Un polémico estudio realizado por la Universidad de Princeton, en Gran Bretaña, sugiere que el público ideal para sostener la democracia no es aquél interesado y bien informado, sinó todo lo contrario: personas que no tienen ningún interés político en absoluto son vitales para el funcionamiento de una sociedad democrática ya que ayudan a diluír el efecto de los intereses de las élites educadas y poderosas, que de lo contrario serían mucho más dominantes.
La investigación se realizó con peces, modelos matemáticos y simulaciones por ordenador.
Introdujeron en un cardúmen un gupo de peces fuertemente entrenados para nadar hacia determinados objetivos, y analizaron cómo reaccionaban los grandes grupos cuando los peces con entrenamiento nadaban hacia objetivos de diferentes colores: amarillo, azul y blanco ( la mayoría fueron educados para dirigirse hacia el color azul ) y notaron que cuanto mayor era el número de peces “desinformados” ( es decir, sin entrenamiento ), más tendían a agruparse para nadar hacia el color azul.
Por su parte, los peces que eligieron el color amarillo lo hicieron obstinada y reiterativamente, demostrando una verdadera convicción en su gusto, aunque representaron siempre una minoría y no fueron capaces de influenciar a la masa.
El contagio e influencia sobre otros peces de aquellos apáticos que seguían simplemente el azul de la mayoría fue notoriamente superior sobre el grupo que aún no se había decidido.
En dichos grupos, aquellos animales ignorantes que no tenían ningún sentimiento ni interés muy fuerte sobre el resultado de determinadas situaciones, simplemente decidieron alinearse con el grupo más numeroso, o sea ponerse del lado de la mayoría, lo cual cuestiona, según las conclusiones de los investigadores, que una minoría pueda manipular a votantes desinteresados y apáticos.
"El punto de vista clásico es que los individuos mal informados o no comprometidos permiten la proliferación de puntos de vista extremos. Hemos descubierto que puede no ser una conclusión correcta" dijo el autor principal del experimento, profesor Iain Couzin, de la División de Ecología y Biología Evolutiva de la Universidad de Princeton.
"Hemos demostrado que los apáticos influyen en la decisión de la mayoría, incluso de cara a una minoría poderosa ",
"Evitan el estancamiento y la fragmentación porque la fuerza de una opinión ya no importa y todo se reduce a números."
Sin embargo, existen claros límites para el efecto: si los peces "desinformados", son demasiados, todo el grupo se detiene.
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