Por si ya no tuviéramos suficiente con el bombardeo de basura espacial que debemos enfrentar debido a la desidia de los países que abandonan a su suerte ( ¡ y a la nuestra ! ) los satélites y demás parafernalia espacial una vez que ya no le son útiles, dejando que pasen
a integrar el bochornoso “mar” de basura espacial que orbita actualmente nuestro planeta y que en cualquier momento puede literalmente caernos en la cabeza sin que ninguno de los “cráneos” responsables de los programas espaciales pueda vaticinar con exactitud dónde y cuándo, ahora deberemos también rezar para que no lluevan cerca nuestro fragmentos de la recientemente malograda sonda interplanetaria rusa Phobos-Grunt.
Según cálculos aproximados del Centro General de Reconocimiento Espacial (CGRE) del Ministerio de Defensa ruso, fragmentos del aparato se precipitarán a tierra el 15 de enero de 2012, es decir, teniendo en cuenta el típico márgen de error de cálculo, durante el transcurso de esta semana o principios de la próxima.
Se trata de fragmentos de unos 200 kilos de peso que no se quemarán duranta la reentrada en la atmósfera terrestre.
Como siempre, nadie tiene la menor idea de dónde caerán los objetos ( los intentos más aproximados vaticinan una zona comprendida entre Londres y el extremos sur del continente americano ), aunque se informó que la fuente radiactiva del aparato ( cobalto-57 ) tiene una masa inferior a 10 kilogramos y por lo tanto no representa peligro alguno para nuestro planeta.
La sonda, que fue lanzada a un costo de 170 millones de dólares el 9 de noviembre desde el cosmódromo de Baikonur (en las estepas de Kazajistán), tenía como destino uno de los dos satélites marcianos, Phobos, del cual pensaba traer muestras de suelo para intentar explicar el orígen de los satélites del sistema solar, pero quedó 'atrapada' por error en una órbita terrestre.
El jefe de la agencia rusa Roscosmos Vladinir Popovkin ( en consonancia con el coronel retirado del ejército Teniente General Nikolai Rodinov ) ha sugerido recientemente al periódico ruso Izvestia que el fracaso de la misión podría haberse debido a un sabotaje perpetrado por occidente evitándoles controlar la telemetría de la sonda mediante el uso del Programa de Investigación de Alta Frecuencia Aurora Activa (HAARP) cuya base se supone
se encuentra montada secretamente en algún lugar cerca de Gakona, Alaska, camuflada como un centro de investigación de la ionosfera a cargo de la Marina de los EE.UU. y la Fuerza Aérea ( bajo control de la tenebrosa DARPA, entre otras instituciones de investigación) que ya ha sido reiteradamente culpado por terremotos, fenómenos meteorológicos e incluso por el sabotaje del vuelo TWA 800.
El presidente ruso Dmitry Medvedev no se dejó influenciar por estos intentos de transferencia de responsabilidades y ha dicho que castigará severamente a los responsables del fracaso.
Más diplomático, Popovkin admitió las culpas propias en el proyecto Phobos-Grunt: la misión debió haberse enviado mucho antes ya que muchas piezas a bordo estaban al borde de su caducidad, y luego, en su tramo final, se puso en marcha demasiado aprisa, lo cual aumenta exponencialmente las posibilidades de errores.
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