jueves, 24 de marzo de 2011

SANCTUM LA PELÍCULA

EL SANTUARIOLa película “Sanctum” trata uno de los temas que más me apasiona ( aparentemente, una pasión compartida con James Cameron y Alister Grierson ) : la exploración de cuevas subterráneas (para colmo de bienes, submarina ), y presenta durante su transcurso una sucesión de imágenes intraterrenas que quitan el aliento por su belleza.
De más está decir que salí fascinado luego de presenciar tamaño espectáculo, realzado además por detalles en 3 D que le ponen la frutilla al postre.
No obstante, y tratando con gran esfuerzo de mantener la objetividad, debo señalar varios aspectos del film, algunos no tan brillantes.
En primer lugar, coloco un cartel enorme de ¡WARNING! :La película está promocionada muy engañosamente: el afiche hace creer a cualquier desprevenido que se trata de una película de James Cameron.
Pues de ninguna manera: si leemos la letra chica ( la misma que nunca leemos en los contratos ) veremos que Cameron sólo está presente en la producción ( al menos teóricamente, aunque apostamos unos dólares a que estuvo totalmente involucrado en el manejo de cámaras y robots, y probablemente en más de una sugerencia que creemos reconocer de su estilo, practicando de paso para su saga de Avatar, que también será submarina ). El film está dirigido por Alister Grierson,: y está rodado casi íntegramente en Queensland, Australia ( salvo las escenas subacuáticas, que fueron hechas en un enorme estanque de agua ), aunque simula desarrollarse en las fascinantes cuevas de Papúa en Nueva Guinea ( un cavernoso y misterioso complejo con regiones aún completamente inexploradas que realmente existe, y está situado al norte de Australia, al oeste de las islas Salomón y al sudoeste del océano Pacífico ) a las cuales los protagonistas acceden a través de una no menos espectacular y profunda entrada que llamaron Esa Ala. La película está inspirada en un hecho real que le ocurriera al australiano Andrew Wight, el co-guionista del film y buzo experto, cuando quedó atrapado durante dos días junto con otras 14 personas, en unas cuevas de la península de Yucatán, en México, al colapsar la entrada debido a una inesperada y enorme tormenta que los obligó a buscar a ciegas otra salida dentro de las cavernas, empresa en la que finalmente tuvieron éxito sin que hubiera que lamentar víctimas.
Cameron y Wight tienen grandes afinidades: el buceo, la exploración de profundidades tanto marinas como terrestres, y otras que no nos animamos a asegurar pero que se vislumbran indudablemente en sus rodajes, que incluye una gran cantidad de documentales. Precisamente, ambos entraron en contacto navegando juntos un sumergible a 3.500 metros de profundidad durante la filmación del documental del “Titanic” que realizó Cameron para Discovery Channel. Wight declaró en un reportaje que nunca olvidará el momento en el cual Cameron lo miró y le dijo: “Esto es mucho más difícil que hacer una película. ¿Por qué no hacemos una película?”.Y Wight le respondió: “¡ yo tengo un buen guión!” Obviamente la experiencia personal del australiano sirvió como inspiración, pero se la “maquilló” dramáticamente para la película.
Entrando de lleno en el desarrollo del film, digamos que el mismo vá de mayor a menor: a un comienzo dinámico e impactante, con diálogos irónicos en los cuales se trae permanentemente alusiones cinematográficas, lo sucede una situación muy dramática que, como bien lo dicen los propios protagonistas, hace reflexionar alrededor del hecho de que la búsqueda de aventura y misterios podrá tener su cara romántica, pero tambíén ofrece otra muy costosa y dolorosa.
En estos ambientes extremos, lo “normal” es absolutamente irrelevante, y el hombre toma conciencia directa y sin intermediarios de su verdadera frágil dimensión, en la cual la incertidumbre es la disciplina, poniendo rudos límites a las teorías e infringiendo mortales grietas a las esperanzas. Sin embargo, aún así la mayoría de los hombres reacciona torpemente, aferrándose a esperanzas ilógicas, proyectando posibilidades inexistentes, tomando torpes decisiones egocéntricas en un contexto donde las mismas son imposibles, autoengañándose aún a riesgo de su propia vida.
En el grupo que queda prisionero en las cuevas en la película ( todos ellos, por otra parte, de perfiles muy acentuados y diversos ) el único que tiene en claro estos preceptos y actúa con un pragmatismo frío pero lógico y solidario, es Frank ( Richard Roxburgh ) mientras los demás no sólo se hunden en vanas ilusiones sinó que acusan a Frank de ser insensible y cruel, es decir, de no querer disfrazarse cómplicemente con el mismo fraude. Es impresionantemente clarificador ver esto – que se dá constantemente en nuestra sociedad – enmarcado en una situación extrema y es uno de los mejores logros de la película. Luego, al iniciar los buzos la búsqueda de una salida alternativa, ( que es cuando la película toma la dirección excluyente de la acción ), todo se vá volviendo muy previsible, y de allí hasta el final muy “de molde”. Allí se siente con mucho peso que no está dirigida por Cameron, ya que Grierson no tiene su toque mágico para mantener el interés.
Otro tema en el cual a nuestro gusto falla la dirección es en crear empatía con los personajes ( a pesar de un buen amague en ese sentido en el comienzo ), que quedan muy distanciados todo el tiempo, a pesar de que el desempeño actoral es aceptable, al igual que la banda de sonido.
-“El mundo de las cavernas subacuáticas es fascinante mientras todo es claro y calmo. Es fácil rendirse a sus encantos y no percibir ningún peligro”- declaró Wight - “Pero cuando algo no sale bien, por más simple que sea, como un pelo atrapado en el equipo los errores más pequeños se convierten en la diferencia entre vivir o morir”.
En ese sentido, “Sanctum” se encarga con creces de demostrarlo en varias terribles escenas.Podríamos decir que es una película hecha por expertos en la materia, y en lo que a reflejar los aspectos claros y oscuros de su profesión se refiere, han sido impecables, como así también en lo que se refiere al comportamiento humano, y a captar maravillosamente los ambientes surrealistas que los rodeaban, aunque tal vez poner demasiado entusiasmo en tratar de transmitir toda esta autenticidad documental al espectador les haya hecho descuidar un poco la humanidad de los actores, que es precisamente lo que diferencia una película de un documental.

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