Ya lo dijo hace más de un año atrás un amigo e ilustre lector de este blog ( y co-autor de uno de nuestros sitios web favoritos ) Gabriel Waisberg: Pongan atención a Gliese 581.
Este particular sistema de planetas, ubicado en una zona de habitabilidad de su sistema solar organizado alrededor de la enana marrón Gliese 581 M2, posee características bastante similares a la Tierra que los hacen fuertemente sospechosos de vida alienígena inteligente, y ya fue protagonistas de varios culebrones mediáticos, los cuales obviamente distorsionaron la realidad subyacente, pero de ninguna manera la invalidaron: en 2008 ( casi dos años después del descubrimiento del sistema por el European Southern Observatory en La Silla, Chile ), el Astrofísico de la Universidad de Western Sydney, Australia, Ragbir Bhathal, detectó un pulso de luz parecido a un láser procedente de la región el cual podría haber tenido un orígen inteligente, aunque sus incansables búsquedas posteriores no volvieron a registrar otra radioseñal equivalente, quedando sentada la primer incógnita, que fue reforzada en mayo de 2009 por el profesor de astronomía y astrofísica de la Universidad de California Steven Vogt, quien en una entrevista con Lisa-Joy Zgorski afirmó estar un ciento por ciento convencido de que existía vida extraterrestre en la zona de Gliese 581, aunque luego aclaró que se estaba refiriendo a vida microbiana y jamás quedó del todo claro si esta segunda declaración fue inducida o voluntaria.
Por su parte, el Dr. Robin Wordsworth junto a un equipo de investigadores franceses declaró que por lo menos dos de los planetas del sistema eran habitables según una simulación computada con modeladores de clima que llevaron a cabo ( en realidad, todos los planetas del sistema que están bajo fuerte sospecha, son los llamados Gliese b,c,d,e, f y g en un sistema solar que se encuentra a "sólo" 20,5 años luz del nuestro ).
Este particular sistema de planetas, ubicado en una zona de habitabilidad de su sistema solar organizado alrededor de la enana marrón Gliese 581 M2, posee características bastante similares a la Tierra que los hacen fuertemente sospechosos de vida alienígena inteligente, y ya fue protagonistas de varios culebrones mediáticos, los cuales obviamente distorsionaron la realidad subyacente, pero de ninguna manera la invalidaron: en 2008 ( casi dos años después del descubrimiento del sistema por el European Southern Observatory en La Silla, Chile ), el Astrofísico de la Universidad de Western Sydney, Australia, Ragbir Bhathal, detectó un pulso de luz parecido a un láser procedente de la región el cual podría haber tenido un orígen inteligente, aunque sus incansables búsquedas posteriores no volvieron a registrar otra radioseñal equivalente, quedando sentada la primer incógnita, que fue reforzada en mayo de 2009 por el profesor de astronomía y astrofísica de la Universidad de California Steven Vogt, quien en una entrevista con Lisa-Joy Zgorski afirmó estar un ciento por ciento convencido de que existía vida extraterrestre en la zona de Gliese 581, aunque luego aclaró que se estaba refiriendo a vida microbiana y jamás quedó del todo claro si esta segunda declaración fue inducida o voluntaria.
Por su parte, el Dr. Robin Wordsworth junto a un equipo de investigadores franceses declaró que por lo menos dos de los planetas del sistema eran habitables según una simulación computada con modeladores de clima que llevaron a cabo ( en realidad, todos los planetas del sistema que están bajo fuerte sospecha, son los llamados Gliese b,c,d,e, f y g en un sistema solar que se encuentra a "sólo" 20,5 años luz del nuestro ).
De una u otra manera, el revuelo mediático creó una mística que originó incluso la organización de envío de mensajes "interestelares" a través de Twitter comandados por el propio ministro australiano, país que sin duda ha demostrado ser el más obsesionado del mundo con este sistema planetario.
Desde allí precisamente ha surgido ahora otro grupo de astrónomos comandados por Hayden Rampadarath, del Centro de Radioastronomía Internacional de la Universidad de Curtin, que ha decidido volver a la carga para tratar de descubrir señales de alguna civilización avanzada en la zona Gliese publicando sus resultados en la revista‘Astronomical Journal’, donde se señaló que por ahora no se ha logrado localizar radioseñales procedentes del sistema Gliese ( aunque sí se obtuvieron 222 posibles señales inteligentes procedentes del espacio ), pero que proseguirán con su investigación.
Las ‘escuchas’ se están realizando mediante la tecnología de la interferometría de muy larga base, método que consiste en combinar las señales recibidas de los cuerpos celestes por miles de diferentes receptores, telescopios o antenas de radio esparcidas en un área de miles de kilómetros, y que permitiría captar las más minúsculas señales.
Lo que define si un ruido o sonido es fuerte , débil o imperceptible, no es realmente su decibelaje, sinó la capacidad auditiva del observador, o en este caso del escucha, y a medida que la ciencia progresa, el tamaño de las orejas humanas vá creciendo lenta pero inexorablemente en sus capacidades.
Llegará un día en el cual escucharemos los gritos que desde siempre han estado y estarán allí, en el espacio, donde ningún hombre aún ha osado escuchar.
Desde allí precisamente ha surgido ahora otro grupo de astrónomos comandados por Hayden Rampadarath, del Centro de Radioastronomía Internacional de la Universidad de Curtin, que ha decidido volver a la carga para tratar de descubrir señales de alguna civilización avanzada en la zona Gliese publicando sus resultados en la revista‘Astronomical Journal’, donde se señaló que por ahora no se ha logrado localizar radioseñales procedentes del sistema Gliese ( aunque sí se obtuvieron 222 posibles señales inteligentes procedentes del espacio ), pero que proseguirán con su investigación.
Las ‘escuchas’ se están realizando mediante la tecnología de la interferometría de muy larga base, método que consiste en combinar las señales recibidas de los cuerpos celestes por miles de diferentes receptores, telescopios o antenas de radio esparcidas en un área de miles de kilómetros, y que permitiría captar las más minúsculas señales.
Lo que define si un ruido o sonido es fuerte , débil o imperceptible, no es realmente su decibelaje, sinó la capacidad auditiva del observador, o en este caso del escucha, y a medida que la ciencia progresa, el tamaño de las orejas humanas vá creciendo lenta pero inexorablemente en sus capacidades.
Llegará un día en el cual escucharemos los gritos que desde siempre han estado y estarán allí, en el espacio, donde ningún hombre aún ha osado escuchar.
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