¿SERES DE OTRO MUNDO EN EL SAHARA?
Se dice que el arte enmudece, y en el caso de las bellísimas y muy artísticas imágenes que 
decoran las rocas del desierto argelino del Tassili no sólo logran enmudecer incrédulos sinó que hablan por sí mismas de una manera totalmente elocuente e impactante, en cuanto a que la representación de artefactos voladores similares a OVNIs, dibujos - que parecen contemporáneos - de alienígenas con grandes cabezas triangulares y enormes y almendrados ojos ( los que nosotros llamamos popularmente “los grises” ), abducciones, astronautas, encuentros cercanos con extraterrestres, y seres gigantes de extraña morfología siendo adorados como dioses por los hombres.
decoran las rocas del desierto argelino del Tassili no sólo logran enmudecer incrédulos sinó que hablan por sí mismas de una manera totalmente elocuente e impactante, en cuanto a que la representación de artefactos voladores similares a OVNIs, dibujos - que parecen contemporáneos - de alienígenas con grandes cabezas triangulares y enormes y almendrados ojos ( los que nosotros llamamos popularmente “los grises” ), abducciones, astronautas, encuentros cercanos con extraterrestres, y seres gigantes de extraña morfología siendo adorados como dioses por los hombres.
Estas pinturas que tienen unos 10.000 años de antigüedad, además de ser unas de las más abundantes descubiertas en el mundo, son escalofriantemente reales, casi periodísticas, y deja muy poco márgen para la refutación del incrédulo.
La tribu Tuareg conserva en su tradición como un hecho empírico que estos extraños seres existieron y convivieron con los humanos en un remotísimo pasado, que fueron los responsables de darle al hombre su primer “aliento evolutivo”, que abandonaron la Tierra y que mucho más recientemente retornaron a Tassili y allí aún reposan sus restos.
En esta meseta ubicada al sur de Argelia ( en la frontera con Libia), donde hace 10.000 años 
crecía una frondosa selva horadada por anchos ríos de los cuales aún hoy día pueden verse las huellas de sus cauces, aparece un macizo montañoso casi sin vegetación de unos 800 kilómetros de largo por 60 de ancho que presenta un mágico paisaje natural con atípicos bosques de cipreses en el medio del desierto y arcos rocosos naturales de curiosas y llamativas formas.
En este contexto, más de 15.000 muestras de rica pintura y artístico grabado rupestre, coronan la zona, que está protegida como Parque Nacional, Reserva de la Biosfera y Bien Natural y Cultural del Patrimonio Mundial de la Humanidad.
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