jueves, 7 de junio de 2012

LAS GRANDES MENTIRAS DE LA GRAN PIRÁMIDE

ESPEJOS DEL HOMBRE 
Existen numerosas pruebas empíricas que desmienten la “historia oficial” que se enseña en las escuelas sobre estos majestuosos edificios pétreos, hasta hoy los más gigantescos descubiertos sobre la superficie de la Tierra ( aunque sumergidos bajo las aguas los haya más colosales aún, tan colosales como la oculta y desconocida prehistoria del mundo ) y las iremos exponiendo más adelante, pero primero nos gustaría analizar “la prueba humana”. 
Ésta consiste en, simplemente, analizar y estudiar nuestra forma de ser, reaccionar e interactuar ante lo desconocido superior. Primero, veamos nuestra parte animal a través de un ejemplo nó humano:
EL GATO Y EL SESGO DEL DOMINIO
¿Qué sucede si colocamos frente a un minino un objeto que lo supere en tamaño varias veces? el felino reaccionará invariablemente con la siguiente secuencia: 
-Primero se asustará y retrocederá, guardando una distancia generalmente proporcional al tamaño del objeto que desconoce. 
-Luego, sin quitarle un instante su atención, y manteniendo las distancias, tratará de analizar si el objeto es agresivo para con él o lo pone en peligro en alguna forma. 
-Una vez transcurrido un tiempo prudencial que juzgue suficiente para confirmar que no representa riesgos, comenzará un gradual acercamiento, cauteloso y con algunos retrocesos preventivos. 
-La curiosidad es una fuerza incontenible del universo, y el mamífero necesitará establecer un státus con su entorno, y, ante lo desconocido, determinar si la relación será de dominio, indiferencia o sumisión. 
Por lo tanto iniciará contactos físicos con el objeto a fin de definir dicho státus. Al comprobar que no existe reacción agresiva ni peligrosa alguna, el gato entrará en una faz de confianza y dominio, y se apropiará del – para él – gigantesco objeto mediante juegos y otras manifestaciones. Será su dueño y se considerará como tal ya que así es como reaccionan los mamíferos invariablemente ante el sesgo del dominio.
NÓMADES DEL APOCALIPSIS
Pasemos ahora a analizar qué ocurriría si el planeta sufriera una catástrofe apocalíptica que dejara unos pocos sobrevivientes: éstos casi con seguridad pertenecerían en su mayoría a los lugares más alejados de los centros civilizados por poseer sitios naturales más apropiados para resguardarse y por encontrarse más lejanos y menos expuestos a los colapsos de los grandes centros energéticos. 
Sufrirían un retroceso intelectual y tecnológico giganteso, volviendo a los palos y a las piedras, a la vez que enfrentarían un mundo devastado y con escasísimos recursos, por lo cual tras un par de generaciones se verían obligados a volverse nómades en busca de recursos. Indefectiblemente, tarde o temprano llegarían a alguna de las que fueran las grandes capitales del mundo y a sus monumentos. 
MONUMENTALES OLVIDOS
Ahora imaginemos a estos humanos empobrecidos tanto mental como espiritualmente y olvidados del pasado tecnológico de sus ancestros, reaccionando ante, por ejemplo, la aparición ante sus azorados ojos de la pirámide de cristal del Museo del Louvre en Francia, la Casa de la Ópera en Sydney Australia, el Cristo en Brasil, la Estatua de La Libertad en EE.UU., o los arcos del triunfo de España, Roma u otros países europeos.
¿Cómo reaccionarían ante ellos?. ¿Qué no pasaría nada, que recordarían el orígen humano de estos edificios?. Nos permitimos dudarlo seriamente. 
El pasado se olvida, generacionalmente hablando, muchísimo más rápido de lo que se piensa en las culturas humanas. 
Tenemos un claro ejemplo en nuestra propia sociedad: aún culturalmente conectada, googlizada, y con toda la información al alcance de la mano, una reciente encuesta demostró que el 70% de los jóvenes europeos actuales no sabe lo que es un campo de concentración. 
