


Casi al mismo tiempo, otro monje inglés llamado William de Newburgh, también escribió la misma historia en el monasterio de Yorkshire. Se especula que el abad Ralph, que solía viajar
asiduamente por East Anglia, tomó conocimiento de la historia por boca de uno de sus supuestos protagonistas directos, Sir Richard Calne ( como ya veremos más adelante ). y William por su parte, probablemente lo hizo a través de viajeros que se habrían alojado en su monasterio.




La historia es relatada por Ralph de Coggeshall de la siguiente forma: Entre 1135 y 1154, Los habitantes de Woolpit en el condado de Suffolk encontraron cerca de la boca de un hoyo a un niño y a su hermana, con el color de la piel teñida de color verde, vistiendo ropas de un estilo y una textura desconocida y hablando un lenguaje que nadie pudo entender.

Los niños se mostraban asustados y desorientados, y fueron conducidos hasta Wilkes, a la morada de un caballero llamado Sir Richard Calne, quien los interrogó amablemente pero no logró entender ni una sóla palabra de sus respuestas, aunque su angustia era evidente y lloraron amargamente ante a él.
Los sirvientes del caballero trataron en vano de quitarles el color verde pensando que era un maquillaje, pero finalmente se dieron cuenta que se trataba de la verdadera pigmentación de su piel.


Sir Calne los alojó y les ofreció pan y todo tipo de comida, pero pese a estar evidentemente famélicos, se negaron a comer, hasta que finalmente entre los muchos platos que probaron ofrecerles, les llevaron frijoles, a los cuales parecieron reconocer y se alimentaron con ellos durante largo tiempo sin probar otra cosa.

El estado de salud de ambos era calamitoso, y siempre el varón fue quien se mostró más abatido y lánguido y falleció al poco tiempo,
mientras que la niña fue mejorando paulatinamente viviendo muchos años al servicio del caballero y su familia siendo incluso bautizada ( aunque su conducta fue siempre un tanto lasciva y libertina ) y con el transcurrir del tiempo el color de su piel se fue volviendo mas claro hasta adquirir un tono casi normal.


Una vez que se logró que aprendiera a hablar en inglés, la interrogaron sobre su lugar de procedencia y contó que provenía de un mundo subterráneo en el cual todo era color verde y no existían el día y la noche sinó un tono crepuscular constante.

Un día, siguiendo sus rebaños a través de unas cavernas, escucharon el suave y maravilloso sonido de unas campanillas que provenían del mundo de la superficie.

Fascinados por la melodía, ascendieron por la cueva hasta desembocar en nuestro mundo. Al salir, la luz excesiva del exterior y la diferente densidad del aire les provocó un estado de confusión, y caminaron sin rumbo durante un largo tiempo, hasta que los habitantes de Suffolk los encontraron. Trataron de huir, pero no lograron volver a encontrar la entrada de la caverna.

LOS NIÑOS VERDES DE BANJOS, EL REGRESO



En España se popularizó una versión evidentemente tomada de la leyenda inglesa con algunos ingeniosos agregados, que fue promocionada por el famoso escritor francés Jacques Bergier, y luego mediatizada en 1985 por la propia televisión española. 

Según esta versión, en agosto de 1887, cerca de una población llamada Banjos, en España, unos campesinos vieron salir de una gruta del lugar a los dos niños verdes, agregándose en esta versión que los mismos tenían un aspecto negroide pero con ojos rasgados tipo asiático.

En este caso fueron entregados a un juez en lugar de un caballero ( adaptaciones necesarias debido a los casi 700 años transcurridos entre ambos relatos ), aunque su apellido era similar al que figura en el documento inglés ( Calno en lugar de Calne ) furcio que denuncia claramente el plagio a la historia original.

También dijeron provenir de un país subterráneo ( en este caso agregaron que estaba iluminado por unas bolas solares ) y en esta versión enriquecida se relata que se mandó llamar a un
sacerdote políglota que llegó desde la Universidad de Barcelona para tratar de entender el idioma de los niños, que su piel estaba compuesta por fibras desonocidas para la ciencia y que no tenían páncreas y poseían un solo pulmón.

En esta versión los niños explicaron que su país estaba separado de nuestro mundo por un gran río, que un maremoto inundó sus tierras y que habían escapado hacia el exterior por una gruta para salvarse de morir ahogados.

Evidentemente, la leyenda rural inglesa se extrapoló hasta España ( al igual que ocurrió con otros paises de Europa, como Francia y Alemania ) como un hecho real, donde luego echó sus raíces a nivel folklórico, pero es totalmente falsa: el pueblo llamado Banjos jamás existió, el sacerdote barcelonés tampoco y los archivos de la Universidad de Barcelona no poseen ninguna investigación archivada al respecto.
Se investigó además diferentes lugares con una raíz etimológica próxima a "Banjos" (Bancó, Bajol, Banyoles, cap de Banyos, Bango, Banya, Banyeres, Banyó, Banyuls ) pero ninguno guarda registro, vestigio oral o pista alguna sobre el suceso.
Se trata a todas luces de una simple adaptación de la leyenda inglesa.

Respecto a la autenticidad de la historia en sí, hay quienes no dudan en aseverarla, explicando que los niños provenían de un mundo secreto que se esconde en las entrañas de la tierra, mientras otros intentan teorías menos audaces, como el hecho de que los niños podían proceder
de alguna comarca lejana que hablara un dialecto que los habitantes de Woolpit no comprendieran ( en Europa abundan los dialectos y algunos son realmente incomprensibles para habitantes de zonas más o menos alejadas entre sí ) o que se tratase de hijos de inmigrantes.




Una teoría aceptable pero no menos imaginativa que la fábula en sí.
El color de los niños puede ser explicado también por un tipo de anemia provocado por una dieta deficiente llamada clorosis múltiple, conocida como la “enfermedad verde” por el tono verdoso que adquiere la piel de los que la padecen.



Sin embargo, la mente humana padece trastornos cuando entra en contacto con la realidad falazmente llamada “fantástica”: opone tenaz resistencia inmediata a aceptarla como hecho empírico.







3 comentarios:
La incertidumbre es nuestra certeza más verde...!
Si, verde como nuestra verde esperanza...
Sds! Los enanitos verdes (ja!)
Yo, desde que planifico mi incertidumbre con Nexus7 deje de tener problemas de cualquier color! Jajaja
Está claro nuestro desamparo desde el momento en que nacemos, un desamparo interno e inevitable, un vacío primigenio que a lo largo de toda nuestra infancia se va llenando gracias a que siempre existe alguien que nos cuenta un cuento para dormir con menos miedo.
No importa cuán mentales, intelectuales o empíricos nuestro miedo nos exija ser, no podríamos vivir sin las fábulas, las leyendas, lo fantástico.
Creer o no es una decisión personal, he ahí nuestro libre albedrio…!! (ejemplos en la cotidianeidad de nuestra existencia sobran!)
Cualquier recorte histórico de nuestra realidad contado a quien no pertenece a la misma resultaría ser la más fantástica de las leyendas o fábulas.
Y el empirismo detractor, enojado y obsesionado en desmentir lo fantástico, es, en sí mismo, tan o más fantástico, es también una fabulosa leyenda.
Negarlo ya no demuestra miedo, sino terror, es tan ridículo como si alguien solo fuera al cine contra garantía de que todo lo que sucede en la pantalla es real y comprobable.
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