lunes, 21 de mayo de 2012

GEA, UNA CRIATURA VIVIENTE

En los años 70, James Lovelock y Lynn Margulis afirmaron que todos los procesos físicos y biológicos de la Tierra estaban vinculados a través de una auto-conciencia del sistema.
Su libro ( luego de tener que soportar el clásico necio desprecio inicial de la siempre torpe y encorsetada comunidad científica ) se convirtió en un clásico de culto, y la idea de que la Tierra es un sistema químico gigante, un "organismo", persiste hasta nuestros días ( uno de sus innegables seguidores es James Cameron, quien lo dejó claramente plasamdo en su película "Avatar" ), a pesar de que todavía no ha podido ser probado científicamente.
La llamada "Hipótesis Gaia" no pretende considerar el planeta realmente como un ser vivo, sinó el hecho de que todos los organismos vivos y sus entornos se encuentran unidos bajo un sistema conductor de la vida.
En 2010, una encuesta realizada entre 400 académicos británicos, colocó a la "Hipótesis Gaia" con el sexto mayor avance académico de  todos los tiempos.
Uno de los enunciados de la teoría de Lovelock y Margulis sostenía que el azufre producido por los organismos en los océanos se transfieren a la atmósfera y por ende a la Tierra, y es precisamente este punto específico de la hipótesis el que ahora los científicos están en condiciones de intentar probar o refutar, determinando si este producto químico cumple las condiciones de un "sistema" terráqueo global.
Harry Oduro, de la Universidad de Maryland, y actual becario del Instituto de Tecnología de Massachusetts, ha creado una herramienta para rastrear y medir el movimiento del azufre, el décimo elemento más abundante del universo, a través de los organismos oceánicos y la atmósfera terrestre.
Las emisiones de sulfuro de dimetilo desempeñan un papel importante en la regulación del clima, la estabilidad de la temperatura, la salinidad de los océanos y  la radiación de la Tierra.
Las diferencias en su composición puede variar de una manera que ayude a afinar las estimaciones de su influencia en la atmósfera y océanos.
Como todo producto químico el azufre está compuesto por diferentes isótopos ( que se caracterizan por poseer el mismo número de electrones y protones pero diferente número de neutrones ).
Por lo tanto, los isótopos de un mismo elemento se caracterizan por propiedades químicas idénticas, pero diferente masa y  propiedades nucleares, lo cual permite a los  científicos utilizar combinaciones únicas de  isótopos radiactivos de un elemento como firmas isotópicas a través de las cuales se puedan rastrear los compuestos.
Una vez extraídas las muestras, los investigadores sólo deberán aguardar para ver la variabilidad de las firmas de isótopos de azufre de estos compuestos en los océanos bajo diferentes condiciones ambientales y  diferentes organismos.
Por consiguiente, el rastreo de estos ciclos a través de los isótopos permitirá establecer si las conexiones químicas prueban el acoplamiento interactivo que sostiene la Hipótesis de Gaia.

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