El gas metano es conocido por su potente efecto invernadero y se encuentra en enormes cantidades debajo de los glaciares, pero el calentamiento global que está llevando al derretimiento del permafrost está desatando filtraciones que podrían impactar fuertemente en el clima mundial.
Utilizando mediciones terrestres y aèreas, un estudio reciente realizado en Alaska y Groenlandia, detectó la preocupante cifra de 150.000 'filtraciones de metano, en su mayoría a lo largo de las fronteras donde los glaciares y el permafrost se están derritiendo, liberando la gigantesca trampa que lo hacía permanecer atrapado en los yacimientos de hidrocarburos, restringiendo el flujo atmosférico.
Katey Walter Anthony y sus colegas examinaron las enormes y abruptas emisiones que se agregan a un descubrimiento similar realizado recientemente por un barco de investigación ruso que encontró más de 100 fuentes, algunas de más de un kilómetro de ancho, de enormes burbujas de metano ascendiendo a la superficie desde el fono del mar en la plataforma sibieriana oriental del Ártico a una escala nunca vista antes, según afirmó el doctor Igor Semiletov.
Normalmente, las burbujas de metano del fondo marino se convierten en dióxido de carbono antes de llegar a la superficie, pero la capa de hielo actualmente es tan superficial que la emisión simplemente no tiene tiempo de oxidar y se desplaza directamente a la atmósfera.
Los científicos estiman que el metano atrapado debajo de la plataforma de hielo podría dar lugar al cambio climático extremadamente abrupto.
Las actuales concentraciones de metano en el Ártico promedian las 1,85 partes por millón, las más altas en 400.000 años.
Durante períodos más fríos de la Tierra, la planicie costera ártica densamente congelada no liberaba metano.
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