
La elegante "flor" estaría formada por miles de espejos finos y curvados que además tendrían movimiento para poder aprovechar al máximo la energía recogida que luego paneles fotoválticos convertirían en microondas para enviarlos a la Tierra.
Sería el comienzo de la bio-mimética como desafío energético solar en el espacio y podría originar, de tener éxito, la construcción de grandes plataformas espaciales generadores de enormes cantidades de megavatios.
El desarrollo de este tipo de tecnología podría también hacer más probable que la humanidad pueda construir una esfera de Dyson, una por ahora hipotética megaestructura de talla astronómica imaginada por el físico Freeman Dyson en 1937, que orbitaría el sol recogiendo más energía de la que nuestro planeta pudiera llegar a necesitar.
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