Y estamos hablando de un acontecimiento que se vivió en su propio continente hace poco menos de 70 años y que fue tremendamente impactante en la conciencia colectiva. En una sociedad con sus archivos más que destruídos, evaporados en el éter, sin celulares, ni computadoras, ¿cuánto se tarda en olvidar el pasado?. 
Hay quienes ya ni siquiera saben lo que es una máquina de escribir, para qué sirve o cómo se utiliza y no han pasado más de 30 años desde que dejaron de utilizarse. 
Por consiguiente, lo más probable es que nuestros nómades sobrevivientes seguirían la misma secuencia que el gato de nuestro ejemplo: primero guardarían una distancia prudencial ( muy al estilo de lo que ocurre con el famoso monolito de la película 2001 Odisea en el Espacio ), luego crecerían en confianza ante la ausencia de agresividad, y finalmente ocuparían el lugar, generando el ancestral impulso del dominio. 
Con el paso del tiempo, otras tribus vecinas, como consecuencia de la constante asociación de los ocupantes de los edificios con los mismos, comenzarían a atribuírles la autoría, mito que les otorgaría un status de superioridad y supremacía. 
Los ocupantes de – por ejemplo - la pirámide de cristal del Louvre, inscribirían en sus paredes el nombre del jefe de su tribu y de sus antecesores, y probablemente enterrarían en su interior a sus líderes por ser un sitio de veneración ( el hombre teme a lo que desconoce, y venera a lo que teme ), lo cual aumentaría las posibilidades de que alguien extraño a esta cronología los confundiera con sus constructores. 
Sin embargo, al escribir su propia historia estos pueblos probablemente atribuirían la obra “ a los dioses”, que equivaldría a reconocer su total ignorancia ( disfrazada de respeto temeroso ) sobre el origen de tamañas moles. 
EL REINO DEL REVÉS
Así creemos nosotros que ocurrió en el pasado remoto e incluso así fué documentado por sus actores originales, aunque luego deformado por los arqueólogos contemporáneos: en el caso concreto de la Gran Pirámide y todo el complejo de Giza, su construcción data de tiempos ancestrales, y es atribuible a una civilización perdida que precedió a los faraones, hace más de 12.000 años. 
Los faraones y su pueblo sólo la ocuparon ( al igual que ocurrió con otras tribus en diversos lugares del planeta con otras obras monumentales), construyendo luego pirámides más pequeñas y rudimentarias en un vano intento de emular la grandeza de quienes antes que ellos fueran los señores de Egipto y del Mundo. 
Ergo, la cronología que ha establecido la arqueología respecto a la antigüedad de las pirámides está completamente al revés: las más antigüas son las más grandes, donde proliferan los misterios y no existen inscripciones, sellos reales o rasgos decorativos simplemente porque su razón de ser era tecnológica: ni siquiera nosotros decoramos demasiado los elementos que tienen una simple utilidad práctica. 
El grupo de pirámides más pequeñas, profusas de inscripciones en sus muros ( éstos sí, reflejos culturales y religiosos humanos ), son las más nuevas, las construídas por el hombre en su intento de imitar o de honrar, incluso muchas veces montadas sobre cámaras secretas y otras estructuras incomprensibles subyacentes de otras épocas y tecnologías ( la pirámide de Zoser es un claro ejemplo de esto ). 
Se nos explica que las pirámides escalonadas eran las más antiguas, los primeros intentos de erigir pirámides que luego se fueron perfeccionando hasta llegar a Giza: nosotros lo vemos a la inversa: Giza era el modelo ancestral de perfección a seguir ( además es la única conocida que posee pasajes ascendentes y sofisticados componentes internos por encima del suelo ). 
