miércoles, 16 de mayo de 2012

REVOLUCIONARIA OPERACIÓN DEVUELVE LA MOVILIDAD A UN PARALÍTICO

Un hombre de 71 años de edad, quien quedó paralítico en un accidente de coche de 2008,  debido a la lesión de la vértebra C7 de su cuello, ha recuperado la función motora en sus manos gracias a los doctores de la Universidad de Washington, EE.UU., quienes reconectaron con éxito sus terminales nerviosas.
El paciente podía mover los brazos previamente a la operación, pero había perdido su capacidad de agarrar con los dedos y pellizcar, funciones que ahora ha recuperado.
Ida Fox, asistente de cirugía plástica y reconstructiva en la Universidad de Washington, explicó a la BBC: 
"El circuito de la mano estaba intacto, pero no conectado al cerebro, lo que hicimos es restablecer la conexión de ese circuito. "
Después de ocho meses de entrenamiento, el paciente es ahora capaz ahora de manipular utensilios e incluso escribir un poco, y se espera que logre mejorar aún más sus habilidades, aunque es altamente improbable que recupere la función completa de sus manos, pero eso no quita méritos a esta operación pionera que puede iniciar un camino ascendente hacia cirugías cada vez más exitosas.
El paciente operado perdió además en el accidente el uso de sus piernas. quedando con una movilidad limitada en hombro, codo y muñeca, además de la pérdida de control de sus manos, pese a que su circuito nervioso estaba intacto, pero se había quedado sin conexión con el cerebro.
Los cirujanos restauraron este enlace desviando nervios que trabajaban en la parte superior del brazo.
Es decir que, en lugar de intentar reconectar la médula espinal en el lugar de la lesión, se pidieron prestados nervios (en este caso del codo) y se los redirigió hacia nuevas funciones.
Luego, el paciente fue sometido a fisioterapia intensiva para que su cerebro vuelva a entender cómo trabajaban ahora sus nervios.
La doctora Susan E. Mackinnon, especialista en lesiones de  nervios periféricos, llevó a cabo la cirugía reconectando los nervios por encima de la lesión, que al correr paralelos a los que se encontraban debajo de la lesión, pudieron dirigir señales a sus vecinos no funcionales.
En este caso, Mackinnon tomó un nervio que no trabajaba, encargado de controlar la capacidad de pellizcar , y lo conectó a un nervio que sí estaba activo, encargado de impulsar los músculos que flexionan el codo.

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