallazgo encontrado en la corteza de los cedros, indica que entre las partículas que los árboles capturan de la atmósfera durante la fotosíntesis, hay, dentro de los anillos de crecimiento anual, carbono -14.
El carbono-14 se forma cuando los rayos cósmicos interactúan con el nitrógeno y el oxígeno de nuestra atmósfera, y se estima que sólo puede ser causado por masivas erupciones solares, o bombardeos radiactivos de las supernovas ( es decir, estrellas que mueren ).
En estos dos cedros-y sin duda en muchos registros de otros árboles de la época - se produjo un aumento gigantesco del 1,2 por ciento de carbono-14 ( la variación anual normal es de 0,05 % ), implicando un aumento 20 veces superior al habitual.
Pero no hay nada en el cielo que registre semejantes eventos y en cuanto a testimonios humanos, sólo puede rescatarse el de un cronista inglés del siglo 13, llamado Roger de Wendover, que, según la revista New Scientist, es citado diciendo: "En el Año de los signos del Señor de 776, fiero y temible se observó el cielo después del atardecer , y serpientes aparecieron en Sussex, como si estuvieran brotado de la tierra, ante el asombro de todos ".
En el Reino Unido también investigadores de la Universidad de Queen, en Belfast, han encontrado árboles con un gigantesco aumento de carbono -14 en sus anillos, rondando la misma fecha que el descubrimiento realizado en Japón.
Los científicos están desorientados: ¿ què misterioso acontecimiento cósmico extremadamente energético sucedió en nuestro entorno espacial hace 1.200 sin que la causa fuera una llamarada solar o una supernova?.
¿Y cómo, de alguna extraña manera, pudo mantenerse secreto a la atención de los habitantes de la Tierra?.
Los investigadores nipones reconocieron con gran sabiduría que " con nuestros actuales conocimientos no podemos especificar las causas de este evento."
Un misterio fascinante, que abre la mente a miles de especulaciones.
¿Y cómo, de alguna extraña manera, pudo mantenerse secreto a la atención de los habitantes de la Tierra?.
Los investigadores nipones reconocieron con gran sabiduría que " con nuestros actuales conocimientos no podemos especificar las causas de este evento."
Un misterio fascinante, que abre la mente a miles de especulaciones.
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