La estudiante universitaria egipcia Aisha Mustafa, de 19 años de edad, es la inventora de un sistema de propulsión futurista para naves espaciales que deja atrás la actual tecnología utilizada por las agencias espaciales usando principios cuánticos para conducir satélites y otros vehículos a través del espacio.
La invención de Mustafa aplica energía a objetos en el vacío utilizando la fuerza del Casimir-Polder, un oscuro efecto cuántico que se ha descripto como una especie de banda de goma invisible existente entre dos objetos separados por una distancia pequeña en relación a su tamaño que se genera por fluctuación magnética, medible y predicha en la teoría cuántica de campos, y que se encuentra invariablemente presente en los campos eléctricos microscópicos en condiciones de vacío cuántico ( cabe destacar que las actuales limitaciones científicas circunscriben las investigaciones cuánticas a niveles microscópicos, siendo por ahora imposible experimentar o medir a escala "humana" ).
La invención de Mustafa aplica energía a objetos en el vacío utilizando la fuerza del Casimir-Polder, un oscuro efecto cuántico que se ha descripto como una especie de banda de goma invisible existente entre dos objetos separados por una distancia pequeña en relación a su tamaño que se genera por fluctuación magnética, medible y predicha en la teoría cuántica de campos, y que se encuentra invariablemente presente en los campos eléctricos microscópicos en condiciones de vacío cuántico ( cabe destacar que las actuales limitaciones científicas circunscriben las investigaciones cuánticas a niveles microscópicos, siendo por ahora imposible experimentar o medir a escala "humana" ).
Como las referidas fluctuaciones de este efecto se hacen más fuertes a medida que los objetos se acercan ( y cuanto más grande es su tamaño ) , un átomo neutro aislado puede ser utilizado como fuerza de empuje.
La fuerza física generada se debe a la resonancia de los campos magnéticos entre ambos cuya intensidad decae rápidamente con la distancia y se incrementa exponencialmente con la cercanía, de tal manera que, al menos en una escala por debajo del micrómetro, llega a ser tan fuerte que se convierte en la potencia dominante entre dos conductores neutros produciendo el equivalente de una atmósfera de presión, lo cual en términos de energía es una enormidad que serìa capaz de proporcionar la fuerza suficiente para propulsar naves a través del espacio sin utilizar reactores nucleares.
La NASA ya había realizado una investigación similar con esta fuerza con la idea de generar a su alrededor una 'vela' flotando en el espacio.
La fuerza física generada se debe a la resonancia de los campos magnéticos entre ambos cuya intensidad decae rápidamente con la distancia y se incrementa exponencialmente con la cercanía, de tal manera que, al menos en una escala por debajo del micrómetro, llega a ser tan fuerte que se convierte en la potencia dominante entre dos conductores neutros produciendo el equivalente de una atmósfera de presión, lo cual en términos de energía es una enormidad que serìa capaz de proporcionar la fuerza suficiente para propulsar naves a través del espacio sin utilizar reactores nucleares.
Mustafa ha patentado su invento en la Academia Egipcia de Investigación Científica y Tecnológica (ASRT) y dice que tiene como objetivo ponerlo a prueba en futuras misiones espaciales
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