Existen constancias empíricas ( ej.: Meidum ) de que muchas se les derrumbaron en sus intentos al intentar copiar el imposible ángulo de 52° de la Gran Pirámide ( el “número secreto del Arquitecto Divino Thot” ), resignándose a levantar estructuras acodadas con un ángulo de 44°, lo máximo que puede construír el humano sin que se derrumbe.
LA VERDAD INCÓMODA 
Dicho todo esto, pasaremos ahora a enumerar evidencia empírica que existe al respecto: La Tablilla de la Victoria del Rey Menes o Paleta de Narmer muestra al Rey Menes ( el primer rey de la primer dinastía ) triunfante de sus batallas, con su corona roja que ubica geográficamente la zona de Giza, y con una pirámide triangular de fondo ( en foto, ver arriba, a la izquierda ). 
Un objeto de piedra perteneciente a Keops descubierto en 1850 por el fundador del Museo Egipcio de El Cairo, Auguste Mariette, dá a entender claramente que la esfinge y la Gran Pirámide ya existían en esa época.
Es la polémica Estela del Inventario, ( la “estela maldita” para los egiptólogos oficialistas pues destruye todo su cuento de hadas y evidencia contundentemente el fraude con que rodearon al monumento ) en la cual Jufu en persona se atribuye el mérito de haber RESTAURADO santuarios como la Gran Pirámide cuya construcción atribuye a los dioses ( al igual que a la Esfinge ) y sólo se erige como constructor de una de las pequeñas pirámides satélite que están junto a la Gran Pirámide, dedicada a una de sus mujeres, llamada Henutsen. 
El propio Herodoto, ( historiador y geógrafo griego ) en una parte del relato de su visita a Egipto en el siglo V a.c., cuenta que sus guías le confirmaron que ésa había sido efectivamente la secuencia de construcción de las pirámides. 
Los sumerios también reflejan las pirámides en los sellos cilíndricos en los cuales relatan La Guerra de Las Pirámides ( evidentemente mucho más antigüas que el reinado de Keops ) mostrando un águila divina remontándose sobre dos de ellas. 
Por supuesto, la reacción de la egiptología dominante ante estas y otras fuertes pruebas de su engaño, es decretar su falsedad, o atribuírle el carácter de copias apócrifas de otras más antiguas con modificaciones irrespetuosas de monjes encargados de copiarla ( es decir: transfieren al documento sus propias patologías de torcer la realidad tanto como sea necesario para que continúe funcional a sus teorías ). 
Precisamente, toda la egiptología se apoya para mantener su castillo de naipes sobre Keops en una oportuna inscripción hallada por Howard Vyse y John Perring en una de las cámaras de descarga, que está fuertemente sospechada de falsificación ( Walter M.Allen, bisnieto de Humphries W.Brewer un albañil que participó del hallazgo denunció que su antepasado había sido despedido precisamente por descubrir el fraude ) pues su escritura es hierática, por varios siglos posterior a Keops y a la IV Dinastía. 
Algunas traducciones de textos ancestrales egipcios parecen hacer referencia a un complejo subterráneo que complementaba las pirámides y aparentemente en 1996 Larry Hunter, Andrew Collins en 2008 y otros investigadores habrían descubierto una red de túneles bajo el complejo de Giza que – según Hunter – llevaba a una enorme ciudad subteránea de 12 pisos de profundidad abarcando un área de varios kilómetros pero que fue mantenido en secreto, al igual que la existencia de un río subterráneo. 
Hemos analizado cientos de veces en este blog la patología de los dogmas inamovibles, y el atraso e ignorancia extrema que éstos acarrean, y la Gran Pirámide no es una excepción, ocultando el hecho de que las pirámides no eran monumentos funerarios ni templos de culto (  lo cual no quita que mucho después de su construcción hayan sido acondicionados para dichos usos por quienes no fueron sus constructores ) sinó elementos funcionales de una compleja tecnología que desconocemos en absoluto.
DOCUMENTAL QUE NOS MUESTRA DATOS HASTA HACE POCO DESCONOCIDOS:

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