Hace dos veranos, Easton LaChappelle, que entonces tenía 14 años, pensó que sería divertido construír un brazo robótico controlado de forma inalámbrica usando un guante.
No sabía nada acerca de electrónica, programación, o robots, pero estaba aburrido y desesperado por encontar un desafío.
Por eso, durante los siguientes dos años el adolescente, ahora en una escuela secundaria, trabajó en su estrecho taller-dormitorio en Mancos, Colorado, EE.UU., para limar los detalles.
Con el tiempo, consiguió crear un brazo-robot operado por un juego de guantes... y su mente.
LaChappelle comenzó su búsqueda recogiendo conocimientos de los foros en línea y tutoriales sobre sensores, motores y codificación y su primer modelo le ganó el tercer lugar en la feria de ciencia del estado en 2011, pero sus dedos, hechos de un tubo eléctrico muy débil, no podían levantar nada pesado.
Insatisfecho, LaChappelle diseñó una nueva mano con el software de modelado por ordenador, y luego imprimió los huesos de plástico a través Industrias MakerBot en Brooklyn, Nueva York.
La nueva mano tenía apariencia humana dígitos con múltiples articulaciones y un pulgar que podía doblar se hacia adentro, pequeños motores eléctricos en la muñeca que podían curvar los dedos tirando de ligamentos hechos de hilo de pescar que luego, a sugerencia de su madre suplantó por nylon recubierto de alambre de acero. Para quitarle rigidez para retroceder, utilizó bandas de goma que proporcionaron un mecanismo de resorte de vuelta.
Para controlar su robo-miembro, LaChappelle modificó un Nintendo Power Glove para convertir los movimientos reales de la mano en movimientos robóticos y a continuación, hizo un controlador basado en las ondas cerebrales con un auricular del juego de mesa Mindflex, que puede leer las ondas cerebrales de un jugador.
Simplemente concentrándose, LaChappelle puede así abrir y cerrar la robo-mano.
El sistema le ganó el segundo lugar en una feria científica internacional en el año 2012, y sus padres lo recompensaron con su propia impresora 3-D, que ya se encuentra instalada en su dormitorio.
Su próximo objetivo es convertir el robo-brazo en una prótesis de bajo costo pero altamente eficaz.
No sabía nada acerca de electrónica, programación, o robots, pero estaba aburrido y desesperado por encontar un desafío.
Por eso, durante los siguientes dos años el adolescente, ahora en una escuela secundaria, trabajó en su estrecho taller-dormitorio en Mancos, Colorado, EE.UU., para limar los detalles.
Con el tiempo, consiguió crear un brazo-robot operado por un juego de guantes... y su mente.
LaChappelle comenzó su búsqueda recogiendo conocimientos de los foros en línea y tutoriales sobre sensores, motores y codificación y su primer modelo le ganó el tercer lugar en la feria de ciencia del estado en 2011, pero sus dedos, hechos de un tubo eléctrico muy débil, no podían levantar nada pesado.
Insatisfecho, LaChappelle diseñó una nueva mano con el software de modelado por ordenador, y luego imprimió los huesos de plástico a través Industrias MakerBot en Brooklyn, Nueva York.
La nueva mano tenía apariencia humana dígitos con múltiples articulaciones y un pulgar que podía doblar se hacia adentro, pequeños motores eléctricos en la muñeca que podían curvar los dedos tirando de ligamentos hechos de hilo de pescar que luego, a sugerencia de su madre suplantó por nylon recubierto de alambre de acero. Para quitarle rigidez para retroceder, utilizó bandas de goma que proporcionaron un mecanismo de resorte de vuelta.
Para controlar su robo-miembro, LaChappelle modificó un Nintendo Power Glove para convertir los movimientos reales de la mano en movimientos robóticos y a continuación, hizo un controlador basado en las ondas cerebrales con un auricular del juego de mesa Mindflex, que puede leer las ondas cerebrales de un jugador.
Simplemente concentrándose, LaChappelle puede así abrir y cerrar la robo-mano.
El sistema le ganó el segundo lugar en una feria científica internacional en el año 2012, y sus padres lo recompensaron con su propia impresora 3-D, que ya se encuentra instalada en su dormitorio.
Su próximo objetivo es convertir el robo-brazo en una prótesis de bajo costo pero altamente eficaz.
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